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“¿Qué es la transferencia para el Psicoanálisis?”

 En esta entrega, la psicóloga Violeta Paolini explica por qué la transferencia funciona como motor y condición misma del análisis. Escuchá su columna hoy a partir de las 12:00 por FM Andina.
17/07/2019
“¿Qué es la transferencia para el Psicoanálisis?”

A partir del programa anterior, surgió, entre otras cuestiones una pregunta en relación al concepto de “”transferencia”. Para eso me pareció importante compartirles un trabajo brillante y claro de Graciela Brodsky, Analista Miembro de la Escuela de Orientación Lacaniana, y Asociación Mundial de Psicoanálisis, A.E , (entre otras cosas), del cual recorté lo que creo pertinente para esta oportunidad, de tal manera que podamos seguir conversando sobre el tema en la Radio.

 “Desde los inicios del psicoanálisis, la transferencia se presentó como un fenómeno de dos caras: por un lado, el mayor aliado del analista; por otro, el obstáculo que puede llevar incluso a la interrupción de la cura.

Esta duplicidad encontró diversas formulaciones.

Freud, por ejemplo, distingue una transferencia positiva y otra negativa, que en el análisis se presenta como resistencia y que viste tanto las máscaras del amor como las de la hostilidad.

Lacan, por su parte, desde sus primeros seminarios, separa la transferencia simbólica de la transferencia imaginaria ubicando en esta última la resistencia, y cuando tiene que colocar a la transferencia entre los cuatro conceptos fundamentales la considera ya como cierre, ya como puesta en acto y la ordena -como lo demostró Jacques-Alain Miller en su último curso según los mecanismos de alienación y separación.

Dentro de esta lógica, el sujeto supuesto saber, fundamento transfenoménico de la transferencia como hemos repetido tantas veces, se corresponde con la transferencia positiva, con la transferencia simbólica, con la transferencia como alienación.

Es decir que da cuenta de la transferencia como motor y condición misma del análisis, porque gracias al sujeto supuesto saber el sujeto cree en el Otro y se dirige a él suponiendo, como dice Lacan, que las reglas ya existen (las reglas de la interpretación o las del desciframiento), suponiendo, en primer lugar, que el saber ya está en alguna parte: por ejemplo, en Dios o en el inconsciente, o en el padre, o en la mujer, o -¿por qué no?- en el analista. Y luego, suponiendo que donde hay saber hay un sujeto que sabe.

Este error, esta equivocación del sujeto es inmanente a la clínica psicoanalítica, y respecto de él todas las manifestaciones de la transferencia aparecen como derivados. Es un error que causa la transferencia.

Pero no es sólo el error del analizante. Toda teoría se emite en nombre del sujeto supuesto saber, es algo que nos protege de la inconsistencia y la incompletud de todo sistema significante.

La ciencia, aun la más ciega, aun la más atea, es en este sentido creyente, porque no pone en duda que el saber ya estaba ahí. Está segura de que los cuerpos seguían la trayectoria de la ley de gravedad antes de que Newton se hubiera asomado al mundo. Y de que los números transfinitos estaban esperando desde siempre que Cantor se pusiera a jugar con la diagonal.

La doble creencia, en el saber y en el sujeto, nos protege del abismo que representa para el pensamiento, primero, la idea de que hay saber sin sujeto, que es lo que pone de manifiesto el inconsciente y, segundo, que en lo real no está todo el saber esperando el buen prestidigitador que lo haga salir, que el saber tiene fallas que escribimos S(A/). El sujeto supuesto saber cubre esa falta.

Si pensamos que el estado contemporáneo de la civilización lleva a una pluralización del estatuto del A, y que se hace cada vez más difícil disimular la falta en el Otro con significantes ideales, se entiende que haya una relación inversamente proporcional entre el descreimiento en el sujeto supuesto saber y el aumento de la angustia como síntoma contemporáneo.

Por eso para el psicoanálisis la encrucijada es decisiva. Formaciones del inconsciente hubo siempre, al menos desde que el hombre habla, pero que dichas formaciones signifiquen algo, que constituyan un saber particular a descifrar, ése ya es otro cantar, ese es un supuesto que no existía antes del psicoanálisis y que se esfumaría sin él.”

Hasta aquí, el recorte por hoy, esperamos sus mensajes!

VIoleta Paolini, Psicoanalista Miembro de la EOL y AMP.

 

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