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POLÉMICA

Meliquina: Querían hacer una casa con desechos pero dejaron un basural

En enero la ONG Nave Terra convocó a decenas de jóvenes para levantar un centro cultural con neumáticos y plásticos en Villa Meliquina, pero al final lo abandonaron y el lugar parece un basurero a cielo abierto.
08/02/2019
Meliquina: Querían hacer una casa con desechos pero dejaron un basural

(Clarin.com)Las calles de Villa Meliquina, una comunidad de 290 habitantes, a orillas del lago del mismo nombre y ubicada en un idílico paraje a 40 kilómetros de San Martín de los Andes, Neuquén, no tienen nombre.

Tampoco hay señal de celular, no hay servicios básicos y, por propia disciplina de sus vecinos, tampoco hay basura. Cada persona que vive o visita Meliquina toma el compromiso de llevar consigo sus desechos a San Martín.

El lugar no tiene todavía ni siquiera una Comisión de Fomento. Es, en el mejor de los casos, un refugio salvaje que las personas intentan habitar sin dejar una huella demasiado profunda.

Pero esta situación cambió el 3 de enero de este año cuando un grupo de ecologistas llegó a Villa Melquilina desde Buenos Aires para levantar, sobre un terreno de 3000 m² cedido por un vecino entusiasta, una casa utilizando desechos plásticos y neumáticos como materia prima.

Ese día coincidieron alrededor de 50 jóvenes, muchos de los cuales viajaron a dedo, dispuestos a poner el hombro en un proyecto de la ONG Nave Terra que pretendía crear un centro cultural mezclando conceptos de la permacultura con ideas ecologistas modernas sobre el aprovechamiento de la basura.

Neumáticos y basura en Villa Meliquina.

Los puntos polémicos de su propuesta de inmediato preocuparon a los vecinos acostumbrados al silencio y a un turismo contemplativo que en verano puebla la zona. Por un lado, los desechos que pensaba utilizar la ONG fueron traídos desde otras localidades. Paradójicamente transportaron hasta Meliquina lo que la estrecha población trata de mantener con extrema disciplina fuera de sus fronteras.

Por otro, los voluntarios constituyeron una comunidad a parte, alojada en áreas no autorizadas, que no estuvo exenta de contaminar con su ferviente actividad el núcleo de la villa. Los jóvenes sumaron apenas dos baños secos para hacer sus necesidades, los que rebalsaron casi de inmediato, y rápidamente comenzaron a dejar basura en los espacios que ocupaban.

Durante unos 15 días el frenético ir y venir de neumáticos, plásticos y otros elementos en manos de los ecologistas no cesó. La obra llegó hasta sus bases cuando la Asociación de Vecinos de Meliquina decidió tomar cartas en el asunto y acudió a la secretaría de Desarrollo Territorial y Ambiente de la provincia para informar sobre la construcción y la “invasión” de trabajadores en negro.

Las inspecciones revelaron que la obra no contaba con autorización provincial y que los trabajadores no tenían los seguros correspondientes.

Los representantes de Nave Terra tomaron a mal las inspecciones y la oposición al proyecto de la población y abandonaron su emprendimiento dejando atrás un cúmulo de basura y materiales tirados que antes no estaban.

“Es solo un grupo de vecinos que se opuso desde el primer momento porque esperan que Meliquina sea un lugar al estilo Villa La Angostura, y nuestros planos no se adaptan a las exigencias que ellos quieren promover”, dijo Germán Ramírez, secretario general de la ONG a Río Negro antes de abandonar la villa.

“Nosotros no nos oponemos a ninguna iniciativa ecologista, pero esta ONG trajo la basura desde afuera y comenzó una obra sin preguntarle a nadie, ni a los vecinos ni a las autoridades”, explicó a Clarín Miguel Pavez, presidente de la Asociación de Vecinos de Meliquina.

“En Meliquina no se producen desechos suficientes para tal proyecto, por lo tanto el lugar está mal elegido, debiendo buscarse aquellas localidades donde por sus sobrantes puedan llevar adelante el proyecto sin alterar el medio de la manera en que lo están haciendo. Generalmente en estas localidades hay necesidades de viviendas insatisfechas”, agregó.

“Meliquina no tiene servicios como cloacas, acá se utilizan pozos ciegos y eso contamina. Además la energía que obtienen es a través de generadores diesel por eso nos pareció conveniente elegir este lugar como el primero para ofrecer algo nuevo y preservar la naturaleza”, explicó Ramírez en defensa de su idea.

Los vecinos de la villa aseguran que desde la ONG tampoco conocen a fondo el sistema de vida del paraje y que muchos de los pobladores utilizan recursos de energías renovables, como la corriente de un río o la luz solar, para procurarse electricidad y energía. También apuntan a que la convocatoria en redes intentó seducir a los jóvenes aludiendo a que Meliquina es un territorio virgen y “sin policías”.

“Como que aquí podían hacer lo que quisieran”, concluye un poblador.

En la página web de Nave Terra puede leerse que, en la visión de sus directivos, los voluntarios cumplieron con una primera etapa y queda en suspenso su continuación.

 Las fotografías marcan otra realidad. La construcción fue abandonada dejando en medio de la villa un área cargada de basura. “Continuar con la siguiente etapa de construcción en lo inmediato conlleva asumir riesgos innecesarios, por eso decidimos dar por finalizada esta primer etapa de replanteo, amojonamiento y cimientos”, indican en su web al tiempo que adelantan que en febrero arrancarán con una iniciativa similar en Puesco, en el Parque Nacional Villarrica, Chile.

Mientras tanto San Martín de los Andes soporta su propia polémica con las basuras locales. Los vecinos denunciaron a este diario la iniciativa provincial de ampliar la actual planta de transferencia de desechos en el barrio Chacra 32, habitado por 250 familias, para compactar allí 30 toneladas de basura. Los pobladores además indican que el actual vertedero se encuentra colapsado y se ubica a pocos metros de escuelas y viviendas.(Fuente: clarin.com/Claudio Andrade)

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