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"El periodista en un aliado de la buscada transparencia"

El abogado Cristian Hugo Pettorosso escribe y reflexiona sobre el rol del periodismo en tiempos de emergencia, en el marco de la grave intimidación sufrida por una periodista de DiarioAndino cuando consultaba decretos municipales.
18/04/2020
"El periodista en un aliado de la buscada transparencia"

Villa La Angostura, 17 de abril de 2020

Señor Director.

     En estas horas difíciles, donde el grueso de la población soporta los sacrificios más impensados a causa de la extraordinaria situación padecida por la pandemia que se ha esparcido, ya a esta altura, en todo el territorio argentino, generando una situación de crisis extrema, y de par, profundamente angustiante; deviene propio, a la vez de imprescindible, la necesidad de una mayor transparencia en las operaciones que se gestan dentro de la administración pública, y de la forma más urgente.

     Precisamente, existe ahora, en las dificultades transitadas, una posición extraordinaria en la cual posa la actividad pública, en el marco de una emergencia que ladea las consecuencias más terribles y directas de la guerra -enfermos, muertes, desempleo, hambrunas, etc.-, y por ello precipita, naturalmente, la imperiosa necesidad de hacer más transparentes aún, por parte de los actores de la función pública, todo lo relacionado a su desenvolvimiento; cuando, más pronto que tarde, empiezan a impactar de lleno los daños que provoca el incesante deterioro de la capacidad adquisitiva de la gente, sobremanera en el ciudadano de a pie.

     De esta forma, es ahora -no después- cuando los responsables de administrar la cosa pública, se deben con más pasión que nunca a ser absolutamente transparentes en sus labores confiadas, vedando cualquier posibilidad de dubitabilidad por parte de la población en el ejercicio de sus funciones; asumiendo esa imperiosa e impostergable misión de máxima transparencia con la colaboración del fundamental rol de la actividad del periodismo, que entona prontitud de dedicación en los calendarios presentes, al cual se le debe el máximos de los respetos por ser un comunicador social en quien la población confía, obrando de nexo entre el aparato público y la ciudadanía; siendo que ésta espera ser informada directamente, “al grano”, e incluso con opinión y columnas críticas, para llegar mejor al entendimiento del poblador medio, sin rodeos, y exenta de los rigorismos de diseños legales de publicidad que terminan impresos en decretos publicitados y estampados en boletines oficiales y/o páginas gubernamentales que no los lee prácticamente nadie; significando una publicidad acotada, solapada en su vestimenta formal, ciertamente guardada en sombras, que no alcanza a cumplir la finalidad de comunicación a la población que dispone, en su espíritu, la ley que la ordena.

     Es allí, entonces, cuando la misión del periodismo adquiere niveles extraordinarios de importancia, para comunicar las decisiones adoptadas dentro del aparato público de la forma más franca, entendible e inmediata; siempre como colaborador del ineludible deber de transparencia de la función pública.

     El vertiginoso dinamismo de contrataciones en el seno público, motivadas por las más urgentes e impostergables necesidades que tiene la población en materia sanitaria, social y económica, enmarcadas en un contexto casi de catástrofe, donde, en las más de las veces, el ciudadano común se encuentra distraído por sus necesidades primarias insatisfechas, hacen que la actividad periodística asuma sus funciones con la mayor plenitud posible, para comunicar al llano lo que la gente quiere saber: qué se esta haciendo con las arcas públicas en estos tiempos que tanto se requiere optimizar los recursos.

     El periodista en un aliado de la buscada transparencia, y nunca ha de ser considerado obstaculizador de los actos de gobierno en el cumplimiento de la fiel tarea de informar objetivamente; mucho menos debe ser adjetivado de virulento en esa excelsa y tan noble misión de intentar decir a la sociedad lo que ocurre puertas adentro del órgano administrador.

     Perfilado así, la idea de un concepto más integral de la transparencia, implica necesariamente la de su evolución. Han transcurridos muchos años de su consagración legal como principio específico de la contratación pública, mediante la incorporación al ordenamiento jurídico argentino de la Convención Interamericana Contra la Corrupción, a través de la sanción de la ley 24759, que ya no cabe interpretarlo simple y solamente a través de una significación accesoria de la actuación gubernamental, como un calificativo del procedimiento contractual, como una connotación adicional a la publicidad que se reduzca a hacer posible la visibilidad de contrataciones. Similares prescripciones establece la Convención de las Naciones Unidas Contra la Corrupción, también intituida en nuestro sistema legal mediante la ley 26097, la que, con mayor profundidad y detalles, estipula diversas medidas concretas, basadas en la transparencia y la competencia, como la difusión de información pertinente y oportuna sobre licitaciones y procedimientos de contratación pública, inclusivas de los criterios de selección y adjudicación de las propuestas.

    En este entendimiento, explica la autora Miriam Ivanega, en su obra "La participación y el control ciudadano en los procesos de formación y ejecución contractual", en "Cuestiones de contratos administrativos. Jornadas de la Universidad Austral en homenaje a Julio R. Comadira", Ed. RAP, Buenos Aires, 2006, pág. 920 y subsiguientes, en tanto sostiene la colega que "La publicidad es el principio general, en la medida que los actos de la autoridad deben ser comunicados a la opinión pública para que los ciudadanos tengan la posibilidad de tomar conocimiento de su contenido, de su gestación y de su concreción. Esto les permite ejercer su control. La necesidad de publicidad se fundamenta por una parte, en la responsabilidad de los funcionarios, que exige el conocimiento de su gestión política y por la otra, en la libertad política que impone a los gobernantes subordinar sus potestades al control de los ciudadanos, lo cual requiere que se conozca qué hacen y cómo lo hacen".

Véase, aquí, que el periodismo va adquiriendo, cada vez más, una trascendental tarea, en ese objetivo de hacer saber al pueblo lo que está pasando dentro de los recintos públicos, obrando así publicidad -otra forma de publicidad- que es insustituible por las formas publicitarias que marca la ley en el acto administrativo; y, toda vez que la excede y llega a los más amplios sectores poblacionales con solo leer el diario o encender la radio, actúa, de paridad, como el más ágil fiscalizador del desempeño de los funcionarios públicos, quienes están en sus cargos puestos por el pueblo, a quien se deben sin mellas de ningún tipo, y siendo el periodista su mejor aliado para lucir esa transparencia anhelada por la ciudadanía y por la mismísima ley.

     Sentado lo anterior, no puede, ni debe, entonces, reducirse el análisis de estas cuestiones al mero hecho de publicar una contratación en la forma y los medios mínimos establecidos en la normativa, máxime en estos tiempos de grandes crisis, cuando, en ocasiones, suele debilitarse la credibilidad de los administrados en sus gobernantes por actos oscuros, en razón que no han tenido la luz suficiente de publicidad para llegar eficientemente a conocimiento real del destinatario, al pueblo, al hombre común, que, como dijera arriba, se encuentra de actual aturdido, desatendido de los mecanismos de publicidad oficiales.

     Es aquí, pues, cuando el ejercicio del periodismo, en su libertad de trabajo, se magnifica en las dimensiones antes expresadas; siendo que, si de alguna manera se impidiera u obstaculizara al periodista el acceso a la información pública, a las anotaciones sentadas en registros públicos, no se estaría haciendo otra cosa, que la admisión de una mera apariencia de publicidad oficial, como una simulación de la honestidad pretendida por el pueblo y por las leyes.

     Valgan estas líneas para considerar al periodismo libre e independiente como un engranaje principal en la búsqueda de la añorada verdad, tendiendo mano a la transparencia exigida por la ley, debiéndose considerarlo, siempre, como colaborador del gobierno, a la hora de apreciar que ambos, desde sus diferentes funciones, concuerdan en un mismo norte, que no es otro, en definitiva, que mantener la paz social cuando la gente está exigiendo máxima probidad en estas horas, porque el pueblo desea saber qué se hace con su dinero.-

Cristian Hugo Pettorosso

Abogado

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