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"Las nuevas familias" (Parte II)

En su columna semanal, la psicóloga Violeta Paolini aborda el tema de las familias y la coyuntura actual. Escuchála tambien en su columna radial por FM Andina 95.3  (todos los miércoles por la mañana)
18/05/2016
"Las  nuevas familias" (Parte II)

Por Violeta Paolini, psicóloga

A partir de las preguntas que surgieron en el programa radial el miércoles pasado, vamos a continuar desarrollando el tema, el que seguramente, no agotaremos en esta nota aún tampoco. Son muchos los interrogantes y síntomas que aparecen y que intentaremos seguir conversando y planteando con la audiencia.

Agradezco los comentarios y el interés que suscitó el tema. Esto viene al caso porque justamente se trata del lugar del adulto en estas problemáticas, y nuestra responsabilidad en la sociedad, ya que lo que está en juego en nuestros tiempos es la declinación: más que la función paterna, de la posibilidad de quien la encarne, en cuanto a levantarse y responder por eso, en acto.

Decíamos que hay muchos temas que convergen, para resumir un poco lo que surgió en el programa anterior:

Por ejemplo: la cuestión de la separación entre la procreación y el acto sexual a partir de la procreación asistida, se pluralizan las formas de vínculos y padres y niños se enlazan de forma diferente.

 Hay familias monoparentales, o familias formadas por dos personas del mismo sexo o como cuando hay varias personas que se ocupan del niño. Se sigue hablando de familia: porque es una institución que permite trasmitir bienes y derechos y la articulación entre generaciones.

También venimos hablando de la diferencia para el Psicoanálisis del padre y del Nombre del Padre, que es una función no solo de prohibición sino y sobre todo de autorización, que puede funcionar o no más allá de las personas presentes, pero encarnadas en alguien de carne y hueso.

El papel de la escuela en esta coyuntura y las dificultades con las que se encuentran los pedagogos cuando se encuentran con niños diagnosticados con déficit de atención o hiperactividad, violencias, peleas cuerpo a cuerpo, sin mediación de la palabra, pandillas adolescentes. Cuestiones que aparecen en los límites del discurso. Llamado a gritos que hay que poder leer y articular como un llamado al Otro, hacerlo síntoma, para ser escuchados.

TV como hipnótico, pantallas idiotizantes, que dejan en silencio a los miembros de la familia en ausencia de cualquier otro ritual que congregue. ( además de no leer, no pensar, no divertirse más creativamente)

Entonces la función que decíamos que tenía el padre es soportada por la escuela, los maestros aparecen como los representantes de los ideales y esto agudiza la oposición entre el niño y el dispositivo escolar.

Por supuesto que no se trata de un revés moral que alimente la violencia con el superyó (imperativos, religión, etc) porque esto provoca la destrucción del otro y la autodestrucción.

Se trata del respeto por los semblantes, es decir por la autoridad y el cuidado que hay que tener en relación a la necesariedad de estas funciones.

Los nuevos significantes que la época misma ha inventado para nombrar la diversidad de los lazos familiares actuales, como familias monoparentales, ensambladas, homoparentales etc., interrogan sobre la distribución de las funciones en el grupo familiar y el lugar de los niños en esas nuevas configuraciones. Esta es la clínica con la nos encontramos hoy.

Desde esta perspectiva la problemática de las familias de hoy alude fundamentalmente a la distribución de las responsabilidades. Erick Laurent ha avanzado en la lectura de la manera en que la civilización responde a sus mismas transformaciones. Esta lectura nos permite entender el hecho que hoy, en muchos casos, es el nacimiento del hijo el que crea la familia y es el niño mismo el que debe inventarse un tercero, construir una familia con lo que tiene a mano, buscar apoyos más allá de las figuras de sus padres.

El estado y las instituciones escolares, cada vez más, toman a su cargo la responsabilidad de hacer existir a los padres en su función, a razón de que existe un niño, es decir con la idea de que si hay un niño debe haber padres.

Por otra parte, la técnica y el mercado al servicio de la transformación de las posibilidades de procreación, a la vez que la longevidad de los mayores produce montajes muy complejos, una mujer que está embarazada de 12 hijos, otra de 70 años da a luz por primera vez.

Los efectos de la “remodelación del padre” , producidos por la adolescencia previa y además prolongada de los jóvenes a la vez que la longevidad de los padres, hace que la relación padre-hijo se mantenga mucho más tiempo, por lo menos en su elemento imaginario, con consecuencias respecto de la transmisión de la herencia, la tensión intra-generacional, así como de la subjetivación de la posición de adulto. Agregamos a esto el deseo de muchos adultos de ser siempre jóvenes, lo que va a favor de nivelar a los miembros del grupo familiar.

Asistimos, también, a nivel local y nacional al aumento creciente de un fenómeno llamado “violencia doméstica”, esta violencia intrafamiliar es tema de consultas cada vez más frecuentes, así como de atención por parte del poder judicial, el que es demandado como nunca antes, intentando algún modo de regulación . Conviene preguntarse si existe relación entre la violencia y el abuso hacia los niños y las transformaciones operadas en los grupos de convivencia, así como abordar la cuestión de si para esas conductas, existía anteriormente, un sistema de vigilancia social más controlada. Ahora asistimos a casi un absoluto control (cámaras por todos lados)

Otra perspectiva de nuestro tema es la problemática de la violencia en las escuelas. Niños y adolescentes violentos entre sí y con los docentes, pero también padres que agreden a docentes, docentes cuyo malestar se zanja muchas veces con la sugerencia a los padres de medicación para sus hijos, al no conseguir alguien que pueda “parar” a ese niño. Nos preguntamos sobre la posibilidad de reinventar los lazos entre la familia y el sistema educativo, allí donde en muchos casos advertimos una ruptura.

La problemáticas de las familias enfrentadas al exilio de algunos de sus miembros, es también una preocupación para gran parte de la población, abriendo para los jóvenes que se van en busca de trabajo perspectivas muy diferentes a las que han vivido.

Es tema de consulta, el consumo de drogas variadas y alcohol, a partir de edades tempranas por parte de los hijos, y la impotencia frente a este fenómeno por parte de los padres.

Estos síntomas constatables en la época del Otro que no existe, son puestos al trabajo desde la perspectiva del Psicoanálisis de Orientación Lacaniana.

Sabemos por la Enseñanza de Lacan, que la familia es una matriz de funciones que permite entender que se trata de semblantes. Semblantes que son efectivos respecto de lo irreductible de una transmisión que la familia hace al niño, la transmisión de un deseo que no fuese anónimo, la transmisión de su singularidad.

Esta transmisión, no se encuentra garantizada en ninguna forma tradicional o nueva de lazo familiar, pero sí es necesario desde la perspectiva de Lacan, que las particularidades de la función de padre o los cuidados de la madre estén encarnados por alguien, alguno que tome a su cargo esos diferentes lugares.

Las diferentes variantes que hoy se nos presentan como soluciones subjetivas a las transformaciones familiares, implican de los analistas pasar de la añoranza de formas tradicionales más conocidas, para alentar la invención y el uso de los instrumentos con que los sujetos cuentan como reguladores del goce que retorna.

En la próxima entrega, continuaremos trabajando estos temas en relación a la “Clínica actual con adolescentes” y las consecuencias de la época llamada del desamparo.

La apuesta del deseo del analista es posibilitar el lazo social.

 

 

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