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“¿Quién tiene ahora altura moral como para retarlos o multarlos?”

El vecino Alejandro Wolter reflexiona sobre todo lo ocurrido con la visita del Presidente y sostiene: “Creí que los decretos eran para todos, y me volvieron a mentir”.
09/06/2020
“¿Quién tiene ahora altura moral como para retarlos o multarlos?”

Señor Director: SOY UN PELOTUDO.

Sí, en un país tan poco afecto a la autocrítica, debo hacer un mea culpa y reconocer que soy un pelotudo.

 En las tormentas se distingue el temple del capitán, y si el barco se hunde, el capitán se hunde con él, o es el último en abandonarlo; las primeras en intentar salvarse son siempre las ratas?

Digresión: Si a alguien le parece que son ideas románticas del pasado, lo invito a buscar información del incendio en el rompehielos Irizar (año 2007, Wikipedia), y la heroica actitud de su comandante, al cual no hubo forma de hacerlo bajar de su barco.

Al comienzo de ésta pandemia me pregunté si el Presidente iba a estar a la altura de las circunstancias, y me sorprendí gratamente cuando me enteré que se rodeó de los mejores infectólogos, los escuchó, y tomó medidas en consecuencia. Tuvo que hacer una difícil elección: economía o vidas humanas, y eligió salvar vidas humanas; uno puede estar o no de acuerdo, pero cuando se elige la economía, sucede lo que en Brasil o EEUU. En síntesis, creo que hizo una elección correcta, aunque la economía vaya a tardar años en recuperarse.

¿Qué vino después?

Lo que todos conocimos: encierro de varias semanas, con escapadas solo a la farmacia o para comprar alimentos; domingos con virtual toque de queda. Restricciones máximas para salir del ejido municipal, aún cuando fuera para hacer un estudio de salud de mediana complejidad; era más importante la autorización del funcionario de turno para circular, que la misma derivación del médico. Localidad blindada. Hubo cuatro casos de coronavirus que estuvieron en aislamiento y bajo control, hasta ser dados de alta, y cabe destacar la responsabilidad con que se manejó esa familia.

Luego aparecieron medidas de flexibilización: salir a caminar en horarios ridículos (ni una pizca de sentido común; a las 10 de la mañana la temperatura suele estar aún en 0ºC); desde hace unos días, salidas en horarios mas extensos, y ahí pude comprobar que uno de cada cuatro peatones no usaba barbijo. Otros lo usaban para cubrirse el mentón; habría que avisarles que el virus ingresa por boca, nariz u ojos, que el mentón se protege bien sin ayuda. Pero bueno, son como los motociclistas que llevan el casco protegiéndose el codo y mueren por traumatismo de cráneo.

Hasta aquí, todo muy coloquial, nada nuevo. Pero el jueves 4/6 comienza a circular el rumor de que Tío Alberto (como cariñosamente lo llaman) vendría a Angostura.

Fue una noticia bastante desconcertante. ¿A qué vendría? ¿Qué sería tan importante anunciar personalmente en lugar de usar teleconferencia?

Hoy lunes 8/6, el intendente acaba de mencionar por radio que se enteró de esa visita el miércoles 3/10 por la tarde. Todo bien improvisado.

La hago corta: dos días después se desplazaba por el pueblo una comitiva de unas 200 personas, incluídas 80 personas de las fuerzas de seguridad, en su mayoría provenientes de zonas de alto riesgo de contagio.

 La cosa no termina ahí: el capitán del barco hizo gala en varias fotos de la ausencia del barbijo y el respeto por la distancia social; dio una conferencia de prensa en el Centro de Convenciones (atestado de gente sentada codo a codo), reinauguró una planta depuradora de líquidos cloacales (aun no finalizada), y se retiró al castillo de Messidor a comer un asadito, respetando seguramente la distancia social.

 Para completarla, por la noche parte de la comitiva (se habla de 80 personas) fue a cenar al ACA, cuando aún estaba vigente la prohibición de apertura de restaurants, y de reunión de personas.

 En el hospital emitieron un comunicado diciendo que habían evaluado a toda la comitiva, ¡Caramba que deben haber trabajado rápido! A 5 ´ por evaluado, me da casi 16 horas de evaluaciones.

¿Quieren mi versión friccionada de los hechos?

 Con Tío Alberto y el gobernador reunidos en Neuquen, llorando amargas y justificadas lágrimas por el futuro de Vaca Muerta, el precio del petróleo, etc., alguien menciona la existencia de Messidor, y se da el siguiente diálogo:

Gutiérrez: Alberto, esto es un despelote; en la capital provincial no podemos trabajar tranquilos. ¿Qué tal un asadito en el Messidor??

 Alberto: No sé, está totalmente fuera de lo programado?

 Gutiérrez: Pero Alberto, es un lugar de bajo riesgo; yo armo todo, y nos vamos por un día para allá?

 Alberto: Sí, pero ¿con que excusa??

Gutiérrez: A ver, a ver…. Sí, aca está! Podemos reinaugurar una planta depuradora de líquidos cloacales, aunque sea un tema de mierda?

Alberto: Pero ¿que va a decir el intendente de Villa La Angostura?; le estamos avisando muy sobre la hora?

Gutiérrez: No te hagas problema; a ese lo manejo yo.

Alberto:  Bueno, me convenciste; un día de vida es vida.

 Y allí se vino la comitiva, sin un intendente que le pusiera freno, sin un gobernador genuinamente interesado en la salud de su pueblo, y sin un Presidente que predique dando el ejemplo.

¿Cuántas veces tuvimos que escuchar el famoso “Quédense en casa” presidencial?

¿Cuántas veces tuvimos que sufrir el “Hola: les habla su intendente para decirles que…” propalado desde un vehículo de bomberos?

Dicho sea de paso: Dr. Stefani, Ud. No es “mi” intendente; Ud. Es el intendente de la localidad de Villa La Angostura, pero no es nada mío.

Consecuencias de la visita: Ayer domingo, salí a caminar por la bicisenda; más del 90% de los adultos circulaba sin barbijos, y me pregunté: ¿Quién tiene ahora altura moral como para retarlos o multarlos, después del desmadre de los días anteriores?

Fue espontaneo; fue como si alguien nos hubiese llamado a la desobediencia civil, cosa que en realidad no sucedió.

 Se preguntaran por qué arranqué la carta diciendo que soy un pelotudo; seguramente fue porque creí que los decretos eran para todos, y me volvieron a mentir.

Digamos que me di cuenta que son mas de lo mismo. Alejandro Borensztein, anotame en tu Campeonato Nacional de Pelotudos; no pierdo la esperanza de figurar en el fixture.

Capitán Alberto: por el bien de todos, espero que el barco no se le esté hundiendo…

 

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