miércoles 24 de abril de 2024    | Nubes 7.4ºc | Villa la Angostura

RECUERDOS

Conrad Meier: "La Villa es muy linda, noto que mucha gente vuelve. Será algo especial del lugar"

En septiembre de 2016, la revista Cultural Rescate entrevistó al vecino. Aquí, la entrevista completa.
19/09/2019
Conrad Meier: "La Villa es muy linda, noto que mucha gente vuelve. Será algo especial del lugar"

Conrado Guillermo Meier nació en Bariloche, en 1942. Padre alemán y madre argentina. Su infancia y niñez transcurrieron en el Lago Espejo. De 1960 a 1969 vivió en Buenos Aires y luego volvió a Villa La Angostura. Interesado desde siempre en la literatura y en la historia regional, en 1994 fue Director de Cultura de nuestra ciudad y desde 1995 partipó de “Amigos del Patrimonio Histórico de Villa La Angostura y el Nahuel Huapi”.

Una de las pocas tardes soleadas de agosto, Conrad conversó con nosotros, nos habló de sus pasiones, de sus libros, de la Villa de sus recuerdos y de sus proyectos.

Rescate: -Este número de “Rescate” lleva por tema “La Palabra Viaja”. ¿Querés contarnos cómo se inició tu relación con la escritura?
Conrad: -Mis primeros textos fueron las composiciones de la escuela, la famosa “Composición tema: La vaca”. Y parece que me fue bien. Un día, empecé a preocuparme de que se perdiera la historia, lo que se había vivido. Esas historias que se transmitían en forma oral. Y bueno, empecé a escribir. Hace unos años se hizo un concurso de cuentos regionales, de Chauteaubriand. Y bueno, saqué el primer premio. Entonces empecé a armar cuentos. Hice un libro: “Cuentos que no son cuento”. Son todas historias, cosas reales, personajes reales, pero escritos en forma de cuento. Mucha gente que yo conocí, otras historias que me contaba mi familia.
Así se fue dando. Y ahora estoy armando, de a poco, otro libro. Porque hay cosas, tradiciones que se están perdiendo.

Rescate: -¿Cómo fueron tus primeros años, la primera Villa que conociste?
Conrad: -Yo nací en Bariloche, porque acá no había hospital. Mi casa fue el Lago Espejo, en el hotel que habían hecho mis abuelos, mi padre. Después, más de grande, me fui a Buenos Aires. Trabajé en una fábrica textil. Aprendí mucho ahí: había tipos de todo el mundo, que habían venido a la Argentina después de la guerra, era un crisol de razas eso.
Pero un día hice click otra vez y me vine de vuelta a la Villa. Esto fue un poco antes del setenta. Acá no había gran cosa que hacer. Me encontré con el Hotel Espejo muy abandonado. Igual que el aserradero de mi tío, todo estaba muy parado. Salió una obra importante, el puente grande de Cuyín Manzano. Así que, de inconciente o de corajudo, me metí. Primero, a proveer la madera. Y un día el ingeniero de la empresa me dice que tenían un problema, que no conseguían personal. Y yo ni lo pensé, le dije: “Y bueno, se lo hago yo el puente”. Yo nunca había hecho un puente en mi vida. Pero bueno, salió bien. Salió bueno el puente de Cuyín. Y estuvo muchos años, hasta que una creciente se lo llevó. Después de eso, seguí trabajando con la madera. Se trabajaba mucho con madera en ese tiempo.

Rescate: -¿Y cómo era la temporada?
Conrad: -En verano, la temporada eran dos meses. El turismo era solamente enero y febrero. Acá no arrancó con el cerro Bayo, sino en el cerro Dormilón. Ahí empezaron un poco dos tíos míos, mi padre, José Diem y un par más. Estaban locos, en el invierno no tenían nada que hacer, se cruzaban el río, y esquiaban allá arriba. Bueno, en la época de Parques trajeron un técnico, no sé si de Austria o Alemania, Hans Nobel se llamaba, para que elija un lugar para hacer un centro de esquí. Y el tipo este eligió el Dormilón. Pero había un problema: la accesibilidad. Después, bueno, Jean Pierre armó cerro Bayo, y ahora es nuestro centro de esquí.

Rescate: -¿Cuántos habitantes tenía la Villa?
Conrad: -Habría unos cuatrocientos. Había mucha más gente en el entorno rural: en Puerto Manzano, allá arriba, del otro lado del lago, había gente en Última Esperanza; los Torres, allá pasando Ruca Malén, los Matuz. Cuando ves el paisaje, mirás la costa, lugares donde hay álamos, bueno, seguro que eso era una población. No había Municipalidad, teníamos Comisión de Fomento. Era todo chiquito. Además, todo era ad honorem, así que tampoco se peleaban mucho entre ellos.
Parques hizo muchas cosas importantes, por ejemplo los caminos. No había máquinas viales. Cada tanto había una casita, la del caminero. El caminero era un empleado de Parques que tenía herramientas, y bueno, tapaba los pozos del camino, tiraba ripio con la carretilla. Cuando caía un árbol, iba y lo cortaba. Eran tipos necesarios. Era otra época, era distinto.

Rescate: -¿Y cuándo sentiste que cambió esa vida, esa Villa?
Conrad: -En los años setenta. Venía muy despacio todo. El asfalto de Bariloche fue muy importante. Un antes y después. Los caminos tuvieron mucho que ver: antes tardabas cuatro horas en ir a Bariloche. El colectivo paraba en Santa María (el que iba a Bariloche) y en Las Flores (el que venía). Cuatro horas tardaba, cuando todo andaba fenómeno. En Puerto Manzano, el repecho viejo, cuando había nieve, había que bajarse todo el mundo y abrir camino a pala.
Fue una época totalmente distinta, agro-pastoril. Agro-pastoril de subsistencia, porque apenas subsistía la gente. Era distinto, no te digo que era mejor ni peor. Era distinto, mucho más limitado.

Rescate: -¿Vos creés que hay algo que hace diferente a Villa La Angostura?
Conrad: -Yo no creo que haya algo mágico. Lo que sí es claro es que en las grandes ciudades hay mucha inseguridad. Acá hay también, pero no como allá. Allá andan histéricos. La Villa es muy linda, es una ciudad tranquila. Yo noto que mucha gente vuelve, se van a estudiar y después vuelven. Será algo especial del lugar, quizá. Las contras son, creo, es que hay pocas posibilidades laborales para los jóvenes. Tenemos problemas no resueltos como las cloacas, la planta de tratamiento.
Creo que la Villa, dentro de todo, está creciendo bastante bien. Qué hacer en Villa La Angostura, ese es un tema. Tiene sus límites. Tenemos turismo, servicios, pero producción, producción de algo, no tenemos.

Rescate: -¿Qué balance hacés de todos estos años?
Conrad: -Llevo 46 años de casado con Evelyn, tuvimos tres hijos. Salieron bárbaro, los tres estudiaron en La Plata, los tres se recibieron y ahora viven acá. Pudimos viajar. Tengo mi casa, salud hasta ahora bastante bien. No me puedo quejar. Pero todavía hay cosas que me gustaría hacer, un montón de cosas más.

Te puede interesar
Últimas noticias