Cumelén:“Se prefirió acatar en silencio el interés de quien no piensa en el prójimo sino en su propia conveniencia”

 He leido la nota acerca de la actitud de ciertos concejales de ese Municipio de variar intempestivamente la posición que, según habrían anticipado, iban a adoptar frente a la iniciativa de señalizar las calles públicas del barrio Cumelén.

Este era un elemental segundo paso, que continuaba a la apertura de una calle pública que la gente de ahí, por intermedio de sus administradores, había cerrado, con fundamento en una conveniente interpretación del convenio firmado con las autoridades de una complaciente administración municipal, anterior a la actual, según se ha informado. De las noticias que se fueron dando, surge con nitidez que accedieron a esa apertura, no por convicción sino porque no les quedaba otra alternativa, frente a los sólidos y fundados reclamos.

Pero pareciera que, en la medida que se pueda, tratarán de conservar solo para ellos aquello que es de todos. En el caso, dificultando el acceso a la costa del lago, sobre la bahía Bustillo. Si bien no participo de la corriente política de los concejales que quedaron en minoría en la votación, comparto íntegramente las razones que expusieron al fundar su voto; como las reflexiones del editor de la nota de este diario, a las que agregaría que la obligación de los gobernantes de dar las razones de las decisiones que tomen como tales, no es solo implícita.

Es una obligación que surge del principio Republicano de gobierno, consagrado en el art. 1 de la Constitución Nacional, cuyo repaso a nadie viene mal. Siendo tan atinado y elemental señalizar las calles públicas en un lugar de tanta confusión con lo privado, fundamentar racionalmente lo contrario no era tarea fácil. Se prefirió acatar en silencio el interés de quien no piensa en el prójimo sino en su propia conveniencia.

 La iniciativa es, según mi parecer, correcta por donde se la mire, por lo que debería insistirse con ella. Añadiéndole incluso la de demarcar, a lo largo de toda la costa de la bahía utilizable por la comunidad, la línea que separe lo público de lo privado. No sea cosa que continúen las confusiones.

Ricardo Guillermo Szelagowski