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“¿Cómo criar a los hijos en las familias ensambladas?”

 En esta entrega la psicóloga Violeta Paolini explica que en las parejas “ensambladas” son los adultos de la pareja son quienes tendrán que acordar y transmitir lo que consideren importante en la vida cotidiana pero sin reemplazar al progenitor. Su columna hoy a las 12:00 por FM Andina.  
22/05/2019
“¿Cómo criar a los hijos en las familias ensambladas?”

En el programa anterior surgió esta  pregunta. No es la primera vez, cuestión que sigue siendo un tema vigente en la clínica.

Muchas veces hemos trabajado aquí que las funciones paternas y maternas son simbólicas, es decir, depende de quien las ejerza efectivamente y asuma el acto de estar presente allí donde se lo requiera. Siempre subrayamos que hay que pensar caso por caso, dada la singularidad de cada uno/a que ocupe los lugares en cada configuración y la trama que se teje entre ellos.

Una vez aclarada esta cuestión, pasemos a ubicar puntos que pueden aparecer como dificultades en la clínica de convivencia ante situaciones de nuevas configuraciones familiares, ya que el sujeto sigue siendo, sin embargo, siervo de su familia y de su discurso: “Creemos que decimos lo que queremos, pero es lo que han querido los otros, más específicamente nuestra familia, que nos habla.” Somos hablados por nuestra familia en esa trama que llamamos destino.

La familia es un sistema simbólico de relaciones organizadas por un significante amo contingente que se identifica con los fines naturales de la reproducción y la descendencia. La incidencia de la técnica sobre lo real del cuerpo, las nuevas técnicas de reproducción, las formas de filiación por adopción, hacen más evidente la pérdida de la naturaleza de la familia biológica.

Sin embargo, frente a un cambio en donde por ejemplo uno de los  cónyuges tiene uno o más hijos de la pareja anterior, o ambos, aparece la necesidad de reconfigurar roles en la nueva forma de convivencia, respetando además los lugares de los padres biológicos, dando tiempo de elaboración a los niños/as a que establezcan los lazos afectivos con esos adultos y y/o hermanos que han entrado a sus vidas.

Son los adultos de la pareja los que tendrán que acordar y transmitir claramente lo que consideren importante ya que en la vida cotidiana serán los que estarán a cargo del nuevo funcionamiento familiar. Cuestión que se irá construyendo por supuesto, teniendo en cuenta las reacciones de cada miembro de la familia.

Es necesario el cuidado y la transmisión de valores, del deseo no anónimo hacia cada hijo, (depende la edad claro), más allá de que no sean padres biológicos, en una convivencia. El adulto que aparece también debe asumir en cierta manera, aunque nunca reemplazando al progenitor, la responsabilidad del cuidado y estar a la altura de las circunstancias, y esto a veces es complejo tanto para los adultos como para los niños que se sienten presionados a aceptarlos, a quienes por supuesto deben respetar ya que es la pareja que eligió su madre/padre, no es un nuevo amigo/a de la familia.

En una nota anterior decíamos que en la transición de la modificación en las relaciones de parentesco habrá que ver cómo se reubica cada uno/a y escuchar qué sucede con cada miembro de la familia, desenmarañar los malentendidos  inevitables como en cualquier relación,  para ir hacia en buen encuentro.

Los esperamos para conversar en la radio y que nos cuenten sus experiencias, gracias.¨

Violeta Paolini, Psicoanalista. Miembro de la EOL y AMP:

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