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ARCHIVOS DEL SUR

Historias de vida: Don Domingo Soto

En esta entrega, la museóloga Mechi Palavecino escribe sobre el histórico vecino.
25/07/2021
Historias de vida: Don Domingo Soto
Don Domingo Soto y otros, en la cena de Maria Andrade, mayo del 2000, foto Mechi Palavecino
Don Domingo Soto y otros, en la cena de Maria Andrade, mayo del 2000, foto Mechi Palavecino

Este domingo dejaremos la Colonia Agrícola para incursionar en historias de vida. Quiero hacer una nota sobre un antiguo vecino de la localidad y gran carpintero, don Domingo Soto, a quien entrevisté en setiembre de 1999, mientras yo estaba a cargo de nuestro Museo y  tenia el proyecto de recuperar el antiguo Anexo del viejo Hotel Correntoso, que pertenecia a don Alfredo “Pilón” Barbagelata y se encontraba ubicado en lo que fue Nevada, antiguo Pichi Huinca. Habia conseguido que su dueño, Miguel Barbagelata, amigo y ex compañero mio de la escuela primaria, antes de desarmarlo lo cediera en donación al Municipio para que  pudiera hacerlo armar en el predio del Museo, que en ese tiempo estaba donde se encuentra emplazado actualmente,  la ex - Usina, en el Puerto, y utilizarlo como sala de exposición. Cada vez que recuerdo cuánto trabajamos en este proyecto la arquitecta Carina Paradell y yo, me indigno mucho. Pero no es este el tema aquí, ya que lo expliqué el año pasado en los artículos sobre el Museo, para los 25 años del mismo, ver:

https://www.diarioandino.com.ar/noticias/2020/06/27/216341-y-un-dia-tambien-tuvimos-museo-2da-parte

El arquitecto Néstor Bello escribió un artículo sobre don Domingo Soto, que fue publicado en nuestro primer periódico, “El Pionero”, de lo profesora Arlette Neyens, con fecha 4 de julio de 1995, y se refiere a don Domingo en estos términos: “es sin duda uno de los mejores carpinteros de la zona y tuvo el gran mérito de ser él quien estableció la primer carpintería mecánica en Villa La Angostura”.

Don Soto tenia 87 años cuando lo entrevisté y me comentó que vivia en la localidad desde marzo de 1939, que había nacido en el vecino `país, en Puerto Octay, sobre el lago Llanquihue y que acompañaba a su padre a trabajar desde muy pequeño para colaborar con el mantenimiento de la familia. Iban muy temprano al monte y  hasta ya entrada la noche. Su almuerzo consistía en una taza de ñaco (trigo tostado, alimento muy comun entre la gente humilde en esos tiempos, a ambos lados de la cordillera).

Contrajo matrimonio con Susana Cárcamo, y sus dos primeros hijos fueron Bruno y Hugo. Cruzó la cordillera entrando por Peulla, Laguna Fria, Puerto Blest y Colonia Suiza y se instaló en la zona, buscando una mejor vida. En Pampa Linda fué contratado como carpintero para construir unos galponesy cercados para el primer médico de Bariloche, el doctor Benito Vereertbrugghen de origen belga. Regresó a Chile por el paso de las Nubes para buscar a su familia y luego se trasladó a Bariloche y trabajó para la empresa Schmidt y Cía. que estaba levantando obradores para la reconstrucción del Hotel Llao Llao, que habia sido devorado por el incendio al poco tiempo de su inauguración. Don Domingo contó que en el campamento vivian unos ochocientos operarios entre carpinteros, albañiles, cañistas y capataces.


 Aserradero en correntoso-foto archivo Museo Histórico Regonal, colección flia. Meier

En 1940 vino a la Villa y consiguió trabajo para don Francisco Capraro, quien  estaba demoliendo la antigua construcción de madera del hotel Correntoso, que habian desarrollado sus padres, don Primo Capraro y su esposa Rosa Meier. A través de los créditos para la hoteleria fomentados por la Dirección de Parques Nacionales, había construído un edificio de material de tres pisos y don Domingo fue contratado para colocar las tejas del techo, luego, la sra. Emma, esposa de don Francisco Capraro, viendo que él trabajaba muy bien la madera, le solicitó que continuara trabajando para el hotel, ya que no contaban con buenos carpinteros para realizar todos los trabajos interiores que necesitaban. Fue asi que terminó trabajando alli durante doce años y medio.

Por lo que me narraba don Domingo, aprendió mucho durante ese perído de trabajo alli, y que don Francisco y doña Emma eran personas honestas, generosas y pagaban bien. Ya para 1947 se terminó el edificio del nuevo Hotel Correntoso. Me explicaba don Domingo cómo realizaba los muebles  del hotel, al no haber en esos años maquinaria para ello, él en forma manual cepillaba y ensamblaba todo, 120 piezas de muebles, 35 roperos, 30 banquitos de cuero para colocar las valijas sobre ellos,banquitos de toilette, banquetas, mesas, mesas de luz…Me contaba que le dieron el diseño de los mismos, traído de Buenos Aires y él debia copiarlo. Un tiempo también trabajó en los altos de Correntoso, haciendo una caballeriza para el hotel, que terminó siendo una carpintería.

Solicitó permiso a don Francisco para hacer una huerta en el predio del hotel y tuvieron una cosecha espectacular de hortalizas, verduras y sobre todo de frutas finas. Don Domingo me explicaba que él creía que ello se debia a la buena ubicación del terreno, siempre al sol y cerca del lago, lo que atemperaba las bajas temperaturas en invierno…

Don Soto comentaba que cuando ellos llegaron a la Villa, en el actual centro estaba solamente el A.C.A. y los techos rojos de la gendarmería, que la primer casa fue la de don José Salamida, y que la segunda casa la hizo él para Silvia Capraro, sobre la actual calle Barbagelata. Dice que no habia nada, solamente bosque. Los caminos eran angostos, con innumerables curbas y subidas y los puentecitos muy chicos, que chirriaban y se movian cuando pasaba algún camión cargado.

Bueyes transportando troncos en lago espejo-colección flia. Meier

Don Domingo me siguió contando que siempre tenia la idea de establecerse por su cuenta, ser su propio patrón, y en 1947 compró su primera máquina, un tupi con sierra circular y motorcito a nafta, luego compró una machimbradora y otras máquinas y herramientas menores. Compró su propio terreno, atrás del A.C.A. 5.000m2 pero era mallinoso y tuvo que rellenarlo con muchisimos camiones de tierra, traídos por don Pilón Barbagelata, y desparramarlos todo a pala.

En 1953 comenzó la construcción del galpón para su carpintería. Todos los detalles de esta construcción se pueden leer en el artículo antes citado del arquitecto Néstor Bello. Aclaro que la colección completa del periódico El Pionero se encuentra únicamente en el Museo Histórico Regional, en el puerto, en estos momentos están siendo escaneados los números, para su consulta on line.

Conversando con don Domingo sobre el Hotel Correntoso, donde habia trabajado tantos años, me comentaba que el mismo tenia 35 habitaciones todas con baño privado, que los anexos del hotel tambien eran de mucho lujo y que ellos atendían muy bien a los turistas. El personal del hotel tenia asignadas habitaciones en los anexos, él recuerda que eran cuatro o cinco mucamas, cuatro o cinco mozos, cocineros, la gerente, un metre, todos muy buen personal, muy trabajador, de mucha confianza. Un tiempo la familia Meier trabajó alli también, no sabe si eran concesionarios, antes de hacer el hotel del lago Espejo, no recuerda. Don Francisco se caracterizaba `por complacer siempre al turista, era muy cumplidor, se combinaban con el hotel Ruca Malén, que era de Parques Nacionales, que era grande y de lujo también. Tenían lanchas, automóviles, el turista no caminaba nada, después venía la Modesta Victoria, con 30 o 40 pasajeros, pasaba por la Isla Victoria, donde también había un hotel. Venían muchos turistas a pescar, habia muy buena pesca entonces. El siempre atendía todos los trabajos de carpintería.

Balsa jangada para transportar los troncos por el agua-colección flia. Meier

Don Domingo tuvo cinco hijos en total, tres varones y dos mujeres, según él dijo, era dificil estudiar aquí en esos tiempos, asi que sus hijos fueron buenos trabajadores todos, quizas las mujeres mas serias….

Con el crecimiento de la Villa don Domingo me dijo que nunca le faltó trabajo, como él era muy serio y prolijo, la gente de Cumelén siempre lo llamaba para hacer algo y él siempre cumplió con su palabra.

Le pregunté si recordaba algo divertido que hubiese pasado en el hotel cuando él trabajaba alli y me contó que don Francisco habia comprado un hidroavión y que aparentemente no lo supo manejar, el caso fue que lo chocó con el muelle y el avión se hundió en el lago, haciendo un tremendo ruido y oleaje, por suerte habia en esos momentos por alli unos empleados oriundos del sur de Chile, que eran buenos nadadores, se tiraron al lago para rescatar a don Francisco, y el avión se undió en  el fondo del lago, tardaron como un mes en poder sacarlo. Mientras tanto la Fuerza Aérea le exigía que apareciera el avión!!! Pobre, dice que tuvo que hacer un papeleo terrible…por suerte se pudo sacar el avión con un lanchón grande, el Millaqueo, de don Eggers, vecino de la localidad, luego de muchas maniobras y con gran trabajo.

También recordó cómo un domingo salieron dos turistas en un bote a pescar, se pusieron ambos del mismo lado del bote y el mismo se dió vuelta, por lo que también tuvieron que salir a buscarlos y regresaron todos empapados y sin pescar nada…cosas que pasan.

Hugo Soto y hermanas, década del 60, foto archivo Museo Histórico Regional

En el año 1962 el trabajo habia disminuído mucho y don Domingo se consiguió que lo contrataran en la obra del  dique Florentino Ameghino, en el valle del rio Chubut, permaneciendo dos años alli, trabajando en el armado de grandes encofrados y a veces haciéndolo a 60 metros de altura. Cuando regresó, en el año 1964 la provincia del Neuquén le encargó que trabajase en la obra de los albergues del Messidor, junto a su compañero don Otto Vera, con quien ya habia trabajado en muchas oportunidades. Dijo que fue un contrato muy ventajoso ese, que le permitió estabilizarse. Después de eso, siguió consiguiendo buenas obras y contaba ya con la ayuda de sus hijos como colaboradores.

Dejamos aquí la charla amena con don Domingo, un luchador que supo ponerle el pecho a los tiempos difíciles y con mucha determinación se ganó un lugar importante en la historia de la arquitectura y la construcción vernácula de nuestro pueblo, aunque hoy los nuevos habitantes de la Villa no lo saben, y es esa la función de esta nota.

Domingo Soto y familia- foto colección flia.Soto

Este artículo se basa en una entrevista a don Domingo Soto, realizada por Mechi Palavecino  en setiembre de 1999.

Se puede ver tambien en El Pionero del 5 de julio de 1995 la entrevista realizada por el arquitecto Néstor Bello.

Contacto:
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 *Mechi Palavecino, museóloga, Prof. Historia U. N. Comahue para Archivos del Sur, Subcomisión de la Biblioteca Popular Osvaldo Bayer

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