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MEMORIAS

La historia de Jean Pierre:"El Tetratlón 1996 y la temporada 1997 con su pisanieve Pisten Bully"

En su capítulo 34, Jean Pierre Raemdonck escribe sobre uno de los eventos más importantes que recibiría el centro de esquí y la esperada maquinaria pisanieve.
14/08/2021
La historia de Jean Pierre:"El Tetratlón 1996 y la temporada 1997 con su pisanieve Pisten Bully"

En Agosto de 1996 nuestro sobrino Tanguy, que había estudiado  agronomía durante un año, vino a conocer la agricultura y la crianza vacuna en Argentina. Empezó por Azul (Provincia de Buenos Aires), dónde se quedó unos días, recibido por nuestro amigo, el Hermano Juan (Jean Groverman) que en aquel tiempo se ocupaba de la crianza de los Toros de Pedigree de su Monasterio. En Villa Regina, nuestro amigo Rubén Lauretta le hizo conocer las chacras del Valle de Río Negro. 

Después de descubrir los toros Hereford en Azul y los cultivos de manzanas, uvas y peras en el Valle del Río Negro, Tanguy llegó a Villa La Angostura para festejar los 16 años de Paul. 

Toros de Pedigree producidos en el Monasterio de Azul.
De izq. a der. : Tanguy, Pamela, Hélène, J-P, Nicolás, Jean-Marie, Adrián Gil, Edouard y Mirta.

El 2 de Septiembre 1996, Tanguy escribió, en nuestro libro el resumen de su viaje, con la claridad de un buen maestro de escuela primaria que es hoy en Bélgica:

“Hace ya un mes que me encuentro en Argentina y, desgraciadamente para mí, este viaje llega a su fin. Un mes que empezó por una estadía en el Monasterio Trapense de Azul dónde me recibió el hermano Juan Bautista. Allí, pude apreciar el paisaje con el trabajo y la vida cotidiana de esta comunidad. La continuación del viaje fue Villa Regina, región de las manzanas y peras, huésped de la familia Lauretta. El 13 de Agosto, bajo un pequeño temporal de nieve llegué a Villa la Angostura con Jean-Marie, pasé la noche en su casa con la felicidad de reencontrarme con mi tía y primos. El día siguiente encontré la otra parte con igual entusiasmo. Durante mi estadía en Angostura fui a pasear, esquiar, fui al bosque de Arrayanes,… efectuando eso, comiendo en la casa de uno y durmiendo en otra, para mi gran placer. El 23 salí para Chile, dónde después de haber pasado unos días con los Kemp, salí al fundo de Michel Van Ginderdeuren. Allá me esperaba el descubrimiento de los alrededores a caballo, en jeep con paseos en esquíes y a pie, fantásticos recuerdos. El 29 regresé a Villa La Angostura, últimas bajadas de esquíes, gran paseo a caballo con Paul y Edouard bajo la tutela de Antonio Ávila. Y, después de unas últimas visitas llegué rápidamente al día de hoy. Dentro de pocos minutos, después de cerrar este libro, saldré, lleno de recuerdos en la cabeza. Gracias a J-P y Bernadette, Paul, Hélène, Édouard, Jean-Marie, Mirta, Nicolás y Pamela por su acogida y su preocupación en la organización de mi viaje”.

La temporada invernal se terminó con un “Tetratlón” que es una carrera que incluye cuatro disciplinas. Largada a pie desde el nivel 1.500 hasta 1.600, desde allí bajando esquiando hasta dónde se terminaba la nieve, siguiendo a pie hasta la base, luego de 7 km en bicicleta hasta el lago,  continuando con 3 km en kayak y por último  7 km a pie hasta el Centro del Pueblo. Un total de 24 km non-stop. El increíble fue que uno de los primeros clasificados tenía una sola pierna. Subió con sus muletas, su único esquí atado en su espalda, bajó esquiando a plena velocidad, siguió con sus muletas, agarró su bicicleta de un solo pedal y con su kayak adelantó a muchos participantes para terminar con sus muletas, entre los primeros, en un trueno de aplausos del público, en pleno Centro del Pueblo.   

El momento de la largada con la presencia de nuestro Padre Héctor  abrazado con el famoso reportero de los Campeonatos de Rugby y del dirigente de la carrera.
“El campeón del día” :  Un ejemplo para Todos.

En su carta del 14 de noviembre Bernadette escribe: “Édouard entró en un equipo de futbol y tiene entrenamientos de dos horas, tres veces por semana. Por el momento, estamos construyendo una cancha de tenis en Andalué. No pensábamos que iba a entrar tanto hormigón y  tampoco que iba a ser tan solicitada en el futuro.

En el Cerro Bayo, ofreceremos un servicio de bajada en bicicletas con guía por el Camino Panorámico. Hay que ver como ocupar los veraneantes. Esperamos que la situación económica les permita tomar sus vacaciones, porque el “Estado aumenta continuamente los impuestos”. 

En el Cerro, apenas la temporada invernal terminada, los trabajos se habían reanudados. Antes del invierno, por culpa de los problemas aduaneros, no habíamos colocado la nueva estación de retorno del Pomita 18. Para facilitar nuestros transportes en la montaña, conseguimos en una venta pública de la municipalidad, una camioneta Chevrolet, doble tracción, fuera de uso. Nuestro mecánico Kitino la puso en perfecta condición. Era el vehículo ideal para nuestras obras, muy estable gracias a su amplia anchura y su bajo centro de gravedad para evitar que se vuelque en terrenos inclinados.

En el final del invierno, había pasado por el Cerro Bayo una delegación de dirigentes del Centro de Esquí de Sierra Nevada de España. Muy amablemente, nos habían aconsejado construir “Girondas” en los filos del Cerro, para conseguir grandes acumulaciones de nieve con el efecto del viento. A su regreso en España, nos mandaron una documentación completa sobre el tema. Gracias a este buen consejo, acompañado de nuestro aserradero, nuestro transporte y nuestras capacidades constructivas, pusimos unas primeras “Girondas” bien calculadas al borde de la pista 18, muy expuestas al viento del Pacífico. Desde entonces, estas Girondas siguen acumulando, sin costo, más nieve que la que podríamos producir con varios cañones de nieve artificial.  

La construcción de nuestra primera “Gironda”.
Nuestro camioncito, llevando ripio para los cimientos del Retorno 18

 

 

En Andalué, inaugurábamos la cancha de tenis y esperábamos Anne-Sophie (sobrina de Bernadette) y su amigo Didier. 

Anne-Sophie con sus primos argentinos.

Después de las Fiestas de Navidad y Año nuevo, salimos con ellos y una amiga de Hélène, Constanza, en la casa rodante a El Bolsón, dónde encontramos nuestros amigos Julio y Teresa Vergara. 

Julio Vergara a bordo de la casa rodante a la hora del Té.

Julio se encontraba magníficamente bien después del trasplante de su nuevo corazón. Con sus cincuenta años, aprovechaba un corazón de veinte años. Entramos la casa rodante en su chacra. Nos invitaron a cenar y nos recordamos la época que Julio era Escribano en Buenos Aires y del día que llegué en su estudio con el Boleto de compra de las 60 hectáreas, firmado por el doctor Gerosa. Un pedazo de papel que fue la piedra fundamental del Centro de Esquí Cerro Bayo. Sin este acto del Dr. Gerosa, no por interés económico, pero con el inteligente sentido común de su parte, hubiera sido imposible conseguir tanta colaboración para esta obra, y quien sabe si hoy Villa la Angostura dispondría de un Centro de Esquí.

Al día siguiente encontrábamos a Tom Van Dieren y Cristina en plena actividad de producción y venta de Wafles de Bruselas en el Centro del Mercado Artesanal de El Bolsón.

Tom y su empresa en full-action.

Este pequeño negocio, bien organizado les permitía vivir, y  hacer algunas inversiones inmobiliarias. Todas nuestras felicitaciones a Tom y Cristina por haber llevado tan bien su vida. Sus primeras actividades en el Valle del Río Negro, en la Isla de Luis Beltrán, no le fueron fáciles. Cuando tenían buenas cosechas de tomates, no la podían vender porque no valían nada y cuando no se cosechaban por culpa de las inundaciones o de otros inconvenientes, el precio era bueno solamente para los que habían tenido la suerte de cosechar. Después en el “Corcovado”, a pesar de tantos sacrificios para criar vacunos, su mala suerte les costaba más que la venta de sus animales. 

Por suerte, Tom había traído en sus equipajes de inmigrante, además de su diploma de Técnico Agrónomo, unas planchas para hacer Wafles, que lo salvaron en sus reveses económicos. En Beltrán hacía wafles en las fiestas del pueblo. Después consiguió un lugar en Cerro Catedral en la estación de llegada del Teleférico, un lugar muy helado. En 1983, tuvo la idea de solicitar un espacio en el Mercado Artesanal de El Bolsón. Y ahora desde 2010 su hija adoptiva con su esposo londinense  continúan atendiendo la empresa, con los buenos consejos de Tom y Cristina. Lo que fue  un simple salvavidas se transformó en un pequeño transatlántico.

Después de cenar con Tom y Cristina en nuestro “Palacio-móvil”, recordando con Tom los principios de los “Tres Mosqueteros”. El día siguiente, después de un desayuno con wafles, seguimos nuestro viaje hacia el sur. 

En Esquel, la familia Gerosa nos invitó en su linda estancia. Anne-Sophie y Didier vieron allí la crianza de animales en la pre-cordillera.

 

 

A nuestro regreso pasamos por el Centro de Esquí “La Hoya” que no conocíamos todavía.   

Una verdadera Hoya en la cual los vientos patagónicos penetran con fuerza.

 

Llegando a Andalué, nos reencontrábamos con Mamy. 

De  izq. a der: Didier, Anne-Sophie, Édouard, Mamy, Hélène, Bernadette, J-P, Paul.

 

Anne-Sophie estaba muy agradecida y contenta de haber conocido mejor a sus primos en su medio natural, tan diferente, que durante las visitas en Bélgica.

Poco después apareció Bernard Quiesin, un amigo de Henry-Jean Pollet. Nos dejó un simpático mensaje de agradecimiento, esperando que su futuro sea tan apasionante como el nuestro.

En febrero de 1997, recibíamos una delegación de nuestros amigos suizos. Eran Renée y Claude Borloz acompañados de la hermana de Renée y su esposo. Fue la ocasión de un nuevo viaje en casa rodante.

Claude, Renée, Edouard, Pierre, Rose, Jean-Pierre en el Mobil-Home.

 

Nuestros amigos suizos habían pedido a su agencia de turismo  interrumpir durante una semana su periplo por Argentina para venir a visitarnos. Les mostramos los alrededores. Un día, al norte del lago Correntoso, en la pequeña Hostería de los Siete Lagos de la familia Quintupuray, descendientes Mapuche, Claude se sintió tan feliz en ese espléndido entorno entre gente tan sencilla y tan atenta que le hubiera gustado quedar allí hasta su muerte.

La delegación Suiza visita el Cerro Bayo.

 

Bernadette, Pierre, Renée, Rose, Claude en el Punto Panorámico 

A sus regresos a Suiza, Claude y su cuñado, conocedores y dueños de viñas, contaban que lo que les habían sorprendido en Argentina, eran las viñas a 3000 metros de altura y los glaciares a nivel del mar. Todo lo contrario de Suiza. Nos imaginamos las caras de sus compañeros cuando Claude les contaba su viaje, agregando el descubrimiento de su paraíso terrenal en la Hostería de los Quintupuray. 

Claude, Renée, Rose y Pierre dejaban en nuestro libro: “Quedamos maravillados por su espléndida región, sus lagos tan azules y sus lindas montañas. Quedamos con un recuerdo inolvidable de los paisajes y la amabilidad de sus habitantes”.

En marzo de 1997, tuvimos la visita sorpresa de Emilio y Valy Feliu, ese matrimonio de médicos, amigos durante mis primeros años en Villa La Angostura, cuando éramos tan pocos habitantes y sin hospital todavía. 

Hélène, Mamy, Bernadette, Valy, Paul y Emilio.

 

Viviendo desde muchos años en Las Islas Baleares, los Feliu no se olvidaron de sus primeros años de médicos en Villa La Angostura y de visitarnos, lo que es siempre un placer para nosotros.

Durante el mes de febrero de 1997, Paul me acompañó a conocer el Centro de Esquí Caviahue, de Filippo Costa. Nos recibió el gerente, mostrándonos el hotel, que parecía abandonado a las intemperies patagónicas. Adelante del hotel estaba la telesilla instalada en un lugar de muy poca pendiente, en dirección al Volcán Caviahue. El proyecto nos llamó la atención, además de su ciósituan y la cercanía de un volcán todavía en actividad. Más abajo del hotel se encontraban algunas araucarias y una laguna que según el gerente ofrece actividades turísticas que podría dar trabajo al hotel en verano. 

Paul y el Gerente del Centro, en la telesilla de Morgins, colocada en el Centro de Esquí Caviahue.

 

La estación motor se encontraba al aire libre sin techo, me imaginaba lo que iba a ocurrir en caso de nevada, sin duda que el edificio se llenaba de nieve. 

Los Araucarias y la laguna de Caviahue.

 

Un día, nuestro maquinista, Heraldo Weisser, volcando la pala cargadora, estuvo a punto de matarse. Por suerte, la máquina dio solamente una vuelta y media y se paró al borde de un cañadón de varios metros de profundidad. Don Heraldo salió ileso de la cabina aplastada. Un verdadero milagro.

La pala cargadora, después del accidente.

 

Hermes Lavado y Luis Vergara se pusieron a reparar la pala cargadora, mientras Don Weisser se puso al comando de la topadora para ensanchar el camino panorámico y mejorar las pistas.

Don Heraldo Weisser al comando de la topadora.

 

El 15 de abril  de 1997, salí de viaje a Europa con el fin de conseguir un buen pisanieve en la fábrica Kässbohrer en Alemania. El vendedor de la empresa nos había visitado y nos había aconsejado una máquina Pistenbully BP200, reacondicionada a nueva en fábrica. El precio era la quinta parte del precio de una máquina nueva. Nuestros esquiadores nos exigían una mejor preparación de las pistas y el vendedor, por su lado, era bastante inteligente para prever que después de una buena compra, íbamos a hacer parte de su clientela en el futuro. Mi problema era que no disponíamos de los fondos suficientes para esta compra y no sabía cómo iba a poder negociar esta adquisición. Cuando aterricé en Bélgica, no me imaginaba que me iba a encontrar con un verdadero milagro (Fue uno más en la historia del Cerro Bayo). 

En cada viaje a Europa, nunca dejaba de ir a saludar a mi tío Jacques Mortier, ingeniero retirado que admiraba mucho. A pesar de su edad, tenía entonces 97 años, se mantenía al tanto de las novedades técnicas con un buen sentido común, dándome siempre buenos consejos. Durante esta visita me contó que había decidido distribuir entre sus sobrinos, una parte de su fortuna. No lo podía creer, en ese momento aparecía el milagro, iba a poder pagar el pisanieve al contado.

El vendedor me recibió muy bien en la fábrica Kässbohrer en Laupheim, con buena comida y la promesa que la máquina iba a estar en perfecta condición con todos sus accesorios indispensables. Iba a ser la gran sorpresa en el Cerro Bayo. 

El pisanieve en la fábrica Kässbohrer.

 

El 23 de abril de 1997, Bernadette escribía: “Por fin pude poner al día los papeles de la sociedad, pero cuando J-P volverá, habrá que parar la telesilla para cambiar un rodamiento del reductor (Lo que no era un pequeño trabajo).

En la Provincia, se multiplican las huelgas, las manifestaciones, los gases lacrimógenos y las bombas molotov. Hizo falta un muerto para que el Gobernador tome medidas. Los conflictos sociales se agravan, la justicia es cada vez más corrupta en todos sus niveles. Pero según el Presidente Menem: va todo muy bien, a pesar que en uno de sus discursos, habló de subversión”.

Durante mi estadía en Bélgica me había encontrado con mi sobrino Miguel Raemdonck, de viaje a través de España, Francia, Suiza y Bélgica, en gran parte en solitario, en bicicleta, y en otra acompañado de dos amigos angosturenses (Luis Barbagelata y Diego Meier). Miguel había sido bien recibido en Suiza, en la casa de Claude y Renée Borloz, dónde se quedó algunos días. Claude y Renée tuvieron la gentileza de llevarlo hasta Lichtenstein dónde siguió en bicicleta hasta Bélgica. En Bruselas los tres fueron bien recibidos por mis hermanos Jacques y Xavier.

Laurence, Olivier con su primo Miguel y sus compañeros de viaje, Luis Barbagelata y Daniel Meier.

 

Después de la fábrica Kässbohrer, viajé a Suiza, dónde me esperaba en “Les Crosets”, Germain, mi proveedor de esquíes y botas. Como cada año me entregaba a un precio muy ventajoso la totalidad de su stock de la temporada anterior. Eran cientos de equipos, en perfecto estado, que mandé a Alemania para colocarlos en el contenedor del pisanieve.

El 14 de mayo de 1997, Bernadette escribía: “Jean-Pierre está  contento de sus últimas adquisiciones. El contenedor tendría que llegar alrededor del 15 de junio. Ahora, esperamos la nieve, pero no hace frio y cuando aparece el sol, calienta mucho”    

Y el 27 de mayo de 1997: “Tuvimos una buena caída de nieve que pudimos pisar con nuestras máquinas, lo que hace una buena base para la próxima nevada”.

La temporada se anunciaba bien, las pistas habían sido bien arregladas durante el verano por Don Heraldo y nuestra primera Gironda acumulaba ya bastante nieve. Nos faltaba todavía terminar la reparación del reductor de la telesilla principal y esperábamos la llegada del nuevo pisanieve. 

El 22 de junio de 1997: “Por el momento, llueve en el pueblo, mientras en la montaña hace tres días que cae nieve. Lo que había caído en mayo se derritió todo. Édouard está esperando para ir a pisar la nieve con su padre, pero la temperatura tendría que bajar. Día por medio, recibimos los pronósticos del tiempo de Estados Unidos, hasta ahora no se equivocaron mucho. Con esta nieve, tendríamos que tener asegurada la temporada. Mucha gente confirmó su llegada. Las vacaciones de invierno empezarán el 14 de julio y en Buenos Aires una semana más tarde.

El contenedor con el pisanieve y los esquíes y botas llegaron a Buenos Aires, pero como siempre, faltan algunos papeles para la aduana. Ahora nos exigen los certificados de origen de todos los esquíes y de las botas (hay de origen suizos, austríacos, italianos, etc.). Veremos lo que nos aconseja nuestro despachante de Buenos Aires. Pero sin duda que sin coima, el contenedor quedará bloqueado en el puerto hasta el final del invierno.

A principios de julio de 1997, fue la llegada del nuevo pisanieve Kässbohrer BP 200. 

El bautismo del nuevo Pisanieve a su llegada al Bayo.

 

La Escuela de Esquí Cerro Bayo nos felicita por la linda adquisición.

Hubo tanta nieve que tuvimos que descargarla de los techos.

Abundancia del oro blanco en ese principio de temporada.

 

También había que descargar las sillas y estar seguro que las ruedas de los balancines no estén congelados.
La llegada de los felices esquiadores.

 

Con cola en el TBAR.
Y cola en la Telesilla del Bosque.

 

Como me cansaba de explicar, no hay mejor propaganda que un buen servicio. ¿A qué sirve de hacer publicidad en toda parte si el servicio no acompaña? Pero cada año, la municipalidad, la comisión de turismo, la cámara de comercio y otros organismos nos hacían perder tiempo y dinero en los “Expo-Esquí”, Canales de televisión, radio, revistas, etc., no solamente en Argentina sino también en Brasil. No entendían que si mejoramos los servicios, la clientela aumentaría, año tras año.

Además de la parte comercial, nos sentíamos responsable de un servicio social con la comunidad local. Entre los cuales, hacer descubrir a las escuelas nuestra actividad, ofreciendo a varios chicos, días de esquí en época de baja temporada. Édouard estaba encantado de mostrar el Centro a sus compañeros dándoles clases de esquí y comiendo con ellos en el refugio Isaías. 

Jorge Elgueta concesionario del Refugio Isaías.

 

Los invitados de la Escuela Primaria 104.
 

Estos jóvenes descubrían porque tanta gente venía a pasar sus vacaciones en Villa La Angostura.  

Rugby en el Cerro Bayo con los Puma.

Otras buenas publicidades fueron las organizaciones de competencias de esquí y partidos de Rugby en la nieve o eventos culinarios en los distintos refugios. Organizados por la Empresa Antu de Peter Hyland. Estas convocatorias daban  vida al Centro durante la temporada baja, en los meses de agosto y septiembre, promocionando a Villa la Angostura.

Paul y la Gironda totalmente cubierta de nieve.

 

Nuestra primera Gironda, que sin duda había costado menos que lo que se gastó en publicidades antes de la temporada, permitió salvar la pista 18 después de un brusco recalentamiento de la temperatura a fin de julio, acompañado de fuertes lluvias sobre toda la montaña que derritió la nieve. Gracias a nuestra reserva de nieve acumulada con la Gironda y la adquisición del nuevo pisanieve, pudimos salvar las pistas que hubieran quedado sin nieve suficiente. Otra promoción fue un acuerdo que hicimos con el Centro de Esquí de Antillanca, conveniente para ellos y para Villa La Angostura. El acuerdo consistía en que los pases de esquí comprado en cualquier de los dos Centros, podían ser utilizados tanto en uno como en el otro. Muchos chilenos descubrieron así el Cerro Bayo.

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