Las razones de la falta de billetes en los cajeros automáticos
Hay un dicho que dice: “todo depende del color del cristal con que se mire”. Este refrán es muy funcional en algunas ocasiones y pertenece a una cuarteta del escritor español Ramón de Campoamor y Campoosorio. Campoamor se refería específicamente a que nada es verdad y nada es mentira. Lo que quizás quiso decir este escritor es que a veces hay que tratar de tener en cuenta cuestiones que no son tan visibles.
En la discusión sobre la disponibilidad de dinero en los cajeros automáticos durante los fines de semana largos hay algo de esto. Creo que 23 años en el sistema financiero me permiten “intentar” contextualizar un poco la cuestión.
Negar el hecho de que, en momentos de mucho turismo, falta dinero en los ATM sería como querer tapar el sol con las manos pero los motivos son varios y si se pretende resolver cualquier problemática es necesario conocer las causas.
El billete de $100 fue, durante mucho tiempo, el de mayor denominación de nuestro país; cuando el color del cristal con que lo vemos es otro y, a ese dato, le agregamos que este billete, con la cara del General Roca, ocupó el ranking de los 18 billetes de mayor denominación con menor valor del mundo la cuestión cambia. Actualmente Venezuela, con el Bolivar, ocupa un lugar de privilegio en ese funesto podio. Los que vivieron desagios saben de lo que hablo.
Hasta no hace mucho tiempo los cajeros automáticos se cargaban con billetes de $20, $50, $100 y hasta dólares… esto dejo de hacerse y actualmente se cargan solo billetes de $100; creo que a nadie se le escapa lo que significa la pérdida del poder adquisitivo y nuestros billetes son un reflejo de esa realidad.
Pero dentro de esta gama de colores del cristal con que se mira es necesario entender que el uso de efectivo sigue siendo un hábito muy difícil de desterrar, uno de los motivos claramente obedece a la baja bancarización de las actividades comerciales. Resultaría sencillo sacar conclusiones de este dato y responsabilizar a los comerciantes por la falta de dinero en los cajeros pero sucede que, por la venta con tarjetas, ellos pagan comisiones del 5% al 10% (según el tipo de tarjeta y condición impositiva). Este es un costo fijo que ciertos tipos de actividades no pueden soportar y mucho menos si a esto le agregamos el resto de los costos fijos (alquiler, impuestos, etc.). Claramente la cuenta de resultados, para ellos, es negativa y, siendo pragmático, es entendible que algunos sigan cobrando en efectivo.
Ahora bien, un cajero automático es una máquina que tiene características y especificaciones técnicas que hacen que sus prestaciones sean administradas por cada entidad bancaria, es por ello que algunos bancos deciden que las personas puedan extraer un máximo de: $1.000 por día, otros $3.000 y algunos permiten que sus clientes retiren hasta $5.000 diariamente. Resulta inevitable entender que algunas de estas entidades financieras también toman decisiones como la de no invertir en tecnología, las consecuencias son claras: faltan equipos o equipos que resultan obsoletos acusando fallas por desgaste de los materiales que finalmente causan que dejen de funcionar. Nuevamente sería fácil responsabilizar a los empleados por la falta de dinero en los cajeros pero creo que cargar las tintas sobre ellos no sería acertado.
¿Qué pasa con las cadenas de supermercados?, ¿Por qué ellos siempre pueden entregar efectivo?
La respuesta no es tan compleja, sucede que son una de las fuentes más importantes de recaudación de dinero en efectivo, trasladar ese dinero es costoso, depositarlo también y en función de ello la alternativa más sencilla y económica es volcarlo nuevamente al circulante. Un negocio secundario muy interesante que: no necesita tecnología, no genera costos extra, que representa un ahorro importante para ciertas empresas y que adquiere mayor relevancia cuando no hay dinero en los cajeros.
Solo presenté algunos colores de cristales pero existen otros más subjetivos y complejos de explicar pero que claramente conformarían un vitraux de muchos colores.
¿Cuáles son las posibles soluciones?
Se podrían bajar las comisiones que cobra el sistema financiero por las compras con tarjeta y estimular a los comercios para que operen con medios electrónicos de pago. Se podrían cambiar o agregar cajeros automáticos (inversión en infraestructura). Se podrían cargar los cajeros con billetes de $200 y $500 duplicando o hasta quintuplicando la capacidad operativa de cada ATM. Se podrían realizar controles que busquen verificar que “todos” los cajeros funcionen y tengan provisión completa de billetes en los momentos que los clientes y los turistas lo necesitan.
¿Por qué no se tomaron esas medidas?
Probablemente porque algunas de las respuestas no están en Villa La Angostura.