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Adolescencia y función paterna

En esta entrega, la Piscóloga Violeta Paolini cómo la función paterna ordena, pacifica y permite que el ser humano se oriente.
25/05/2016
Adolescencia y función paterna

 La clínica actual con adolescentes muestra las dificultades con las que nos encontramos en relación al desfallecimiento del Nombre del Padre, el extravío o la época del desamparo o del Otro que no existe.

Esta declinación de la ley, de la autoridad que regula el goce,  la degradación de la imago paterna trae consecuencias, aumenta la severidad del superyó, hace fracasar operaciones fundamentales en cuanto a la constitución del cuerpo, por ej, y desencadena efectos de segregación como nacionalismos, fanatismos, en donde se torna insoportable que el otro no goce, no se satisfaga, de la misma manera que uno. Este odio, que no es más que odio contra sí mismo ,puede aparecer en forma de depresiones, pasajes al acto suicidas, sobredosis, cuestiones que debían estar elaboradas, segregadas por estructura, da lugar a distintas formas e síntomas en donde esto vuelve al cuerpo, como por ej. en fenómenos psicosomáticos, anorexia e impulsiones.

Si el Psicoanálisis es un síntoma, o el analista dirá Lacan, en la civilización moderna, es porque  es un síntoma de un malestar, que la ciencia, con ninguno de sus aparatos logra reducir. Por eso hace falta creer en el síntoma.

El deseo del analista es un deseo por la diferencia, pero además no alienta ninguna forma de segregación.

La función paterna ordena, pacifica y permite que el ser humano se oriente, cómo?

En una primera época para Lacan, esta función asegura al sujeto un anclaje simbólico, el acceso a la normalidad. Después se va a hablar de los nombres del padre, que es todo lo contrario a un dios, es decir,  un agujero. También es un síntoma que se encarna, por eso hablamos de alguien que presentifica la función, que une  ley y deseo. Ya lo plantea Freud desde Tótem y Tabú con la prohibición del incesto, la exogamia, la prohibición de una cosa, posibilita la otra. De ahí en más, como decíamos antes, se llegará a la función del Padre como algo estructural , es decir, vital para convivir con otros.

Y es necesario además que este padre o quien cumpla su función, esté causado, motivado por una mujer, que sea un padre deseante, no solo funciona como  límite , si no como aquel que encarna un deseo vivo, posibilitando así un goce contingente.

O sea que es una función sostenida por el deseo hacia una mujer, que quiera tener hijos con ella ( ella también debe poder prestarse al juego), y que le brinde a sus hijos, los cuidados necesarios, dice Lacan.

Entonces, la función del padre, si bien ordena los tantos, pone límites, la función no es prohibir ni culpar, sino unir ley y deseo y promover así el deseo en sus  hijos.

Es una función que permite instalar ideales, constituir identificaciones y regular las satisfacciones, dar medida a los goces. Por supuesto, cada uno es responsable de consentir o rechazar esas marcas.

Si hoy asistimos a la caída de la función paterna, tampoco se trata de restituirlo sino de dar lugar a la palabra   y al discurso para posibilitar el lazo social, tratar el goce y ligarlo al deseo.

El mandato superyoico de gozar se impone desde el Mercado: todo es posible de obtener a cambio de un valor económico.

Entonces: no se trata de restituir al Amo antiguo, cómo en la Época Victoriana, ni  desempolvar al Padre caído, sino, como decian G.Brodsky y E. Laurent, no vamos a hacer un canto nostálgico del Padre en declive; sino que a partir de la falla de la función, que es así por estructura, siempre falla, no hay padres ni personas perfectas, se tratara de que un sujeto reinvente, cree, un nuevo acceso a la función paterna y encuentre una salida particular.

Miller en “El Otro que no existe y sus comités de ética”, en el cap. “patologías contemporáneas de la identificación, dice: la identificación es un concepto que como tal evidencia la relación con el Otro, donde es mayor la incidencia del Otro, pero que pasa con la identificación si el Otro no existe?, y llamamos Otro a los referentes para el sujeto.

La identificación simbólica es al Ideal del yo, en su función pacificante de las relaciones del sujeto con el otro.

La diferencia en esta época es que el Otro tiende a desaparecer, y aparecen en su lugar lo que llamamos significantes amos, que son significantes que comandan, mandatos inconscientes a los que el sujeto se aferra. No es que no hay mas ideales, si no que si desaparece la referencia al Otro, aparece una nueva problemática de pensar los limites de la comunidad.

Esto trae aparejado cambios: este S1 es lo que queda del Ideal cuando desapareció todo, el ideal sin el resto, sin el sistema, lo que implica la llamada sociedad del riesgo o del miedo. o lo que es peor, la llamada Ley de Hierro.

Los lazos familiares y sociales en la actualidad están atravesado por la desorientación

Asistimos a un movimiento de la cultura que va en sentido contrario al PSA.  Se tiende a diluir cada vez más los topes éticos que debieran regir la condición humana. Se cree que se puede prescindir del Padre, sin haberse servido de èl. No se puede trasgredir una ley o ir màs allà, si no está, si no se la tiene en cuenta. Servirse del Padre ir màs allà del Ideal,  se trata de servirse no de una persona, si no del lugar estructural del Nombre del Padre,  como de un instrumento.

La chance que propone el Picoanálisis  es tener en cuenta al inconsciente y hacer de èl un síntoma analítico, para llevar al deseo hasta lo real de su causa, hasta el punto de saber si cada uno quiere lo que desea.

Lo que garantiza al Padre es causar. No es una figura tranquilizadora, tiene que despertar la cuestión de la causa de deseo respecto de una mujer, que sea suya para tener hijos, lo quiera o no, dice Lacan, de los que deberá ocuparse paternalmente. Que los hijos que traiga al mundo provengan de ese deseo. Entonces depende de cómo se sostenga la unión entre ese hombre y esa mujer.

“Un padre no tiene derecho al respeto sino al amor, si está perversamente orientado, pero es necesario que no sea cualquiera, a pesar de que cualquiera pueda operar como excepción para que la función de la excepción se vuelva modelo.

Padres, no en el sentido de genitores, sino en el sentido de tener el síntoma-Padre. Entonces, la pregunta planteada es la diferencia entre padre y hombre.

Todavía es necesario que esa mujer acepte ser suya, hacerle hijos y que èl, lo quiera o no, asuma el cuidado paterno.

Entonces, màs que un nombre, en la enseñanza màs avanzada de Lacan, el Padre, es un asunto de deseo. La metáfora paterna hacìa del deseo de  la madre la condiciòn previa y la mediación necesaria para la funciòn del Nombre del Padre. Se trataba de hacer de su mujer , de la mujer elegida, una madre.

Entonces lo que llamamos síntoma .padre es el ej. de un anudamiento entre el amor por una mujer, el deseo sexuado y el consentimiento a la vida reproductiva.

Un deseo de paternidad es distinto de todo deseo pedagògico, esto quiere decir, “lo quiera o no”, con lo cual Lacan separa los cuidados paternos de toda vocacion educativa.

Què es cuidado paterno? el cuidado es considerado mas bien como el atributo de la madre, que ella se consagre a cuidar el cuerpo, que sea la mediadora del lenguaje, todo lo que manifestación de amor. El papel del Padre no reside simplemente en redoblar esos cuidados, si no en la función separadora de su presencia afirmada ante la madre.

El cuidado simbólico es la trasmisión del nombre, introducièndolo en la cadena de las generaciones y en un deseo que no sea anónimo, que se dirija a ese hijo; y èse es el alcance socializante. La cuestión es ver si se puede mantener mas allá del “ocaso del paternalismo”, y, en todo caso, como se puede suplir. Ya que la clínica muestra los rechazos sintomáticos de esta trasmisión.

En la especificidad de la clínica con adolescentes se presentan cuestiones inherentes a ese momento de la vida:

La pubertad se trata de una metamorfosis, como aparece en el texto de los “Tres ensayos para una teoría sexual”, y Lacan habla de despertar, aludiendo al despertar de los sueños en “El despertar de la primavera”. Siguiendo a Freud, “con el advenimiento de la pubertad comienzan las transformaciones que han de llevar la vida sexual infantil hasta su constitución definitiva”, la pulsiòn sexual hasta entonces era  predominantemente automática, es decir encontraba su satisfacción en el propio cuerpo, sin comprometer el cuerpo del otro.

En la pubertad se trata de la puesta en acto de las salidas edìpicas y las vicisitudes de la elección de objeto, pero tambièn para Freud la sexualidad es infantil y traumàtica, por lo cual hay lo inasimilable del trauma, aquello de lo que no se sale definitivamente. Entonces, es un momento inaugural de lo definitivo. La metamorfosis es una respuesta subjetiva a las cuestiones que plantea el Complejo de Castraciòn, momento además, en que lo biológico plantea nuevas consecuencias en relación a la còpula, la posibilidad de reproducción (emergencia de caractes sexuales secundarios) y en donde la cultura demanda un reposicionamiento respecto del ser hombre o del ser mujer. Con la metamorfosis aparece la posibilidad  del encuentro con el otro sexo como un segundo despertar.

Podemos pensar en una “conmoción”,  en una irrupción de goce con orientación a lo real, tomando a lo púber, como un momento en donde el goce interroga al sujeto. (Ampliaremos en la Radio)

El despetar puberal implica un nuevo horizonte, el cuerpo del parteneir como soporte de la satisfacción, es decir, la responsabilidad frente al goce,  despertar que posibilita dirigirse al encuentro entre los sexos.

Goce fuera del cuerpo, hetero,  que conlleva a un trabajo psíquico porque designa un encuentro màs allà del principio del placer.

Despertar como un nuevo encuentro en donde se conmueve el reposo fantasmàtico, tiempo de desamparo en donde se intentan nuevas respuestas, y donde se cuenta con la disponibilidad del acto sexual. Como el amor es contingente el tiempo de lo púber se verà en cada caso en relación al “encuentro fallido con lo real que despierta a un sujeto convocándolo a una nueva cita”.

 

Esto nos introduce en el tema de Hombres y Mujeres, la pareja y el amor, entre otros.

Seguiremos conversando.

 

Violeta Paolini

Psicóloga

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