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Pasaron por La Angostura dos hermanos que viajan por el mundo para concientizar sobre la Hepatitis “C”

Fred Mesquita y José Eduardo resolvieron recorrerán 160.000 km en cuatro años llevando información, haciendo pruebas y concientizando sobre la enfermedad. Ver video -entrevista con DiarioAndino.
10/06/2016
Pasaron por La Angostura dos hermanos que viajan por el mundo para concientizar sobre la Hepatitis “C”

 

Dos hermanos, una camioneta, una causa social, mucho coraje y mucha aventura para vivir. Con eso, Fred Mesquita y José Eduardo se resolvieron a dejar todo y explorar el mundo.
"Completamente diferentes, pero muy parecidos", así, se definen ellos. Después de pasar años sin tener mucho contacto -Fred se fue a vivir a San Pablo y José Eduardo se quedó en Presidente Prudente, ciudad donde nacieron- aceptaron el desafío de dar la vuelta al mundo en cuatro años: de 160 a 180 mil kilómetros, visitando más de 60 países.

A diferencia de cualquier viaje maratónico, Fred Mesquita y José Eduardo son embajadores del proyecto mundial  “Hepatitis Zero”, creado por el Rotary Club e idealizado por la Asociación Brasileña de Portadores de Hepatitis (ABPH).

La propuesta del proyecto mundial es difundir y orientar a las personas sobre la hepatitis C, identificar a los  portadores del virus de la hepatitis, dar soporte clínico y psicológico a esos portadores y ofrecer la oportunidad de tratamiento a todas las víctimas de la enfermedad. En toda la ruta los hermanos llevarán información sobre prevención, realizarán exámenes para diagnosticar posibles portadores del virus, orientarán sobre el tratamiento y cómo se debe proceder si se tiene la enfermedad.

Ayer, ambos pasaron por Angostura y se reunieron con el director del hospital local, en tanto que hoy mismo continúan su viaje hacia el sur del país.

Los viajeros

Fred Mesquita

Viajero experimentado, este joven de 30 años es graduado en artes escénicas. Fred vive en São Paulo y daba conferencias motivacionales por todo Brasil. Comenzó trabajando como actor y director teatral con grandes nombres del teatro brasileño y de América Latina. Es de ahí, que le surgió el gusto por colocar los pies en la carretera: fueron cerca de veinte países visitados en giras. “Me volví adicto a viajar y nunca más pude parar”. Entre las aventuras en el currículo de este nómada moderno, está la vuelta a la costa brasileña en un velero. “Soy un curioso por la vida, adoro conocer nuevas culturas intentando entender la mente humana. Muchos me consideran loco. Aprendí que la vida es el AHORA, que debemos vivir lo más intensamente posible e intentar disfrutar lo mejor que la vida puede ofrecernos. No hablo de cosas materiales y sí de experiencias: ¡y muchas de ellas ningún dinero es capaz de comprarlas”.

José Eduardo

Hermano mayor y más serio, José Eduardo tiene 32 años. Vivió toda la vida en su ciudad natal, Presidente Prudente, en el interior del estado de San Pablo. Allá hizo su vida y carrera. Es graduado en agronomía, pero no se encontró profesionalmente en su área de formación. Anda en busca de nuevos horizontes y un nuevo camino profesional. Es esquivo, desconfiado y la parte más racional de este dúo de hermanos. Es la primera vez que sale de viaje sin fecha fija para retornar. La primera ruta internacional fue acompañando a Fred, a Canadá, en 2013. Se mudó del todo para la capital paulista, para los preparativos de la expedición. “Hace algunos años buscaba nuevos desafíos y algo que me diera placer. Decidí dejar todo para ir atrás de lo desconocido. Acepté este desafío y espero encontrarme en el camino”.

“Carona” (Aventón): la camioneta

El tercer participante de la expedición es un Toyota Bandeirantes (Land Cruiser), año 1998. El carro ya fue una ambulancia del ejército con el sobrenombre “Carona”, el carro fue adaptado para poder viajar por el mundo. Y está preparado para enfrentar todos los desafíos previstos en los cinco continentes, pudiendo pasar por todos los tipos de temperaturas y terrenos: del desierto a la nieve, del frío extremo a las más altas temperaturas, de la playa a las montañas. Además de carreteras de tierra, arena, cascajo, senderos, asfalto, grandes carreteras y hasta a las pequeñas calles y callejones, “Carona” fue adaptado para servir de casa para los hermanos, cuando no haya parada u hospedaje.

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