Hoy se podrá ver un documental sobre Alfredo Zitarrosa, y dialogamos con la directora

En el año 2014 la familia del cantautor Uruguayo Alfredo Zitarrosa decide entregar en custodia el vasto material de archivo personal al estado, para su preservación y divulgación pública. El artista había dejado cantidad de cajas de fotografías, grabaciones de canciones, letras escritas, papeles, afiches, testimonios, poemas, entrevistas.

El documental Ausencia de Mi, que se podrá ver este Lunes a las 22 Hs en Canal Encuentro, toma esos materiales personales dispersos, recolectados y guardados a lo largo de los años, y los utiliza para mostrarnos un relato que pone el foco en el exilio del músico. Un exilio que es solo una parte de su larga trayectoria pero que es muy significativa, ya que resume y condensa esos años de dolor que lo alejaron de su patria, profundizando en su compromiso político, la militancia activa más allá de su figura como artista y la idolatría popular.

Una escena resume en gran parte lo que es el documental. Las imágenes son del año ‘84 y es el retorno de la democracia en Uruguay. Alfredo Zitarrosa aterriza en su país luego de diez años de exilio. La multitud lo recibe en el aeropuerto a los gritos, aplausos, con banderas, hay muchos periodistas y fotógrafos. Viste traje, corbata, se peina con gomina hacia atrás, como los cantores de antaño, se lo nota conmovido y desconcertado. Trae consigo una maleta y su guitarra. Al rato se lo llevan en una larga caravana hacia el centro de la ciudad de Montevideo donde hay muchísima más gente esperándolo. Se oye al unísono: “Si esto no es el pueblo, el pueblo donde está…” 

Conversamos con Melina Terribili, su directora, que nos cuenta cómo fue el proceso de armado del documental a lo largo de los años, y su relación con la obra del músico. 

¿Cuál fue el deseo de hacer una película sobre Alfredo Zitarrosa? 

La motivación inicial para hacer Ausencia de Mi partió hace ya muchos años. Surgió por un vínculo muy fuerte que yo tenía de joven con su obra. El es parte de un grupo de artistas que se escuchaba mucho en mi casa y que estaba vinculado a la generación de mis padres. A mi me impactó mucho, yo lo escuchaba y leía cosas sobre él, hasta que un día me pregunté por qué no hacer algo con eso. Ahí empezó toda la historia.

Una historia que llevó mucho tiempo porque al principio me tomé un periodo muy largo en la etapa de investigación, haciendo continuos viajes a Uruguay, conociendo a sus hijas, a su compañera Nancy, a sus hijas Serena y Moriana y también a muchas personas cercanas a Alfredo para poder entender un poco más en profundidad su universo. Pero por sobre todo para saber qué película iba a hacer porque, por supuesto, yo no quería hacer una película biográfica. El proyecto se fue transformando con el tiempo pero siempre tuvo mucho peso el exilio en esa investigación. En el transcurso de esa investigación tome conocimiento sobre la existencia de un montón de cajas que Alfredo había dejado al morir. En esas cajas había mucho material de archivo en primera persona. Cintas de audio, películas super 8mm, manuscritos, poemas, objetos personales, cartas, así que tomé todo eso que había ahí para empezar a pensar qué tipo de película quería hacer. 

Es muy interesante la figura de Alfredo Zitarrosa como ídolo popular en Uruguay. Esas imágenes de la vuelta a su país son conmovedoras. ¿Por qué decidiste que la película sea sobre su exilio de diez años?

-A mi me pareció muy fuerte poder centrar la película en el exilio porque es un tema profundamente dramático, que además fue un drama que afectó a muchísimas personas del mundo en diferentes etapas, historias, épocas y circunstancias. Leí mucho sobre exiliados y en todos los casos, incluyendo el de Alfredo hay algo que se quiebra y que se rompe y que es la imposibilidad de retorno, de reconstrucción. Creo que toda obra tiene que tener un sentido universal, y me parecía que el exilio podía por un lado cumplir con esa premisa narrativa y también por otro lado Alfredo Zitarrosa fue “el exiliado”. Hay gente que se ha tenido que ir de su tierra y pudo seguir viviendo y desarrollándose en otros países, sin embargo a Alfredo esa circunstancia lo atravesó de forma irreversible. En la película está el ejemplo de que él mismo cuenta que en ese exilio no puede componer ni una sola canción. La afirmación habla mucho de alguien que basaba su obra en un sentido humano, entonces poner el foco en su exilio me permitió profundizar en su forma de pensar, y también por supuesto como co-relato poder contar una etapa política e histórica de Latinoamérica que también incluye a España, porque cuando él vive en Madrid es justo la época en la que el país está viviendo la etapa de la transición española, muy convulsionada tras la muerte de Franco, y entonces de además de contar la historia de Alfredo la película atraviesa de alguna manera esos territorios en estado de violencia. Donde no existe la paz, donde la democracia es frágil. 

Entrevista realizada junto a Irene Franco

Lunes 21 de Septiembre a las 22 Hs. en Canal Encuentro

*Prof. Artes Audiovisuales
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