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Ian Giger, el secreto mejor guardado de la ciencia ficción sueca

Federico Watkins celebra el género la mano de uno de sus autores de culto.
10/03/2022
Ian Giger, el secreto mejor guardado de la ciencia ficción sueca

El Efecto Phobos y Los Gusanos Gigantes de la luna.

2020 y 2021, Libros del Cosmonauta (www.librosdelcosmonauta.com).

Traducción y edición de Federico Reggiani.

 

Según Ian Giger, el mundo terminará y recomenzará en la Patagonia. Por supuesto, bajo nuestro inclemente y caprichoso viento, origen y fin de todas las cosas. Ese descubrimiento me emocionó. ¿Por qué había elegido nuestra hermosa y salvaje región este huidizo autor sueco residente en Mountain Dew, California, cuyos problemas con el alcohol no han mermado sus prolíficos modos de producción? ¿Quizás anduvo por la zona como Bruce Chatwin, Neil Gaiman? El hermetismo de su traductor al español, el escritor platense Federico Reggiani, tampoco me ayudó: quizás haya un contrato de confidencialidad en el medio. No lo sé. Estoy tan feliz de estar leyendo de una vez por todas a Giger que vengo con el olvido fácil.

Como tantos otros fanáticos de la Ciencia Ficción, conozco la figura de Ian Giger desde hace muchos años, pero nunca había podido leer siquiera un cuento de él: cuando ya estaba por tomarlo como una leyenda urbana más, aparecieron las buenas nuevas.

Gracias a los buenos oficios de este buen señor Reggiani y su editorial Libros del Cosmonauta tengo en mis manos dos de las primeras novelas (¡de un total de no menos de cincuenta!) de este poderoso baluarte de la ciencia ficción sueca. Además de emoción, la intriga sobrevuela mi mente: quién es, qué hace, cuáles son las influencias, cómo piensa una persona que en Los gusanos gigantes de la luna imagina un grupo de astronautas sexys entre las que se encuentra nuestra protagonista y narradora, una sugerente bióloga que habla de su traje: (“ceñido al cuerpo, sexy y violento, parecía diseñado para enloquecer improbables extraterrestres humanoides. Me sonreí a mí misma: iba a la muerte sin perder el estilo”) o en ese pequeño milagro llamado El Efecto Phobos, en el que el General y su novia-ayudante el Dos Cabezas (apelativo que es más descriptivo que nomenclador) descubren unos cristales antigravitatorios en el corazón de Phobos.

Ciencia ficción sueca, morosa en su desarrollo, básicamente lo que estaba esperando: blanda, especulativa, plagada de hechos en ausencia de teoría (desarrollada someramente como mero marco para la acción). Acción en el más bíblico sentido del término: no nos olvidemos que los suecos fueron los pioneros del destape y la concupiscencia pública: hay metáfora pero intención en las descripciones y en las acciones (“tenía una ropa interior admirable” se dice en Los Gusanos) (“—¡Mirá qué lindo! —dijo el Dos Cabezas, y abrazó una de las esculturas y la frotó por todo el cuerpo” se responde en El Efecto).

Los fans de Giger estamos ansiosos (en los grupos de Facebook) por la aparición de la próxima obra de nuestro ídolo sueco. Sería la sexta traducción al castellano luego de El ataque de los gusanos gigantes de la luna, El marciano que no fue e Inmortales en la luna. ¿Qué elegirá el traductor Reggiani? ¿Seguirá fuera del planeta o viajará a alguna ucronía o a una realidad paralela?

Porque hasta ahora, sus libros nos hablan del espacio. De la necesidad de ir a curar a la luna el primero. De un descubrimiento hecho por un General terrestre caído en desgracia el segundo: no sabemos su nombre, solo su cargo, y que por esa misma concatenación de hechos infaustos se encuentra en Phobos, uno de los dos satélites naturales de Marte (el otro, Deimos, solo se nombra dos veces: para qué nombrar lo que está siempre, gran acierto formal). Precursor en cierta forma, feminista nórdico, las protagonistas de Giger, las que llevan el peso de la narrativa, son siempre mujeres: nuestra imaginativa bióloga marina, Pili (la excitante y tonta Pili), el Dos Cabezas, las delegadas, la Señora, la temible ama y señora de la Tierra, que será la que en definitiva trastoque todo en El Efecto Phobos.

Cuando digo todo es todo porque a la inocente premisa que anima el libro, esto es, que el General y su fiel y sexy Dos Cabezas descubren en el interior de Phobos unos cristales que esconden nada más y nada menos que el secreto de la gravitación universal y que por supuesto pretenden comercializar se le complica todo: hay lugar en la sci-fi blanda para el giro de sci-fi duro, distópico, ¡y encima en una zona yerma del sur de la Argentina, tierra de misterios y milagros!

Por su parte, Los Gusanos prescinde de varios de los elementos del sci fi hard, subgénero que mi mente y mi propio sentido de la ficción le habían otorgado apenas leí el título: sci fi clásica, aunque a mí me gusta llamarla militar por eso de los viajes, los despegues y aterrizajes. Cuenta con una secuela que me tiene muy ansioso: esos gusanos gigantes de la luna atacan la tierra. Promete acción.

El contexto es de felicidad. Libros del Cosmonauta lo está logrando: al fin podemos leer al esquivo Giger en nuestro idioma y no tener que recurrir a las chapuzas del traductor del Google. La buena noticia es doble, porque también están comenzando a recuperar la obra de escritores tan prestigiosos en sus países como desconocidos fuera de ellos: Karel Capek, Olaf Stapleton y la voluptuosa Gini Regan, de la que la editorial ya publicó la erótica (aunque adaptada para toda la familia) Asteroide de carne.

Si son fanáticos de la Ciencia Ficción, alléguense al sitio de esta buena gente (donde además verán más títulos, incluso algunos propios del traductor Federico Reggiani que recomiendo con mucha pasión) y cualquier cosa me avisan.

Me olvidaba las tapas, diseñadas e ilustradas por Eduardo Karakachoff, deudoras del constructivismo ruso, libres, con pocos elementos, pero con talento platense, que todos sabemos es mucho.

Larga vida al Sci Fi. Larga vida a Ian Giger.

 

 

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