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“¿Por qué alguien iría a un psicoanalista?”

En entra entrega, la psicóloga Violeta Paolini explica porqué la terapia no se trata de ir a conocerse a sí mismo. “Analizarse es aprender a pensar, a escucharse, mediante el analista que toma el Inconsciente y el goce”, escucha a partir de las 12:00 por Fm Andina 97.3.
18/07/2018
“¿Por qué alguien iría a un psicoanalista?”

Una pregunta de alguien muy joven, interesado por el Psicoanálisis, pero también frecuente, en la Ciudad, es qué hace que un ser hablante tome la decisión de pedir una consulta a un psicoanalista?

No se trata de ir a conocerse a sí mismo, ni de buscar recetas mágicas para que otro decida lo que hay que hacer, ni para descargarse, ni por curiosidad, eso es para otras alternativas, que prometen la cura y la satisfacción, posiciones amo, sugestionantes, que ante la desesperación con la que ingenuamente a veces alguien busca ayuda, lamentablemente caen en manos equivocadas, lo que no es inocuo, por cierto, y que cada vez pululan más,  lo que es preocupante, y  nada tienen que ver con el Psicoanálisis. Eso sí generaría dependencia, que es otra de las preguntas frecuentes o creencias erradas: al contrario, analizarse es aprender a pensar, a escucharse, mediante el analista que toma el INCONSCIENTE y el GOCE del analizante de una manera inédita para que construya en el tratamiento herramientas propias y obtenga recursos para aliviar su malestar y hallar otras maneras de vivir con lo que le ha tocado en suerte y poder responsabilizarse de la posición con la que respondió a las contingencias de su vida.

Es cierto que el Psicoanálisis no es para cualquiera: Freud se tomaba un tiempo de entrevistas preliminares para decidir si tomar en tratamiento a quien verdaderamente estaba o no dispuesto a trabajar en un dispositivo en el que hay que saber que el efecto viene por añadidura, seriamente y en el tiempo de cada cual, acompañando al analizante y dosificando sus angustias, euforias, temores, conteniendo por un lado el dolor, pero ubicando lo que aparece de “su propio ir contra el goce de la vida”, el analista interviene en los puntos en los que se trata de producir una redistribución de  esa pulsión, (libido, energía), de los síntomas hacia algo más vivible, para que pueda vivir mejor. Por lo que se leerá,  alguien busca un análisis cuando verdaderamente está conmovido por alguna vacilación en su vida, cuando algo de su modo de estar en el mundo en donde las cosas le funcionaban, ya no funcionan con satisfacción, cuando está angustiado, preocupado,  sufre, o al revés! No puede soportar el bienestar, ha perdido el deseo, no puede parar de hacer siempre lo mismo, aún sabiendo que la respuesta no es la más conveniente para su vida, etc.

La buena noticia: ya la dijo Freud: conociendo al enemigo, tenemos la mitad de la batalla ganada, y el enemigo, avanzado un análisis, más allá de los otros o las cosas malas que nos pueden haber pasado, ese es el descubrimiento más escandaloso del Psicoanálisis Freudiano: es el propio inconsciente, lo que retoma Lacan, y los que lo continuamos: qué hacemos con eso! De eso sabemos que hay resultados por los efectos.  Y eso es singularísimo, es decir, es nuestra responsabilidad. Vaya coraje necesario entonces, para permanecer en un tratamiento en donde el que se deja guiar pero que construye algo nuevo con el analista es el analizante!

Se podría decir: de ser hablado a aprender a elegir qué hacer con su vida: profunda subversión.

Ese resultado, vía un análisis, es suyo.

Continuaremos conversando en la Radio.

 

Violeta Paolini, Miembro de la Escuela de la Orientación Lacaniana y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis.

 

 

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