“Fin de año y los balances para mirar dónde estamos parados”

Se viene fin de año y parece que acontece un torbellino de actividades y despedidas, además del cansancio se acumulan fechas y superponen festejos. Ni hablar de las fiestas y los repartos entra familiares, regalos, en fin… tomado así, agotador.

 Como si la vida no continuara de igual manera luego de diciembre!

Es cierto que es la ocasión para reunirse, es un hecho simbólico que indica el paso del tiempo, aniversarios, etc, pero sería importante poder tomarlo con calma y disfrutar de cada una de las oportunidades en tanto puede tornarse algo que genera presiones, malentendidos  o desencuentros desafortunados sino se priorizan las elecciones de cómo queremos vivirlos.

El tema del tiempo según aún se escucha se ha sentido un poco raro este último año, la dimensión tiende a perderse cuando cambian las coordenadas en las que alguien tiene organizada la vida.

De golpe “el Mundial” de futbol, ahí todos nos congregamos en función de la camiseta, por supuesto, “es una ilusión”, me decía un joven, claro, más allá de lo que podemos pensar en relación a las identificaciones que surgen a partir del juego, hecho que nos caracteriza como ciudadanía,   en los tiempos que corren, se ubica algo de lo colectivo como necesario, algo que brinda la oportunidad de festejar, o en otros casos, entristecerse mucho, enojarse, frustrarse, y todo lo que se proyecta en el equipo: “Ganamos”, “perdimos”, “jugamos bien, ma, mejor,  peor, nos falta esto o aquello” y Sí, de ilusiones también se vive!

Cómo hacer para realmente poder aprovechar los momentos con nuestros seres queridos, juntarnos con amigos, dar cierre a algunas cuestiones que venimos postergando?

Es conocido el famoso “balance”, que en realidad se trata de intentar hacer una lectura de nuestra posición, qué pudimos aprender, qué nos preguntamos acerca de dónde estamos parados. Si estamos satisfechos con algo de lo que deseamos y que sueños perseguimos, cómo queremos vivir, en decir, hacer una pausa.

Una pausa que permita un espacio de silencio y de escucha   en función de qué queremos, cómo lo estamos viviendo, cada cual tendrá sus interrogantes, y si no, los invito a que se detengan a habilitar un tiempo para eso, para cada uno, no sin los otros.

Aprovecho para saludar y agradecer las conversaciones que se dan con ustedes los oyentes,  que me resultan muy enseñantes y me causan al trabajo de continuar intentar transmitir el Psicoanálisis que es lo que nos convoca y hace de esta columna un verdadero encuentro.

Los esperamos en la radio, gracias por sus mensajes

Violeta Paolini, Psicoanalista Miembro de la EOL y AMP.