Las callecitas de mi barrio tienen ese qué sé yo

Si hubiera un trending topic sobre los temas que comentan los vecinos con mayor frecuencia,  el estado de las calles sin duda lideraría la lista, seguido por los cortes de luz.

Primero los pozos, luego la nieve, el hielo, el barro y vuelta a los pozos nuevamente.  Cuántas veces por semana recordamos enérgicamente a la madre de algún funcionario, cuando el “llantazo” de un pozo desconocido y mal calculado nos hace "caer" en la triste realidad.

También sería “trending..” la frase ¿Dónde mier…están las máquinas?. Según los vecinos por las mañanas parece que desaparecieran, pero luego, cual acto de magia, reaparecen por la tarde, oportunamente fuera del horario laboral. ¿Horas extras justificadas?. No sabe, no contesta.

El problema de las calles existe  desde siempre. O al menos desde que el principal medio de transporte que utilizan los vecinos es el auto.

 Que en invierno llueva y nieve, es algo que aparentemente nunca ha pasado en estas latitudes. Al parecer nadie podía prever que el mal tiempo imperara, y menos el gobierno…

La última nevada ni siquiera fue de las más grandes de la temporada, pero suficiente para obligar a suspender las clases. Las máquinas del Municipio brillaron por su ausencia y la mayoría de los barrios quedaron aislados.

Pero la desidia no es sólo actual, son años de trabajo a favor de los talleres mecánicos.

Hagamos un breve ejercicio de memoria:

-En el 2012, pese al impulso de la erupción volcánica y la ayuda recibida, el Municipio quedó con tres máquinas viales.

-En el 2015 se sumó otra máquina vial.

-Un informe oficial de 2016 reveló que tres máquinas viales propiedad de la comuna se encontraban dadas de baja y tiradas en el Corralón Municipal (aún deberían estar, todavía el Ejecutivo no remató el parque automotor en desuso, aunque hay una ordenanza vigente que lo ordena)

-Invierno 2018: de las cuatro máquinas viales, esta semana dos estaban fuera de servicio. Según indicaron fuentes municipales, las que estuvieron operativas no pasaban la pala con profundidad por temor a romperla, en virtud de la falta de repuesto y el riesgo de quedarse sin otra máquina.

Y  todos dirán, la solución no es comprar más máquinas, sino pavimentar más calles. Pero también para este Municipio asfaltar una calle es casi como construir la pirámide de Keops.

Unos 100 kilómetros más hacia el norte, la Provincia asfalta calles por la mitad de precio de lo que pagamos los angosturenses. Mientras que el costo de Vialidad Provincial es de 760 mil pesos por cuadra, en Villa La Angostura le pagamos a CONEVIAL 1 millón y medio, sin contar los costos adicionales por los errores del pavimento, falta de pluviales y los espantosos badenes.

La clave de todo es la voluntad y la GESTIÓN de los recursos.  

Si no hay gestión, control y cuidado de los recursos, difícilmente se pueda salir de este estado de abandono.

La culpa de que existan pozos no la tiene la nieve, ni la lluvia o la cantidad de autos –como dijo alguna vez el ex intendente Roberto Cacault-, sino la falta de gestión.

 Editorial DiarioAndino