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Banderas del Descontento

En una profunda reflexión sobre la actualidad y la política nacional, Ale The Rose afirma: “nunca se les van a agotar las pilas para seguir sin hacer absolutamente nada, salvo alimentar sus propios espejismos y, encima, hacérnoslo creer”.
08/06/2018
Banderas del Descontento

Como tantas veces, en estos tiempos de incertidumbre social, ahí en la cama, me despierto boca abajo, tirado, no acostado, escuchando mis propios pensamientos, mi propia voz, como si no salieran de adentro mío sino de toda la habitación, como en la radio, en off. Algo así como ir flotando, ingrávido, y me oyera y me viera a mí mismo planeando en las todavía oscuras sombras de la madrugada.

Y, ok, en los últimos tiempos, cada tanto me despierto así, cada vez más en modo tipo novela de terror. Ni ganas de prender la radio, o leer noticias porque me doy cuenta que alrededor, más acá, más allá, todo se derrumba, todo está corrupto, todo oliendo bastante a podrido. Y entonces esas ganas incontenibles de hundirme todavía un poco más en la cama porque, después de todo y antes que nada, uno ya está demasiado tocado y haciendo agua por varios agujeros. Agujeros de la actualidad, agujeros de cansado, agujeros de esa cosa cíclica, donde todo se revive, se repite, se reedita.

Pero como cada día… me levanto y ahí voy.

Y me encuentro, ahí afuera y ahí adentro, a todos, que parecen bailar y cantar esperando el mundial de Rusia para distraerse un poco de este espanto. Del espanto argentino. Y ya saben, como en aquellos finales de Titanes en el Ring: todos contra todos. No hay bandos: hay bandas. Todos contra todos. El Kirchnerismo contra Cambiemos y contra quien no sean ellos. Cambiemos contra los que gobiernan los sindicatos (Moyano a la cabeza). Moyano, en modo Al Capone, contra Macri, Peña, Michetti, Triaca y también contra Majul, por las dudas. Vos me demandás y yo te demando dos veces más. Vos me espiás y yo te espío el triple y, aparte, te uso a la misma gente que te hace de pseudo “detectives”. Y si te pasás de vivo capaz que, de repente, sufrís un accidente y ya se sabe…cuento de suicidio conocido y andá a probarlo, si podés. Y todos se parecen un poco a aquellos “malos” de Titanes en el Ring. Caras deformadas hasta la casi caricatura. Y hablando de caricaturas, así, la hasta hace poco “reina de los pobres y desahuciados”, ahora víctima despechada y morocha fatal, alias Cristina Fernández, disparando adjetivaciones “machirulezcas” a través de Twitter, digo, causa un poco bastante de vergüenza ajena.

Un poco más allá, desde la nueva y revuelta España de Pedro Sánchez, se revela que Sampaoli nunca quiso ir a jugar el partido en Jerusalén contra Israel ni viajar hasta el Vaticano para obtener bendición Franciscana, esto por temas de falta de tiempo suficiente para entrenar y así llegar con un equipo, o algo así, en el que los que lo integran se conozcan…un poco al menos, antes del mundial. Evento futbolero por excelencia en el que, espero, no sólo la participación nacional sea decente, sino que la canción oficial no la interprete (por favor) esa sinuosa cantante llamada Shakira. Y me sigo preguntando, y por momentos, tratando de descifrar, en qué idioma canta Shakira. Que lo único que pude comprender alguna vez fue eso de “Tsamina mina, eh eh, waka waka” justamente en aquel maradonezco Sudáfrica 2010.

Y en esto de no entender lo que dicen algunos personajes, se me vienen las palabras, en la reciente y tristísima conferencia de prensa del presidente de la Asociación de Fútbol Argentino, Claudio Fabián “Chiqui” Tapia, con ese look de marine crepuscular yanqui venido muy a menos. Palabras que arrancaron con un “Simplemente quiero decirles que en el día de ayer se tomó la decisión de no viajar a jugar el partido amistoso ante Israel” para, acto seguido, justificar lo injustificable e intentar explicar lo inexplicable con terminología casi delictiva, rematando con un “…se tome esta decisión que llevé adelante como un aporte para la paz mundial”. Todo esto en boca de gente a la que alguna vez, al asumir, se le cayó eso de: "Uno tiene que ser cuidadoso, representamos distintas funciones y están a la expectativa de lo que uno declara".

Y ok, más allá de lo que me depara cada llegada a casa luego del trabajo, de la sensación aterciopelada que deja el Jack en mi garganta y del placer que siente mi alma al escuchar Pink Floyd, digo, casi todo lo demás me produce enojo y frustración.

Y todo porque en la actualidad y desde hace casi unos 102 años, la desdibujada política argentina hace equilibrio sobre dos extremos irreconciliables y que, a la vez, concuerda en sus principios. Hoy con la cara de Mauricio y la de Cristina, pero eso es irrelevante, porque las figuritas cambian, según la época, para que nada cambie. ¿Y en que se parecen? En que desde sus principios, nunca funcionaron, sólo ilusionaron, y también en que no hay nada más irremediablente caduco que un político. Y así, tanto uno como la otra, generan aquella otra cuestión, esa de que nunca se les van a agotar las pilas para seguir sin hacer absolutamente nada salvo alimentar sus propios espejismos y, encima, hacérnoslo creer.

Y así se unen para cantar, en voz bajita, Rezo por Vos, pero sin ponerse de acuerdo en quién es Spinetta y quién Charly García, porque no pueden vivir el uno sin la otra y se necesitan como el blanco necesita al negro y… te amo, te odio, dame más.

¿Y qué hora es? Ya es la hora de no preocuparme por qué hora es; pero no por eso, dejar de contar las pocas horas que faltan para que suene el despertador, empiece el Mundial de Rusia y que siga el circo. Mientras tanto y quien sabe hasta cuándo, sigo náufrago y flotando bajo las banderas del descontento y ahí voy, haciendo marcas en la pared de mis días y noches. Uno más…una menos.

Tanto más Pink Floyd que Shakira, ¿no?

Ale The Rose

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