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La correcta convivencia entre los niños y los perros

En esta entrega, la adiestradora Canina Adriana Martinelli explica una serie de consideraciones vitales para la relación. Su columna a las 12 por FM Andina
05/08/2022
La correcta convivencia entre los niños y los perros

 

Ya es sabido que la compañía de un animal mejora la calidad de vida de todo ser humano; pero nos vamos a centrar específicamente en los niños.

El crecer compartiendo con un compañero de cuatro patas, juega un rol muy importante ya que contribuye en el desarrollo educativo y social, en la formación de su autoestima, y en el equilibrio de sus emociones.

El niño habla con su perro y le cuenta sus problemas, sus angustias, y ayuda a manejar su ira y tristezas. El niño se siente importante porque puede observar constantemente una respuesta que su perro realiza en cada acción que el niño ejerce.

El niño aprende a tener responsabilidades y a valorar los sentimientos de su amigo, y esto, seguro que se verá reflejado en otros ámbitos de su vida.

 ¿Qué responsabilidades puede tener un niño con su perro?

Los más pequeños pueden encargarse a diario de que los animales tengan agua limpia, darles su comida, cepillarlos y ordenar sus juguetes. Los más grandes ya pueden ocuparse de sus paseos y asumir otras responsabilidades de mayor importancia, como llevarlos al veterinario.

Todas estas tareas son importantes en el desarrollo de responsabilidades que un niño y adolescente puede tener, pero es aún más importante, que los padres sepan que no son los niños los responsables directos del cuidado y educación de este gran compañero.

Por eso siempre digo que los perros NO SON UN JUGUETE que regalamos a nuestro hijo para que este se mantenga entretenido. El perro es un integrante más de la familia que los acompañará muchos años.

Para que la relación sea sana entre niños y perros; es fundamental enseñarle a respetar a su perro y sus necesidades, por ejemplo, hay que enseñarle a no despertarle cuando está descansando, a no pellizcarlos, tirarles las orejas o la cola, a no usarlo de caballito. Está la falsa creencia de que un buen perro debe soportar todo maltrato que el niño realiza de manera involuntaria, y no debe reaccionar. Pues lamento comentarles que este es un error gravísimo y por el que muchos niños terminan siendo mordidos.

El perro puede retirarse cuando algo no le gusta, pero muchas veces se siente arrinconado y la única manera de salir es gruñendo o tirando el tarascón. Es importante que los niños pequeños estén siempre bajo la supervisión de un adulto.

Hay que enseñar a los niños a hablarles dulcemente a los perros. Si ves que tu hijo le grita y agrede, es posiblemente una imitación que realiza de situaciones que ocurren en su casa u otro ámbito que frecuenta. Enséñale a no sacarle la comida. Aunque es importante que eduques al perro a poder tocarlo mientras come, también es importante que eduques a tu hijo a respetar su momento de alimentación.

Otro tema importante, es que no debes elegir cualquier perro para que crezca con tu hijo.

Si tienes niños pequeños, incorporar un cachorro tiene muchas ventajas, ya que educarás desde el principio a este otro bebé, pero el cachorro suele morder en sus primeros meses y los niños terminan llorando y alejándose de él. Y tendrás un trabajo mayor, al educar a cachorros humanos y caninos al mismo tiempo.

Un perro adoptado con un poquito más de edad, suele ser una buena opción, pero debes darle un tiempo de adaptación a tu perro, a sentirse parte de esta familia y a desestresarse si viene de una perrera, refugio o de la calle.

Cualquier elección llevará trabajo y debes tener tiempo para dedicarle. Pero que tu hijo crezca junto a un amigo perruno, es algo que nunca olvidará, crecerá con miles de historias y anécdotas para contar y recordar, y algún día, tu hijo dirá: “él fue mi mejor amigo”.

Adriana Martinelli

Adiestradora Canina

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