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ARCHIVOS DEL SUR

Y un día, también tuvimos hospital (2da. parte)

En esta segunda entrega, la museóloga y Prof. de Historia Mechi Palavecino escribe sobre el paso de la sala de primeros auxilios a un hospital.
09/08/2020
Y un día, también tuvimos hospital (2da. parte)

Y  UN DIA, TAMBIEN TUVIMOS HOSPITAL…continuación de “Un dia tambien tuvimos sala de primeros auxilios”

Isabel y Eduardo Molinero, médicos ambos, les gustaba vacacionar como mochileros en nuestra región, fué así como se enteraron que desde 1953, con la partida del Dr. Behnisch, no contábamos con servicio médico en el pueblo y decidieron instalarse aquí. Eduardo vino con el cargo de Director de Hospital, aunque aún no teníamos  hospital, y entre los dos, ganaban lo mismo que Eduardo percibia en Buenos Aires.

Igualmente les entusiasmó la idea del cambio de vida y aqui se instalaron en 1956. La comuna les proveía alojamiento, una cabaña ubicada antes de llegar a la Capilla de la Asunción, en el puerto actual, propiedad de don Ulloa. Hoy no existe esta cabaña. La sala de primeros auxilios estaba ubicada en el edificio de la delegación de Parques Nacionales.

Foto 1- sala de primeros auxilios en la delegacion de Parques Nacionales-foto archivo Museo Histórico Regional

En su libro, “Recuerdos de dos médicos patagónicos”, ellos rememoran su estadía por estos pagos, y nombran a sus colegas médicos que contaban con residencia de verano aquí,  el Dr. Barilari, el doctor Lanari, fundador del Instituto de Investigaciones Médicas que hoy lleva su nombre, el doctor Felipe de Elizalde, decano de la facultad de  Medicina, con propiedad en Cumelén ellos, el doctor Surra Canard y el doctor Copello, dentista, con propiedad en “la Villa”.

Eduardo nos comenta que la Comuna, como se llamaba antes al Municipio, contaba con la colaboración de una comisión de Obras Públicas, que trabajaba en forma honoraria. Ellos discutían la mejor forma de resolver los problemas que se iban planteando ante el crecimiento del pueblo naciente.Quiero remarcar aquí, que en las décadas del 50 y 60, que son las que yo recuerdo, pero seguro que antes también, el pueblo crecía si nacían mas niños que las personas que fallecían.

No era habitual que alguien eligiera vivir aquí, por lo que la cantidad de población se mantenia estable en el tiempo, a diferencia de la situación actual, donde el crecimiento es sostenido y a veces no sabemos cuántos habitantes somos.  Uno de los problemas a resolver fué el del agua potable, ante la creciente cantidad de casos de parasitosis intestinal de los vecinos.

 Se encomendó a los Ingenieros Hart que estudiaran el tema y presentaran un proyecto, luego de muchas idas y vueltas, donde el Comisionado Municipal Sr. Perez Brizio ( 9-7-57 al 25-5-58) para bajar los costos ordenó que los caños se enterrasen a menor profundidad, haciendo que con el paso de los camiones se rompieran e inutilizaran, generando la renuncia de la Comisión de Obras Públicas en su totalidaad,  finalmente fue financiado por la gobernación del Neuquén.

Los doctores Molinero narran que cuando aún no se contaba con el Hospital,   tenían un “consultorio móvil”, viajaban con el jeep, que contaba con una caja posterior cubierta,  recorriendo el departamento de Los Lagos, donde llevaban una farmacia a cuestas, con medicinas provistas por Salud Pública, donaciones y otras compradas por ellos mismos. En Cuyín Manzano atendían en la escuela rural de allí, contando con la colaboración del maestro, joven muy voluntarioso a quien habían instruído como ayudante.

Foto 2- Roberto Palavecino con Isabel y Eduardo Molinero, año 1958 aprox.foto Mechi Palavecino

En 1958 Frondizi fué elegido presidente de la Nación y en Neuquén,  Edelman como gobernador.de la recien creada provincia.  En esa gestión se promulgó la ley dictada por el presidente J.D.Perón en 1955 de provincialización de los  Territorios Nacionales.

En Villa La Angostura se eligió a Eduardo Molinero como Comisionado Municipal, quien asumió desde el 25 de mayo de ese año hasta  el 18 de marzo de 1961. Fue nuestro primer médico a cargo del gobierno municipal, esto lo remarco porque después tuvimos otros médicos cumpliendo esa función, como sucede en la actualidad. Eduardo Molinero comentó que en un viaje a Neuquén capital, en la legislatura tuvo el agrado de ver un cuadro con el retrato de su tío abuelo Juan Carlos Molinero, quien durante la primer presidencia de Yrigoyen estuvo a cargo del gobierno del territorio del Neuquén interinamente, entre 1918 y 1919.

Siguiendo el derrotero de su libro, disponible una copia en la Biblioteca Bayer, Eduardo es un poco despectivo en su valoración de los habitantes humildes de nuestra zona, su gusto por el alcohol, su poca instrucción. En sus memorias comenta en una oportunidad haber atendido a una pobladora mapuche de quien no recuerda el nombre y por la descripción del lugar pareciera que es en  la península Huemul,  donde le llama la atención la longevidad de la señora, esto lo deduce por la edad que dicen tener sus hijos y sus nietos,  y su inmejorable estado de salud y actividades que desempeña por la edad que tiene.

En ese tiempo la Comuna funcionaba en la Villa, en una de las tres casas de madera sobre la Plaza Perito Moreno que desde 1979 y conmemorando el centenario de la mal llamada “Conquista del desierto”,  se  denominó Expedicionarios del desierto. Las casas pertenecían a la flia. Barbagelata. Cuando la Comuna se mudó al Cruce, esa casa fué utilizada también como complemento de la sala de primeros auxilios, para la parte de internación, con habitación separada para hombres y para mujeres, todo un logro!!!! De esta forma, el doctor Molinero se convirtió en el primer director del primer hospital con que contamos.

Según testimonios de Erminda Urra, enfermera hoy jubilada, el doctor Molinero sugirió y alentó  a Margarita Cárdenas para que estudie enfermería, y ella se trasladó  a  Neuquén capital para su formación, y que en 1964 regresó a la localidad ya recibida de enfermera  y se integró al plantel del Hospital, recientemente inaugurado, siendo una de nuestras primeras enfermeras profesionales que tuvimos.

Foto 3- primeras enfermeras -Margarita Cárdenas, Mirta Martínez y Runi Palma-foto archivo Museo Histórico Regional

Analizando el problema de la cantidad de personas que en ese tiempo tenian bocio, el doctor Molinero se dió cuenta que el problema se generaba por tomar nosotros el agua que es de deshielo, haciendo muchos análisis del asunto y comparando con  la situación de  los animales, a quienes se les proveía sal común, sal con calcio y sal con yodo, él insistió en que a los humanos se nos tenia que proporcionar también sal yodurada. Al principio no tuvo apoyo de las autoridades sanitarias de la provincia.

En Salta y Mendoza, provincias con problemáticas similares a la nuestra, se habian dictado leyes provinciales para obligar el uso de sal yodurada, aquí se necesitó que se sancionara la ley nacional Nº 17.259 para que nuestra provincia la adoptara, esto gracias a las reiteradas gestiones de Molinero al respecto. Mi madre siempre recordaba esto como anécdota, por el esfuerzo de Eduardo para ser escuchado y considerado en la provincia a pesar de las evidencias científicas que lo avalaban. Gracias a él hoy el bocio dejó de ser un problema aquí.

En ese tiempo se comenzó a concretar la obra gestada por el doctor Behnisch y a  los doctores Molinero les tocó ver la iniciación de los cimientos del tan ansiado edificio para el hospital.  Ellos plantaron los pinos que se encuentran en el predio. Se fueron de la Villa en 1961 y el hospital se inauguró en 1962,  estando a cargo el matrimonio  Feliú, Valentina era pediatra y Emilio era cirujano.

Foto 4-Valentina y Emilio Feliú en la puerta del Hospital-foto Pablo Remdonck

Erminda nos cuenta que al principio los doctores Feliú no tenian casa, y vivian en instalaciones del Hospital, asi como los médicos que vinieron posteriormente, hasta que muchos años después se construyeron viviendas específicas, en el actual barrio Hospital.

 Los doctores Feliu quedaron en nuestra localidad unos tres años aproximadamente. Ella recuerda que los doctores se fueron a Bariloche, donde trabajaron un tiempo y que aquí venían médicos temporarios, que a veces estaban solamente durante el verano.

Nombra al doctor Wilson, que era peruano y a la doctora Mansi. En ese tiempo en el hospital se atendian casos sin complejidad y los médicos mayoritariamente eran generalistas, no teníamos muchos especialistas ya que aquí no habia equipo de rayos ni laboratorio aún, y los médicos debían arreglarse como podían para cumplir todas las funciones, derivando a Bariloche casos un poco mas complejos, emergencias que no podian ser resueltas con nuestros escasos medios, y de mayor gravedad, a Nequén capital.

Consultada sobre cuántas camas habia para internación en el hospital, Erminda me dijo que eran cuatro camas. Vinieron después el matrimonio de los  doctores Dibi, ambos médicos. Yo recuerdo que ya se contaba con ambulancia en esa época, porque, como la mayoria de los vecinos no tenia vehículos, recuerdo que cuando el doctor Dibi debia viajar a Bariloche, avisaba para que los que necesitasen ir, aprovecharan el viaje en la ambulancia. Asi viviamos antes, la solidaridad entre vecinos era lo habitual.

 En 1967 se incendió el Hospital. En ese tiempo no teníamos bomberos voluntarios y cuando algo se incendiaba, habitualmente no quedaba nada, era muy dificil combatir el fuego sin bombas.

Recuerdo que esa noche estábamos en casa y vino un vecino a avisarnos que se estaba incendiando el hospital, nosotros teníamos una Estanciera, papá cargó unas palas y salimos para allí. Todo el pueblo miraba el triste espectáculo del fuego devorando  el techo del hospital y se lamentaba.

Mi madre no se resignó a ver ese espectáculo y comenzó a dar directivas a los vecinos para hacer cadenas de baldes con agua, otros con tierra, y apagar las bigas que se desprendian, con frazadas mojadas, algunos vecinos con palas removian tierra con la que otros llenaban los baldes y se iban pasando, y así se logró controlar el fuego. Estuvimos muchas horas alli hasta que terminó todo. Después de eso, mi madre estuvo varios dias casi sin poder moverse,  por el esfuerzo realizado y el estres. Era una gran organizadora y lo curioso fué que todos la obedecieron.

Foto 5-  edificio del primer hospital, antes del incendio. foto Pablo Remdonck

Erminda nos cuenta que ya en 1962 con la asunción al gobierno provincial de don Felipe Sapag y la creación del Movimiento Popular Neuquino, se comenzó con la organización del sistema provincial de salud, uno de los mejores de nuestro país.

Erminda comenzó a trabajar como enfermera en 1967 en San Martín de los Andes y en nuestra localidad en 1971. Mujer de mucha fé, me comentaba:”viste que hasta el día de hoy ando con el rosario acá, porque que se yo, hay momentos que te llama a pedir ayuda al infinito”.. Le tocó traer bebés al mundo y muchas veces en soledad. En otros artículos seguiremos hablando de estos temas, vinculados a nuestra salud pública.

 

*Este texto fue escrito por Mechi Palavecino colaborando para  Archivos del Sur, Subcomisión de la Biblioteca Osvaldo Bayer, tomando como base  el libro “Recuerdos de dos médicos patagónicos” de Isabel y Eduardo Molinero, una entrevista realizada por ella a Erminda Urra en el año 1997 y  recuerdos personales de su niñez.

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