Hoy compartimos “Mujer sin rostro”, de Miriam Moschini

MUJER SIN ROSTRO/ Por Miriam Moschini*

Renacer, así se sentía, forjada de barro por la tierra, comenzaba a nacer nuevamente, a ser parte de ese todo del que era parte.

Su grupo, los otros estaban ahí. Ella era nueva, se desconocía como ser, no encontraba dirección y trató de mirar a cada uno de los otros… fue tomando sus rostros, uno a uno, para actuar. Así creció adoptando caras…caretas que le impidieron conocerse, reconocerse.

Debía complacer a esa gran figura dominante, a esa que conducía a todos, y así podría pertenecer, ser parte de…

Y siguió creciendo, siendo aceptada por su tribu y por otras tantas tribus. Había aprendido a cambiar las máscaras con gran rapidez, había aprendido los idiomas de los otros, a percibirlos con sus deseos, necesidades y carencias.

La soledad la asfixiaba, temía esos momentos, era entonces cuando se reconocía como una mujer sin rostro. No sabía quién era, que deseaba, que necesitaba. Todo era carencia y su mayor temor era no ser. Temor que se alimentaba con la cotidiana elección de ponerse rostros ajenos en vez de buscar el propio. Ese, el que quedaba oculto en su capacidad empática de dar amor. Ese, amoldado a las demandas ajenas. Ese rostro que aunque propio era desconocido para ella.

Pero un día, se escapó de su vida prestada para internarse en esa nada que era su todo. Y se animó a habitarse en la soledad, a hacerse nido. Y comenzó a descubrirse, a encontrarse, a amarse, a admirarse… Aún está ahí, disfrutándose en el inicial encuentro con su angelical y resplandeciente rostro propio.

*MIRIAM MOSCHINI es profesora de nivel inicial, recientemente jubilada. Escritora integrante del grupo literario Maktub y actriz integrante del grupo Serendipia. Vive en Villa La Angostura desde el año 2007.