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Todo listo para la Clínica de Apnea organizada por el AAVLA

Se llevará a cabo este fin de semana y estará cargo de la Campeona Panamericana de la actividad Ludmila Brzozowski. De qué se trata la actividad, cómo es el entrenamiento, los beneficios que representa, etc.  Auspicia el evento Aqua Shop.
07/09/2018
Todo listo para la Clínica de Apnea organizada por el AAVLA

Organizada por Aguas Abiertas de Villa la Angostura, este fin de semana se realizará en la localidad una clínica de Apnea en el natatorio del complejo Pretorian Génesis.

 La capacitación estará a cargo de la campeona Panamericana de la actividad, Ludmila Brzozowski y estará apuntada a divulgar las bases fisiológicas y deportivas para la práctica segura de Apnea Indoor.

La inscripción tiene un costo promocional ( hasta el 20 del corriente) de $ 1.500 y tal como ocurre con los eventos organizados por el AAVLA, parte de lo recaudado se utiliza para subir gastos que conlleva el curso.  

 Los interesados pueden consultar e inscribirse https://aavla.com.ar/

Entrevista a Ludmila Brzozowki

 ¿De qué se trata la actividad?

 L.B: Desde lo deportivo, la apnea es una disciplina subacuática que consiste en contener la respiración para tratar de aguantar el mayor tiempo posible (apnea estática); o de recorrer la mayor distancia que uno pueda, nadando bajo el agua, siempre sin respirar (apnea dinámica con o sin aletas). Cuando se hace en una pileta, se denomina apnea indoor y, a nivel competitivo, hay diferentes pruebas y un reglamento que cumplir. En mi blog, lo explico en este link.

 Pero fuera de lo deportivo, es una práctica más habitual de lo que creemos. En las piletas se ve siempre gente que intenta nadar unos metros por abajo del agua o juega a tocar el fondo, por ejemplo. ¡Están haciendo apnea! Y con el beneficio que tiene el subacuático tras el giro o la partida de natación, ahora es más habitual que se hable de esto como “el quinto estilo” y se lo entrene.

 No obstante, hay una diferencia entre quien improvisa y quien aprende cómo hacerlo. El apneista aprende a reconocer y decodificar las reacciones fisiológicas que se desencadenan (reflejos mamíferos de inmersión), a preparar al cuerpo y mente para dominarlas, y así mejorar su rendimiento, siempre en un marco controlado y seguro. En cambio, quien lo hace de forma improvisada, seguramente no sabe interpretar las señales del cuerpo y desconoce los riesgos.

 Personalmente, vivo la Apnea como un momento de absoluta conexión con mi cuerpo y con el agua que me rodea, donde la percepción se agudiza y tengo sensaciones que en ninguna otra actividad encuentro. Si bien lo hago a nivel competitivo, también se ha vuelto una forma de meditar.

 ¿En qué consiste en entrenamiento para mejorar la capacidad de apnea?

 L.B:Como en cualquier deporte, también hay que entrenar la técnica, la fuerza y todas las habilidades motoras. Pero hay algo propio de la Apnea: cualquiera sea el método usado, el objetivo final es aumentar la tolerancia a la acumulación de dióxido de carbono y ácido láctico, a la vez que optimizar el consumo eficiente de oxígeno. A ello se suma un trabajo para mejorar la flexibilidad del diafragma y los músculos intercostales (que intervienen en la respiración), y así prepararlos para tolerar esas reacciones que mencioné arriba. En suma, entrenamos la capacidad de adaptación.

Por otro lado, hacer apnea no es solo una capacidad física: dominar la mente en ese estado puede ser el desafío más grande y el más interesante. Siempre digo que es más difícil aguantar NO PENSAR durante cinco minutos, que aguantar NO RESPIRAR. Y para lograrlo, también hay técnicas.

¿Es necesario saber nadar o puede realizarse “en el borde de la pileta” solo hundiendo la cabeza?

L.B: Ante todo, es un requisito de las entidades que fiscalizan esta actividad. No es necesario ser un nadador de competencia, ni tener un estilo pulido, pero sí es necesario saber nadar, aún cuando solo se haga apnea estática (donde la persona está quieta, flotando boca abajo y conteniendo la respiración). Porque justamente ese tipo de apnea demanda gran relajación mental y física, y es muy difícil lograrlo si no se tiene cierto dominio en el agua.

¿Cuánto puede mejorar uno si entrena con técnicas precisas de manera regular?

L.B: Como en todo deporte, dependerá de cuán eficiente sea el entrenamiento y de la constancia y dedicación. Cuando uno empieza a hacer apnea, quiere lograr resultados rápidos. ¡Es lógica la curiosidad de saber cuánto podemos aguantar la respiración! Pero es preferible centrarse primero en trabajar aspectos técnicos y en aprender a reconocer las señales del cuerpo, automatizar la relajación, etc. De hecho, en esa primera etapa de iniciación, ya se logra naturalmente un aumento en la apnea. Pero la progresión, automatización y regularidad son claves.

Como ejemplo, en lo que sería el nado subacuático, en general yo podía hacer 50 metros con cierta facilidad, pero me parecía insólito que alguien pudiera pasar los 75. Aprendiendo a cómo hacerlo y con entrenamientos planificados, pude llegar a los 142 metros (y 139,10 mts. en piscina de 50). Y aclaro que soy bastante conservadora y prudente cuando compito, no voy al límite.

¿Tiene influencia en la capacidad de apnea el agua fría de los lagos del sur? ¿si es así, hay algún entrenamiento puntual para eso?

L.B: La natación en aguas frías y la práctica de la apnea tienen algunos puntos en común: en ambos casos, una de las reacciones que se desencadenan en el cuerpo es la vasoconstricción periférica. Incluso la bradicardia, que es uno de los reflejos de inmersión, se potencia en el agua fría. Y en los dos deportes, también el dominio mental es muy fuerte. Por eso, aquel que nade en aguas frías y empiece a incursionar en la apnea, yo pienso que puede tener ventaja. Su cuerpo y mente ya han sido sometidos a una situación extrema y su capacidad de adaptación a la apnea tal vez sea más rápida. Pero más que por el agua fría, la capacidad de apnea ya la trabajan con la propia natación.

Hasta ahora no conozco ningún nadador de aguas frías que sea apneista, ¡así que el grupo de Villa La Angostura será pionero y quien abra el juego a esta combinación

¿Qué mejoras puede ocasionar en la vida diaria y para otros deportes?

L.B: A mí, personalmente, la práctica de la apnea me ayudó a descubrir fortalezas, a calmar mi mente demasiado inquieta y a cultivar la paciencia, entre otras cosas. Eso no quita que alguna vez se me crucen los cables…pero ahora mucho menos que antes jajaja. Y, especialmente, me ayudó a forjar la voluntad y superar una situación personal. Creo que el deporte en sí logra eso.

En cuanto a los beneficios para otros deportes, en general tiene un efecto positivo en la optimización del consumo de oxígeno y en la tolerancia a la acumulación de ácido láctico. Pero también dependerá del objetivo que se plantee y de cómo se adapte el entrenamiento para lograrlo. No será lo mismo un entrenamiento de apnea para un triatlonista, un nadador o un surfista, que para un apneista. Lo importante es que se pueden entrenar aspectos específicos, sin tener que hacer grandes distancias o tiempos en apnea. ¡En la clínica deportiva lo hablaremos!

¿A partir de qué edad y hasta cuándo puede entrenarse?

L.B: Las entidades que regulan este deporte exigen ser mayor de 14 años para iniciarse en los cursos de apnea, pero se puede incursionar mucho antes: los chicos naturalmente juegan abajo del agua y a veces se desafían para ver quién aguanta más sin respirar. Por un lado, está bueno porque es una forma de desarrollar la acuaticidad y otros aspectos. Pero puede dar lugar a sustos o experiencias negativas. Por eso, cuando existe esa curiosidad es mejor guiarlos para que sea seguro y agradable, y puedan desarrollar habilidades que le sirvan a la natación u otro deporte acuático.

 Y en cuanto a edad tope, no hay un límite demarcado. En este deporte no hay categorías por edad. Yo tengo 41 años y me ha tocado competir con mujeres de 20 y con otras de 50. La juventud tiene enormes ventajas, pero en este deporte la edad tiene lo suyo: el metabolismo es más lento y la tolerancia a la frustración, el autocontrol o el dominio mental suelen ser mayores. Ya lo dice el refrán: “el diablo sabe más por viejo que por diablo”.

 

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