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ARCHIVOS DEL SUR

Historia de pobladores: la Escuela 104 y la vida cotidiana

En esta entrega de Archivos del Sur, Mechi Palavecino, museóloga y profesora de Historia UNComahue,  revive la historia de María Cristina Zamora de Hensel
16/05/2021
Historia de pobladores: la Escuela 104 y la vida cotidiana

Foto 1 – Acto en la Escuela 104, representación de Pinocho, Cristina, Norma de Munar, Tati Martin,José L.Barbagelata, Peti Navarro, Susana Pusakow, Mabel Martínez, Mari Rolando,Ariel Barria,Julia Rios Joselito Salamida, Cristina Garcia entre otros

 

En la idea de ir escribiendo nuestra historia local y regional desde otras miradas, hoy quiero escribir sobre la que fue mi maestra en 3º y en 4º grado, Maria Cristina Zamora, luego de Hensel, con quien me estoy reuniendo en estos dias y conversando sobre tiempos pasados.

Cristina nació el 14 de enero de 1944 en Quemú Quemú, provincia de La Pampa. Hija única de familia de clase media, su padre fue radiólogo y su madre modista. Como en su pueblo no había escuela secundaria,  para estudiar tuvo que trasladarse  a otro pueblo que tenía un internado de las monjas y cursaba en otro lado. Ella cuenta que primer año no estudió demasiado, se llevo cinco materias y sus padres la cambiaron de colegio y la sentenciaron a que no volviera a la casa si no cumplia con sus estudios. Ese año y los que siguieron estudió y obtuvo su diploma de Maestra Normal Nacional, asi se denominaban los docentes en ese tiempo.

Cursó con una hermana de Elsa Lasagno, ya que Elsa era 3 años menor que ella. Luego de recibida, estuvo un año haciendo alguna que otra suplencia hasta que a partir de una charla con una amiga de la familia, decidió anotarse en la provincia del Neuquén y desde el Consejo la llamaron que habia una vacante cerca de Aluminé. La acompañó su padre a Neuquén capital y alli le ayudaron a resolver el tema de su alojamiento en su nuevo lugar, debian viajar al dia siguiente. A último momento le informaron que como había dos vacantes y se habia presentado un matrimonio de maestros, decidieron dárselo a ellos,ya que la escuela tenia casa institucional, pero para ella tenian vacante en Villa La Angostura, que era un lugar mucho mas bonito, según le dijeron. Su padre la acompañó en avión a Bariloche, pero de Bariloche a la Villa no tenian colectivo hasta el día siguiente, entonces se tomaron un taxi que les hacia precio por llevarlos, esperarlo a él y traerlo de regreso a Bariloche a tomar el tren para volver a su provincia.

Don Zamora dejó a Cristina con Norma de Munar, la directora en ese tiempo, y regresó, luego de saber que su hija de 20 años, estaria ubicada en La Granja y de conocer a doña Hortencia de Hensel, su dueña. Era un 4 de setiembre de 1964.

Cristina me comentó que en La Granja estaba hospedada Chiquita Beguelin, que fue mi maestra en 1º superior (hoy ya no existe esa denominación y de 1º se accede a 2º), y Julio César Nahuelquin, que era de Bariloche y estuvo un año solamente. Vivia alli doña Hortenia con sus tres hijos, Carlos, Melita y Eduardo. Melita se hizo amiga de Cristina rápidamente. Le preguntó que ropa de abrigo tenia, y Cristina tenia de calzado unas chatitas solamente, por lo que Melita le facilitó botas de doña Hortencia, hasta que ella se pudo comprar calzado adecuado a nuestro clima. En La Granja tenían pensión completa, y, cuando terminaban sus actiidades laborales, ayudaban en los quehaceres de la hostería en temporada fundamentalmente, que a veces tenian mucho trabajo, sobre todo en los momentos de descanso del personal. Venian a La Granja los estudiantes de la UBA (Universidad de Buenos Aires) a tomar el té, y se daba almuerzo también.

Foto 2- En la cancha Calafate, Alcira de Palavecino, Nydia Beguelin, Melita Hensel y Chiquita Beguelin

En La Granja, Cristina conoció a Carlos Hensel que resultó ser su compañero de vida, se casaron a fines del año siguiente y tuvieron tres hijas, Roxana, Melita y Elizabeth. Mi padre sacó las fotos del casamiento de Cristina y Carlos, en ese tiempo diapositivas, y don Tratnick las fotos blanco y negro. Como en ese tiempo no hanbía muchas casas en alquiler, Cristina me cuenta que doña Lucia Venturini, que con su esposo Sexto Egidi alquilaban el Hotel Angostura, le prestó su propiedad que quedaba en frente de la actual Prefectura y que entonces era el Correo, mi hogar.

Su cuñada Melita habia conocido  a un estudiante de medicina de la UBA, Osvado Pellín, con quien se casó unos meses antes que Cristina, y se fué a vivir a Cutral Có. Osvaldo era médico pediatra alli y  posteriormente se mudaron a Neuquén Capital.

 Recordemos que en ese tiempo las escuelas eran Nacionales y las decisiones se tomaban desde Buenos Aires, que siempre quedó muy lejos….por lo que las sacrificadas maestras en esos tiempos no podian concurrir a clase de pantalones ni de botas, debian llevar medias de fiselina y zapatos de vestir, nada sobre el guardapolvo, ni campera, ni saco, ni chal……esos señores en Buenos Aires no tenian idea de lo riguroso del clima en estos pueblos cordilleranos por aquellos dias.

Las aulas se calefaccionaban con una estufa hogar a leña. Cristina comenta que era suficiente, pero recordamos ambas que nevaba muchísimo y durante  varios meses.Ella me dijo que fué un lujo trabajar con Norma de Munar como directora, ya que Norma fue una persona sabia y criteriosa, con gran capacidad de mando que supo transmitir conocimiento sin dejar de lado lo humano. En la década del 60, las instituciones más importantes en el pueblo, en nuestra opinión,  eran el Correo, ya que por alli pasaba la comunicación de los vecinos, tanto escrita como telegráfica o por radio y la Escuela 104, que centralizaba toda la vida social y cultural.

La Escuela 104, al tener el régimen de  funcionamiento setiembre-mayo, permitía que todas las familias pudientes que tienen aquí su  residencia y se instalan varios meses en verano, pudiesen visitarnos y ver in situ las necesidades de la escuela y sus alumnos, entonces, cada vez que ellos venian a vacacionar nos traian cantidad de donaciones en ropa, calzado, útiles escolares, libros y mil cosas mas que nos servian muchísimo. Cristina recuerda a todas las familias de Cumelén y muchas otras, pero no las vamos a nombrar para no dejar afuera a ninguna, ya que todas fueron muy importantes en su colaboración con nuestra escuela y sus alumnos.

 Los estudiantes de la U.B.A.(Universidad de Buenos Aires)  siempre nos visitaban tambien, organizaban música, teatro, títeres para nosotros, ademas de hacernos test psicológicos y un largo etcetera. Siempre éramos visitados por todas las personalidades que venian al pueblo, era paso obligado.

La Escuela ocupaba la vida de los maestros, ya que todo era manual, se debian hacer láminas para ilustrar los diferentes temas, Cristina recuerda cómo gastaba gran parte de su sueldo en cartulinas, papel afiche, papel de calcar, cayones y lápices de colores. Para pegar se usaba engrudo. Y todo era manual, los mapas se calcaban. Comentábamos la diferencia de los alumnos de la escuela antes, muchos eran de familias de condición humilde que quizas nunca habian salido del pueblo y no conocían otras realidades, sumado a esto el aislamiento en el que vivíamos, la escaces de medios de comunicación y de transporte hacia que las láminas fuesen fundamentales en la explicación de muchas temáticas.

Foto 3- Acto en Plaza San Martín, Cristina Zamora, padre José y don Mariano Barria

 Para el 25 de mayo, que era la fiesta máxima en el pueblo y coincidia con el fin del ciclo lectivo, se hacia un gran acto al que concurria todo el pueblo, todos los vecinos y todas las autoridades. Se hacia chocolate caliente en grandes ollas de aluminio y los vecinos traían exquisiteces para compartir, tortas, tartas, escones, tortas fritas, galletitas, arrollados, todo casero y preparado para la ocasión. Los alumnos haciamos obras de teatro y nos disfrazábamos, se cantaba y se bailaba, era una gran fiesta que todos disfrutábamos mucho. Nunca se suspendía por mal tiempo ya que  se hacia dentro de la escuela, en el patio cubierto.

No existía la celebración del 15 de mayo en esos dias. Muchos años después nos enteramos que era la fecha de nuestra fundación y comenzó a conmemorarse. En los sesenta era la fecha patria la mas importante, y que nos unificaba  y hermanaba a todos. Según Yayo de Mendieta, en su libro “ Una aldea de montaña”, el 15 de mayo comenzó a celebrarse en 1973.

Se conmemoraba tambien el 9 de Julio, pero éste ya era un acto mas cívico, porque la escuela estaba de vacaciones, y se hacia al aire libre. Recuerdo que se juntaban las autoridades y algunos vecinos en la Plaza en el Puerto que anteriormente se llamaba Perito Moreno y hoy se llama Expedicionarios del Desierto. Posteriormente estos festejos se realizaron en la Plaza San Martín, en el Cruce, luego que se sacara de alli el Cementerio y considerando que este lugar quedaba mas cómodo a los vecinos, con el crecimiento del pueblo.

Cristina comenta que como en la escuela no se contaba con maestros especiales, para educación física se organizaban juegos para las niñas y para los niños partidos de fútbol, esto tambien se hacia los sábados, con la carga horaria que representaba para las maestras, que de todas maneras debian trabajar de lunes a viernes.

Era complejo para los alumnos concurrir a la escuela en el actual puerto y pronto el edificio quedó chico. Se trasladó entonces a su ubicación actual en el Cruce, en enero de 1975  pero el edificio, diseñado con desconocimiento de la geografia y el clima nuestro, tuvo que sufrir modificaciones para que pueda ser utilizable. En mayo de 1976 se incorporó al edificio el CPEN 17 como nocturno, para ello Cristina comenta que tuvieron que realizar un gran trabajo de relevamiento de las familias y sus necesidades, hacer estadísticas, visitar los pobladores, todo esto fuera del horario escolar por supuesto y gastando el vehículo y el combustible propio. Se destacó en esta tarea  Julia Diez  y cuando se inauguró el CPEN su directora fue Mónica Satragni y sus profesores fueron distintos maestros, Cristina incluída y prefesionales de la localidad.

Recordamos al padre Miche, no sabemos si éste era su nombre o su apellido. Este venia de Bariloche cada 15 dias a celebrar misa aquí. Luego fue reemplazado por José Francisco Bedmar, español  de Alicante, que habia estado en Las Lajas antes de venir aquí. El padre José siempre estuvo preocupado por los jóvenes, tuvo viviendo con él en la iglesia tres niños de la localidad, Carlitos Morales y los hermanos Peti y Jorge Navarro. Siempre trató de organizar trabajos comunitarios para generar actividades y conciencia de solidaridad en los jóvenes. Tuvo a su disposición un Jeep, donado por I.K.A. a la Iglesia y gracias a eso, pudo visitar distintos parajes y resolver necesidades de los pobladores alli. Cuando vino a la localidad el presidente de facto Juan Carlos Ongania, en la misa del domingo de la que el presidente por supuesto participaba, el padre José le dijo muchas cosas que al presidente no le gustaron y se quiso retirar de la misa, siendo su esposa la que lo retuvo.

Foto 4 – llegada del presidente Ongania, Norma de Munar, Sra.de Knapp y Cristina Zamora, el niño de espaldas es Segundo Cárdenas

Anécdotas del nuestro pueblo. En los 60 contábamos con un proyector de cine super 8 y se proyectaban películas en La Flecha, en el sector del restaurante del Sr. Bianchi. Recuerdo que dos por tres se cortaba y debian unir la cinta para seguir viendo. Cuando la escuela se mudó al Cruce, comenzó a funcionar en su edificio también el Jardín de Infantes. y dice Cristina que alli se proyectaban películas en un tiempo, también se practicaban muchos deportes en el patio cubierto de la escuela.

La Escuela 104 fue un referente de la cultura y la educación de varias generaciones de angosturenses, entre los que me incluyo. Fué testigo mudo del crecimiento y progreso del pueblo. Cristina fué directora de la misma en varias oportunidades, dejando marcada su impronta. En los últimos años se fué a trabajar al Distrito Escolar, donde se jubiló en el año 2000. Esta historia continuará.

Foto 5 – Teatro en el Club Correntoso- Cristina Zamora, Víctor Willhuber, Elsa Lasagno, Lucrecia y Santiago Paz y Beatriz Fabreguettes

 

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