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ARCHIVOS DEL SUR

Historias de vida y la historia regional: María Isabel Catalanes

A través del relato de sus nietos, Archivos del Sur aborda la vida de la abuela Catalanes, y con ella, parte de la historia local. Una calle lleva su nombre.
12/07/2020
Historias de vida y la historia regional:  María Isabel Catalanes
María Isabel Catalanes-Colección Cárdenas
María Isabel Catalanes-Colección Cárdenas

Hace varios años, en el invierno del 2006 le hicimos una entrevista a Miguel Cárdenas para que nos contara sobre la vida de su abuela, doña María Isabel Catalanes, una de las testigos claves acerca de los comienzos del poblamiento del lote 9 en el llamado Paraje Correntoso, hoy conocido como Villa La Angostura. 

A principios de este año le enviamos la entrevista a Miguel con intención que pueda corregirla e incluso agregarle memorias que había pasado por alto en aquel invierno del 2006.

También contamos con la ayuda inestimable de Ysabel Cárdenas, hermana de crianza de Miguel que hoy vive en Bs As. Gracias a ellos tendremos un relato extraordinario de aquellos duros años para todos los que tuvieron que forjarse un futuro trabajando a destajo.

Encontraremos a los que se aprovecharon de esta situación de precariedad en épocas en que los derechos laborales directamente no existían en la Patagonia cordillerana y por otra parte personas que fueron importantes en los primeros y duros años de Doña María Isabel que ella recordó y transmitió con pasión a esos niños que fueron Miguel e Ysabel en los largos inviernos de una Angostura que ya no existe más.

Gracias Miguel e Ysabel por ayudarnos a pensar la historia de la abuelita Catalanes y la historia regional.

Hoy una de las calles del populoso barrio El Mallin - Margaritas lleva su nombre.

Un justo reconocimiento.

¿Cómo es la historia de tu abuela?

Se llamaba María Isabel Catalanes, y nos acompañó físicamente hasta noviembre de 2002. Nació en 1906 en la zona de Correntoso, si bien el registro documental muestra como nacida en el año 1907 y en San Carlos de Bariloche. Su mamá Dominga Álvarez y su papá Juan Catalanes, ambos eran de nacionalidad argentina. Ella queda huérfana a los dos años debido a que su mamá  fallece cuando está dando a luz su hermanito, falleciendo ambos. Su padre en ese momento no vivía en la zona, residía en Neuquén. Ella termina conociéndolo algunos años más tarde cuando éste regresa a la Angostura temporalmente, proponiéndole llevarla consigo y como prácticamente élla no lo conocía, se niega, quedándose con la familia de crianza (Datos aportados por Ysabel D. Cárdenas en diálogo con la abuelita). Su padre al poco tiempo fallece en esa zona y nunca se supo la causa de su deceso, seguramente por la incomunicación de la época y con 2 añitos comienza su historia de vida junto a la familia Antriao.

Comienza su niñez en esa zona (hoy Puerto Elma) y no fue nada fácil. Ella tuvo que salir a trabajar desde los 8 años, primero lo hace en el hotel Correntoso que funcionaba en esa época con don Primo Capraro. Nos contaba y nos llamaba poderosamente la atención que a los 8 años tenía que encargarse, como una de las tareas, de encender la caldera todos los días y le costaba mucho…,  como toda la calefacción funcionaba a leña, ella no podía tirar a la bandeja del fuego la leña de un metro de largo y que solo podía cargar dos ó tres troncos en una carretilla para llevarlos desde la leñera hasta la caldera, esto lo hacía a partir de las 5 de la mañana… Además debía hacer limpieza del lugar a diario. Relataba también que siempre sus manitos se rompían porque cuando se extraían del río con red los peces para el hotel, ella hacía el proceso de limpiar las truchas que le ocasionaba esas lesiones. Hoy la pesca, es un recurso deportivo, turístico y regulado.  Refiero a la niñita María… pasares de su vida que dejaron huellas dolorosas, jamás se olvidó… siempre repetía lo mismo. Esos son algunos de los relatos que más nos impactó, de la forma que ella, con toda su niñez rota la tuvo que hacerla trabajando.

Colección Cárdenas

“Tiempos con adversidades crueles, deshumanizadas, ausencia de derechos mínimos”… No obstante la cruda realidad, siempre aparecen personas buenas que ayudan desinteresadamente, esto se da siempre… (Así reflexionaba)… Algo recibiría en pago, entonces allí había personas que se encargaban de la administración, Willy Meier (Dato aportado por Ysabel D. Cárdenas), que guardaba su dinero que quizás ella, no sabía cuánto era, tampoco sabemos por cuanto tiempo, aportes se sabe que nunca le hicieron, refiero a aportes del derecho social, totalmente inexistentes (año 1914 aproximadamente). El progreso material se sustentaba sin dudas en el forzado trabajo del ser humano, lo transversal de la época. 

Siempre que estamos haciendo entrevistas a peones de estancia o trabajadores de aquellas épocas surge...”gracias a Newbery o Jones tuvimos trabajo”, porque no había trabajo pago, los trabajos (que eran muchos y muy pesados) eran por trueque, no había dinero. La gente dice “gracias al patrón teníamos plata”

Las historias regionales están caracterizadas y desarrolladas basándose en nombres relevantes de la época, pero no están en aquéllos que arriesgando su vida a diario abrieron picadas, hicieron caminos, construyeron puentes, muelles, las primeras construcciones sólidas, concretadas con esforzado y sacrificados trabajos manuales y artesanales sin límites de carga horaria. Seguro que estaban mal pagos, pero era la gente de trabajo que sustentaba el progreso, eso es indudable. Con claridad observamos la fuente de historia que se adopta, no se desmerecen las ideas que sirven de impulso, sin embargo hay una importante ausencia de esas “historias mínimas”, aquéllas que tienen el abundante y rico contenido de niños, niñas, hombres y mujeres de la experiencia del “día a día” no conocidas,  será por eso es que  en caso  de mi abuela, en lo personal presté verdadera importancia a muchos de sus relatos, que seguramente no fueron solo vividos en su experiencia diaria de su vida,  no tengo dudas que era lo que vivían todas las familias de esa condición. 

Episodio interesante y llamativo, quizá porque en el tiempo en que sucedía en 1914, nos refería que hubo una hambruna… no se conseguía azúcar y otros alimentos escaseaban, luego de pasado un tiempo pudo conseguirse azúcar negra,  y solo harina de maíz, malta…(crisis de la Primera Guerra Mundial…)   

Como decía anteriormente, compartió esa casa humilde en la que vivió los primeros años,   tradicional de aquéllos tiempos, (varias casitas en un solo lugar),  ella como nos decía, era “la agregada”, sospechamos que no era fácil integrarse,  al carecer de ese sentido primario de “pertenencia familiar”, con la realidad que acuciaba salir a ganarse la vida tempranamente, porque no había alternativa... Así entonces, trabaja en el hotel Correntoso hasta que alcanza algunos años más, (adolescente quizás…), se traslada a la península Quetrihué donde trabaja con la familia Lynch, Uribe Larrea… Recordaba allí entre otros sucesos que concurrían personas que llegaban embarcados desde Bariloche, porque hacían fiestas y le llamaba la atención porque vestían muy elegantes y expresaba: “las mujeres llevaban vestidos llenos de abalorios” para referirse a los adornos… En esos eventos, se encargaba del cuidado de los chiquitos de los invitados. Así comienza de a poco a sustentarse a sí misma. También recordaba que solían llevarla temporalmente a Bariloche con la familia Capraro a trabajar. Debo aclarar que todas las tareas eran sin horarios, cualquiera fuera el lugar o de quién dependiese,  pernoctaba en el mismo lugar de trabajo…quizás pago o mal pago, no sabemos, una realidad  vivida sin derechos sociales y un aliado cruel como el analfabetismo, fueron también protagonistas silenciosos de la historia de la región, escasas veces señaladas…

Rememoraba a una Sra. María Montero, familia que se conformaba con la pareja y varias nenas más o menos de su edad, contaba que esa fue la única oportunidad que pudo tener su “propia ropa”,  hasta un tapadito nuevo le habían obsequiado. Incluso hubo intención de la familia de adoptarla y llevarla con ellos, propuesta no aceptada por la familia de su crianza…

 


Había dos poblaciones Antriau según recordaba, una la de Ignacio Antriao que recibe el título… y Juan Bautista Antriao en Nahuel Huapí (que no lo recibe)

Sin conocerlo en persona, pudimos saber algo de don Ignacio por las historias de la abuela.

Luego de regresar a la región pasado el tiempo, aproximadamente más de 20 años, vuelve a vivir en parte del mismo lote N° 9, propiedad del Sr. Antriao en el Sector del actual Barrio Peumyén, permiso dado por él, quién era reconocido como el principal, como el cacique,  recordaba, (año 1935 aproximadamente).

 

La abuela ¿logró ir a la escuela?

Sí, nos afirmaba, creemos que habría sido en el lugar que luego se oficializa como la escuela 104. Venían de Correntoso todos acá al sector donde hoy está la Universidad de Cuyo, ahí logró aprender al menos a deletrear y a escribir su nombre, no leía de corrido, aprendió a deletrear palabras y nos comentaba de qué manera  hacían la tinta para escribir con pluma, la hacían con maqui, con el fruto, ellos la trabajaban, hacían tinta y con eso escribían y los lápices lo hacían con palitos de ciprés quemados, así nos contaba. No sé si tenían algún libro de lectura, creo que no.

 

¿Recordás a que edad fue a la escuela? ¿No fue una de las primeras generaciones en esa escuelita de Cuyo? 

Nos contaba que don Meier  (Willy), esa buena persona que trabajaba en el Hotel Correntoso  y quien guardaba sus ahorros, en esos tiempos, también le enseñaría a reconocer las letras y a firmar… La asistencia a la escuela formal nos genera dudas, ya que no concuerdan los tiempos. La escuela 104, en su creación es coincidente con la localidad, 1932. La abuelita ya tenía en ese entonces 26 años, salvo que la actividad escolar tuviese un origen no formal años atrás, como fueran los asentamientos familiares, pre existentes a la creación oficial de la localidad… 

Wily Meier.Colección Meier.

(La escuela pública comienza desde 1928 en precarias instalaciones en lo que hoy es la Universidad de Cuyo y es en 1932 que se traslada a las instalaciones que construye Parques Nacionales y el Ministerio de Educación camino al puerto. Doña Coti Carmoney recordaba que las edades de los alumnos eran muy variadas y que también había “muchachones” cursando con ellos al mismo tiempo lo que nos permite pensar que doña María haya cursado un par de años en forma alternativa al trabajo cuando tenía más de 20 años, tampoco descartamos que doña María haya aprendido a leer y escribir con algún vecino, como don Willi Meier)

¿Contaba quién era el maestro?

Recordaba a un maestro de apellido Pérez, recuerdo los relatos cómo fue su vida...ella cuando tendría unos 30 años aproximadamente, después de realizar esos periplos de trabajo entre Correntoso, Quetrihué y Bariloche, nos contaba la crianza de un animal  salvaje cuando estaba en Quetrihue, un leoncito nos decía, allí en lo que llamaban la estancia de Quetrihue,  donde habría actividades de campo seguro, había tambo, una pequeña estancia. Era  el lugar de la familia Lynch, también refería a Uribe Larrea, allí estaba el biólogo (botánico) muy conocido don Diem, era uno de los administradores decía, buena gente,  siempre ayudaban.

El biólogo (don José Diem) se iba al bosque y volvía a los dos o tres días,  era una buena persona y trabajaba con plantas. Volviendo a la reseña del leoncito, lo llamaban “Popi”, y era su compañero, fue creciendo tornándose peligroso porque comenzó atacar a las personas, los peones, entre ellos estaba el que tiempo después sería su marido. Así conoce a su futuro esposo, el abuelo Juan Cárdenas Torres. Un tiempo después con todos sus ahorritos había logrado comprar un terreno en Bariloche, luego una vez casada nace su primera hija (Margarita) en setiembre del año 1934.

Continuará…

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