“Pudor versus obscenidad en la sociedad de la transparencia”

Discursos y actos sin velo,  “sin filtro”,  como se dice, aparecen en la clínica, no sin costo y sufrimiento subjetivo tanto para quien lo padece como para quien lo enuncia, ya que en ambos casos eso tiene consecuencias.

En primer lugar hay una diferencia entre la vergüenza y el pudor a situar: diques de la pulsión o tope al goce, en relación al propio cuerpo y al del otro.

Ambos en relación al deseo, el pudor es fundamental en la constitución subjetiva, en tanto vela la castración, y va más allá de las manifestaciones de la vergüenza. El pudor es previo y refrena actos vergonzosos.

Aidos, el demonio del pudor, que significa cuidado, respeto, honor, dignidad, parece un término anticuado en la época contemporánea, sin embargo, representado siempre  con un velo sobre una bella mujer, será hoy, más que nunca a lo que un análisis deberá apuntar a producir.

En los tiempos del todo vale, todo bien, donde la falta de pudor, de cada cual y ante los otros, la sociedad del espectáculo hace estragos, si no síntomas, en los casos favorables, se tratará de  transformar y devolver los velos tan necesarios para poner un punto de basta a la perversión. 

Para decir con Miller: un esfuerzo de poesía.

Violeta Paolini, Miembro de la Escuela de la Asociación Lacaniana y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis.

Bibliografía que citaremos en el programa de Radio: Revista Lacaniana de Psicoanálisis N° 22 de la EOL.