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ESPECIAL PARA DIARIOANDINO

Sin Pena ni "Gloria"

En esta entrega, Ale The Rose reflexiona sobre los cuadernos de la "desgloria" y la decadencia de la política argentina. Escuchálo en Basta de Farsa este sábado de 10 a 13hs por FM Andina 97.3.
03/08/2018
Sin Pena ni "Gloria"

[ Siempre detesté tanto en series, en libros, en historietas y hasta en películas, el recurso fácil, ese del protagonista abriendo los ojos al final de la historia para darse cuenta que todo había sido un sueño y en ese momento descubrir, casi siempre, un alivio. Lo que no quiere decir que, de tanto en tanto, me encuentre con la pesadilla de que se estaba mejor dormido.

Ahora no es muy diferente a esta última opción. Las últimas dos mañanas, abrí los ojos y me vino esa sensación melancólica, incluso de dolor irracional, de saberme despierto y en realidad de haber querido seguir bajo el poder de Morfeo. Pero antes de todo eso estuvo el sueño, uno de esos que también retroceden en los tiempos y recorren situaciones fantásticas y que ahora, estando despierto, se me desvanece como lo hacen las nubes bajo el sol. Y en el sueño estaba caminando por la calle Corrientes en Buenos Aires y una mujer se me acercaba y me decía: “Me llamo Gloria y quiero invitarte a volar, ¿venís?”. Acto seguido me da la mano y salimos volando tranquilamente como cuando Superman llevaba de paseo por los aires a Luisa Lane. Y durante el vuelo por sobre Capital Federal mi emoción era infinita, el viento en la cara, las luces de la ciudad nos iluminaban la cara y la miraba a Gloria que con sonrisa tranquila disfrutaba mi disfrute. Estaba fascinado. Y en un momento me dijo: “Tengo tantas cosas para contarte…”.

Y es entonces cuando me despierto de golpe en esta vida para no poder seguir viviendo en ese sueño.

Y ok, está claro que lo que Gloria quiso contarme era eso que en algunos viejos cuadernos de su familia se relataba, así, como en un cuento. Y ahora por todos lados se escucha eso de: “Esto es un show mediático”, “No me consta”, “No sabría decirlo”, “¿Yo?...Argentino”, “No me acuerdo”, “No lo tengo del todo claro”, “No estoy seguro”, “No lo sé”, “Lo ignoro”. Esas son las cosas que dicen y van a seguir diciendo, frente a jueces, frente a medios varios y frente a quien sea, los cada vez más y más numerosos imputados en esta nueva pesadilla. Otra más y van…Algunos de ellos, como la pésima actriz Cristina Fernández, que muestra una vez más esa dramática y amplia decadencia.

Contaron algunos allegados por estas horas, que en la intimidad y entre lágrimas, Cristinita largó un “¡A mí me educaron en lo que tenía que hacer, pero nunca me dijeron lo que no tenía ni debía hacer!” Sea como fuere, unos y otras, dicen no saber nada de nada, haciéndose los boludos y habiendo jurado decir toda la verdad y nada más que la verdad sobre un santo libro que, históricamente hablando, está lleno de imprecisiones, imposibilidades y mentiras varias. Lo loco de todo este asunto, pienso mientras los miro por la tele, es que está perfectamente claro que lo saben todo, y mucho más. Y que lo único que no saben es cómo hacer para salir pronto del lugar en el que los metieron, ser declarados inocentes, y seguir haciendo a la perfección, todo aquello malo que dicen no saber cómo cuernos lo hicieron tan pero tan bien.

Pero ahora estamos en el principio sin final de una pesadilla despierta y en realidad bastante insomne. Y el tema es que esta serie se estrenó hace apenas unos...50 años? Ponéle. Pero a esta altura es como si llevase al aire muchas más temporadas y sin miras de que vayamos a ver el último capítulo. Y ahí, en los cuadernitos escritos por este nuevo autor de Best Seller, Oscar “Dios me ayude” Centeno, decía, están los nombres de empresarios de renombre y exfuncionarios implicados hasta las narices y que, en este preciso momento, están pergeñando con sus abogados maniobras para tratar de conseguir los apoyos necesarios de cómplices y no necesariamente amigos.

A todo esto, y después de haber sido dada por muerta y de revivir más veces que John Locke de Lost, está llamada a indagatoria la muy apoltronada Cristina “yo no sé nada” Fernández, quien hasta no hace mucho afirmaba eso de “creo que estoy en un muy buen momento y me siento muy pero muy bien”, así como para tratar de seguir en lo suyo por toda la eternidad. Y ahora la Justicia se pronunció en cuanto a las porquerías dentro de su partido corrupto y a la muy poca “transparencia” del propio exsecretario de Planificación Roberto “hasta las manos” Baratta, como testigo que dice no saber nada de todo y…marche preso. O algo así.

Y extraño mi vida en los sueños pero no, sigo en modo pesadilla pero despierto, como si el tiempo no pasase. Y ahí está ella, con sus comentarios obvios, frases sin sentido y morisquetas de pésima actriz, a quien, tarde o temprano, se le reflejará en su cara algo de pánico, donde hasta no hace mucho hubo tanta soberbia. Son apenas diez los días que separan a este viernes de aquel lunes en el que se sentará a declarar absolutamente nada con cara de piedra, ofrecer una supuesta y fingida estabilidad y por supuesto ignorar por completo toda certera indecencia, digo, y que también tratará de encontrar alguna vida más para seguir jugando su propio juego de tronos.

Mientras tanto y hasta quien sabe cuándo, nadie se atreve a adelantar absolutamente nada (spoilear se dice ahora, no?), aunque programas de tele, cable, radio afines y no afines, en diferentes tertulias cuasi circenses, exploten en suposiciones y teorías conspiratorias varias porque, lamentablemente, ya sabemos, puede pasar cualquier cosa además de lo que pasa siempre.

Y otra vez lo que ya se sabe, lo que ya se vio y lo que se verá tantas veces más, por este tema ahora y por otros en breve: todos al Congreso a tirar y decir lo suyo y, mientras les toca hablar a los otros, dormir o mirar y escribir en sus celulares sin importarles un cuerno las cámaras y, muchísimo menos, nosotros, es decir, la gente que los votamos o no y que los seguimos por la tele, desde casa, pensando convencidos en que son todos unos absurdos y siniestros personajes y, encima, pésimos actores.

Y así estamos: unos no saben por qué hicieron lo que hicieron y otros no tienen la menor idea de qué van a hacer para ponerse de acuerdo y, con suerte, rearmar un nuevo partido con nombres cambiados y volver a las urnas para, como pronostican casi todas las encuestas, sacar más o menos los mismos resultados y que todo vuelva a empezar. Otra vez.

Y hay que decirlo, aunque ya lo sabrán, cuando no tengo la menor idea de qué es lo que pasa o va a pasar en esta realidad, y, con falta de sueño, busco y trato de encontrar explicaciones en la ciencia-ficción. Y les juro que son muchas más las veces que ahí adentro encuentro consuelo… y también sabiduría. O, al menos, algo que me ayude a vislumbrar rasgos de inteligencia entre tanta pelotudez.

Me recuesto en el sillón, me sirvo un Jack y suspiro. Cierro los ojos un momento y sueño con que, sí…hay algo que me encantaría que la artista mesiánica Fernández hiciese, pero en seguida salgo del sueño sobresaltado y me doy cuenta que Cristina no lo va a hacer jamás. Así que decido seguir con mi ritual de cada noche.

Y ok, en las líneas de la nota de hoy se percibe mucha bronca, impotencia, es cierto, pero también una luz de esperanza. Y vaya uno a saber por qué.

No tengo la menor idea.

No sabría decirlo, no me consta.

No lo sé.

 

Ale The Rose

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