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Padres: Límites, cuidados, temores y dudas

En esta entrega, la Piscóloga Violeta Paolini aborda uno de los temas que mas inquietudes dispara en su columna de FM Andina.
15/03/2017
Padres: Límites,  cuidados, temores y dudas

Teniendo en cuenta las preguntas que surgieron en las conversaciones anteriores, creo importante retomar temas que venimos trabajando, para seguir pensando cómo se presentan en la clínica, las dificultades acerca de los roles familiares.

Básicamente hay dos cuestiones que aparecieron como interrogantes, de absoluta vigencia: Límites y cuidados, así como también, temores, dudas, en padres preocupados por cómo orientar a sus hijos en diferentes momentos de la vida.

Si bien no hay una manera de “ser padres”, abordaremos estos temas refieriéndonos a lo que en Lacan, con Freud, y el Psicoanálisis de la Orientación Lacaniana se llama Función Paterna.

La función paterna ordena, pacífica y permite que el ser humano se oriente ¿Cómo?

En una primera época para Lacan, esta función asegura al sujeto un anclaje simbólico, el acceso a la normalidad. Después se va a hablar de los nombres del padre, que es todo lo contrario a un dios, es decir,  un agujero. También es un síntoma que se encarna, por eso hablamos de alguien que presentifica la función, que une  ley y deseo. Ya lo plantea Freud desde Tótem y Tabú con la prohibición del incesto, la exogamia, la prohibición de una cosa, posibilita la otra. De ahí en más, como decíamos antes, se llegará a la función del Padre como algo estructural, es decir, vital para convivir con otros.

Y es necesario además que este padre o quien cumpla su función, esté causado, motivado por una mujer, que sea un padre deseante, no solo funciona como  límite, si no como aquel que encarna un deseo vivo, posibilitando así un goce contingente.

O sea que es una función sostenida por el deseo hacia una mujer, que quiera tener hijos con ella (ella también debe poder prestarse al juego), y que le brinde a sus hijos, los cuidados necesarios, dice Lacan.     

Entonces, la función del padre, si bien ordena los tantos, pone límites, la función no es prohibir ni culpar, sino unir ley y deseo y promover así el deseo en sus  hijos.

Es una función que permite instalar ideales, constituir identificaciones y regular las satisfacciones, dar medida a los goces. Por supuesto, cada uno es responsable de consentir o rechazar esas marcas.

Si hoy asistimos a la caída de la función paterna, tampoco se trata de restituirlo sino de dar lugar a la palabra   y al discurso para posibilitar el lazo social, tratar el goce y ligarlo al deseo.

Entonces: no se trata de restituir al Amo antiguo, como en la Epoca Victoriana, ni  desempolvar al Padre caído, sino, como decían G.Brodsky y E. Laurent, no vamos a hacer un canto nostálgico del Padre en declive; sino que a partir de la falla de la función, que es así por estructura, siempre falla, no hay padres ni personas perfectas, se tratara de que un sujeto reinvente, cree, un nuevo acceso a la función paterna y encuentre una salida particular.

Miller en “El Otro que no existe y sus comités de ética”, en el cap. “Patologías contemporáneas de la identificación, dice: la identificación es un concepto que como tal evidencia la relación con el Otro, donde es mayor la incidencia del Otro, pero que pasa con la identificación si el Otro no existe?, y llamamos Otro a los referentes para el sujeto.

La identificación simbólica es al Ideal del yo, en su función pacificante de las relaciones del sujeto con el otro.

La diferencia en esta época es que el Otro tiende a desaparecer, y aparecen en su lugar lo que llamamos significantes amos, que son significantes que comandan, mandatos inconscientes a los que el sujeto se aferra. No es que no hay más ideales, si no que si desaparece la referencia al Otro, aparece una nueva problemática de pensar los límites de la comunidad.

Esto trae aparejado cambios: este S1 es lo que queda del Ideal cuando desapareció todo, el ideal sin el resto, sin el sistema, lo que implica la llamada sociedad del riesgo o del miedo.

Lo que garantiza al Padre es causar. No es una figura tranquilizadora, tiene que despertar la cuestión de la causa de deseo respecto de una mujer, que sea suya para tener hijos, lo quiera o no, dice Lacan, de los que deberá ocuparse paternalmente. Que los hijos que traiga al mundo provengan de ese deseo. Entonces depende de cómo se sostenga la unión entre ese hombre y esa mujer.

“Un padre no tiene derecho al respeto sino al amor, si está pere-versamente orientado, pero es necesario que no sea cualquiera, a pesar de que cualquiera pueda operar como excepción para que la función de la excepción se vuelva modelo.

Padres, no en el sentido de genitores, sino en el sentido de tener el síntoma-Padre. Entonces, la pregunta planteada es la diferencia entre padre y hombre.

Todavía es necesario que esa mujer acepte ser suya, hacerle hijos y que él, lo quiera o no, asuma el cuidado paterno.

Entonces, más que un nombre, en la enseñanza más avanzada de Lacan, el Padre, es un asunto de deseo. La metáfora paterna hacía del deseo de  la madre la condición previa y la mediación necesaria para la función del Nombre del Padre. Se trataba de hacer de su mujer, de la mujer elegida, una madre.

Entonces lo que llamamos síntoma .padre es el ejemplo de un anudamiento entre el amor por una mujer, el deseo sexuado y el consentimiento a la vida reproductiva.

Un deseo de paternidad es distinto de todo deseo pedagógico, esto quiere decir, “lo quiera o no”, con lo cual Lacan separa los cuidados paternos de toda vocación educativa.

Qué es cuidado paterno? el cuidado es considerado más bien como el atributo de la madre, que ella se consagre a cuidar el cuerpo, que sea la mediadora del lenguaje, todo lo que manifestación de amor. El papel del Padre no reside simplemente en redoblar esos cuidados, si no en la función separadora de su presencia afirmada ante la madre.

El cuidado simbólico es la trasmisión del nombre, introduciéndolo en la cadena de las generaciones y en un deseo que no sea anónimo, que se dirija a ese hijo; y ése es el alcance socializante. La cuestión hoy es ver si se puede mantener más allá del “ocaso del aternalismo”, y, en todo caso, cómo se puede suplir. Ya que la clínica muestra los rechazos sintomáticos de esta trasmisión.

Hoy nos referimos específicamente a la Función Paterna encarnada en un hombre y su relación a una mujer, para trabajar la transmisión de esos roles a los hijos, lo que no quita que sigamos pensando cómo  se plantea la cuestión en roles encarnados por otros, en casos en donde la trama familiar se teje de otra manera, ya que desde el Psicoanálisis hablamos de posiciones sexuadas.

Seguramente se podrá ampliar en el programa radial con ejemplos de situaciones cotidianas en cuanto a cómo actuar en cada caso.

Los esperamos.

Violeta Paolini, Psicoanalista Miembro de la Escuela de la Orientación Lacaniana y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis.

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