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Paraje "El Rincón": La tierra donde siempre se vuelve

Varias familias habitan el paraje donde arribó a principios de siglo el policía Rosario Guananja. Hoy conviven los viejos pobladores con nuevas generaciones de familias que se asentaron en el lugar. Fotos.
21/10/2016
Paraje "El Rincón": La tierra donde siempre se vuelve

*Por Mariana M. Fernández 

Las pequeñas casitas de madera y material, pintorescas y prolijas, van apareciendo al costado de la huella interna que parte de la ruta 231. El paisaje es verde, pero conserva algunos matices del gris ceniza que dejó la erupción el Caulle en el 2011: un bosque inerte, seco, custodia el río Totoral y trae al recuerdo de aquel 4 de junio, cuando casi un metro de arena volcánica prácticamente convirtió el río en arenas movedizas y sepultó el paraje “El Rincón”.

La quietud y el silencio obligan a hablar bajito, tocar la puerta con cierto pudor. Sólo interrumpe el ladrido lejano de un perro que anuncia nuestra llegada.

En plena temporada, a pocos metros de allí, suele formarse una interminable cola de autos y gente que intenta cruzar a Chile para hacer “shopping”.

No hay nadie en la casita de Doña Fidelia Guananja.

Metros más adelante, una chimenea humeante nos dice que allí hay gente. Atiende Victoria, la hermana menor de 72 años. Al caer la tarde, las dos hermanas con sus respectivas parejas se reúnen a tomar mate y comer tortas fritas. Es el momento del encuentro.

No hay ruido de tele ni de radio. La energía eléctrica es un servicio de lujo y se debe usar a discreción. Tampoco hay gas natural, todo funciona a leña. Durante el verano la juntan para los meses de frío, pero “el invierno se hace largo y a veces no alcanza”, cuenta Victoria.
Una salamandra económica moderna es la protagonista principal del living –comedor. La mesa, sillas y una biblioteca con fotos y objetos familiares completan el mobiliario.

La vida en el Paraje Rincón es sencilla, pero no fácil. Tienen un sistema de agua precario y en invierno con las temperaturas bajo cero a veces se quedan sin agua. Con sus 83 años a cuestas, Fidelia cocina, cría gallinas y en breve piensa arrancar con la siembra de la huerta para el verano. Años atrás criaba vacas y llegó a tener 30 ovejas, pero por la arena volcánica tuvo que vender los animales.

“Para mí no hay ninguna complicación. Para mí la felicidad más grande es vivir en este lugar. Vivís tranquilo, no te molesta nadie y no tenés problemas con nadie. Hay mucho para hacer, no alcanza el día para hacer las cosas. Un día de puro trabajo. Yo cocino, mi compañero hace cerco y corta leña, y ahora toca sembrar”, dice Fidelia con convicción.

Cuando tenía 16 años falleció el padre y junto a su madre y sus hermanos se mudaron a Bariloche. Después vivió en el Alto Valle unos 30 años, y luego decidió volver a su tierra natal para establecerse definitivamente.

“Nosotros siempre tiramos por este lugar, tenemos lindos recuerdos de la infancia”, agrega. Victoria tenía 5 años cuando debieron mudarse. Vivió en Bahía Blanca y en el 2.000 volvió al Paraje. Hoy de los siete hermanos, cuatro tienen su casa allí.

Identidad y desamparo
Pese a que Villa La Angostura se encuentra a pocos kilómetros y es la localidad más cercana, el paraje no depende de la Municipalidad y los habitantes no votan en las elecciones municipales.

“Yo me siento como de Rincón, no de Villa, nosotros no tenemos derecho a voto de intendente. Sólo votamos a presidente”, apunta Fidelia y Victoria agrega: “Nosotros compramos todo en la villa, vamos cada tres días más o menos a comprar, no sé porque esa diferencia”.

Empezando de cero
Como contraste, unos metros más adentro, Eliana y Luis construyen su casa. La joven pareja, padres de tres niños, trabajan en Villa La Angostura y se mudaron al lugar hace unos meses. Los padres de ella viven en el paraje y les prestaron parte del terreno para que construyan allí.

En el caso de ellos, la opción de mudarse a Rincón fue por necesidad: en el pueblo las viviendas para alquiler permanente escasean y lo que hay tiene precios muy altos.

Los primeros meses hacían más de 100 kilómetros por día sólo para llevar y traer a los chicos a la Escuela. Ahora consiguieron el transporte escolar del Consejo Provincial de Educación.



El paraje

Se encuentra a unos 25 kilómetros de Villa La Angostura y 1km antes del Paso Cardenal Samoré. Al costado de la ruta hay algunas casas, pero la mayoría que pasa por allí ignora que tierra adentro hay más historia y vida.

La familia habita el paraje desde principios de siglo, cuando el abuelo Rosario Guananja, policía, fue destinado a la zona de frontera. Son unas 525 hectáreas y la familia ocupa gran parte de la extensión, aunque debieron pasar décadas para que el Estado les diera la escritura.
Don Rosario tuvo 9 hijos, sus hijos tuvieron varios hijos y nietos, y actualmente las tierras están en sucesión entre todos los herederos.

Del otro lado de la ruta, a orillas del Nahuel Huapi, se encuentra el Camping "El Rincón", ubicado en el Brazo Rincón. El camping es explotado desde hace décadas por la familia Monsalve. 

 

*Periodista DiarioAndino/Diario Río Negro

Fuente: Nota publicada en el diario Río Negro

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