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HISTORIA

¿Por qué es feriado este lunes 15 de junio?

Es por el paso a la inmortalidad del general Martín Miguel de Güemes, quién cumplió un rol clave en la independencia argentina. Aquí, su historia.
15/06/2020
¿Por qué es feriado este lunes 15 de junio?

Este lunes es feriado nacional por la conmemoración al paso a la inmortalidad del general Martín Miguel de Güemes, cuyo aniversario en realidad es el 17 de junio, pero como es una fecha "trasladable", pasó para el lunes. 

 

Miguel Martín de Güemes nació el 8 de febrero de 1785 en Salta,se destacó en la guerra de la independencia y en las guerras civiles argentinas. Durante seis años ejerció la gobernación de la provincia de su provincia natal. 

Güemes libró la "guerra gaucha" y logró mantener el territorio argentino libre de invasiones realistas que querían invadir desde el norte. Su rol fue clave para la definitiva expulsión de España que quería recuperar sus tierras conquistadas.

Estratégicamente, la actuación de Güemes en la guerra de la Independencia argentina fue crucial: sin su desesperada resistencia no hubiera sido posible defender la frontera norte del actual país, ni hubieran sido posibles las campañas del general San Martín que permitieron obtener tanto la Independencia de Chile como la posterior Independencia del Perú. Bajo su mando, las ciudades de Salta y Jujuy y su campaña defendieron al resto de la las provincias de abajo, sin ayuda exterior.

El general Martín Miguel de Güemes es el único general argentino que murió en combate durante la Guerra de la Independencia.

Sin embargo, en Buenos Aires Güemes no era visto así: la noticia de su muerte fue publicada bajo el título "Ya tenemos un cacique menos"; el artículo que lo anunciaba demostraba más alivio por la muerte de un enemigo ideológico que pesar por la pérdida de la ciudad de Salta en manos realistas.

Crianza
 
Se crió en una familia acomodada. Su padre, Gabriel de Güemes Montero, nacido en Santander, en la región española de Cantabria, era un hombre ilustrado y cumplía funciones de Tesorero de la Real Hacienda de la corona española. Su madre era María Magdalena de Goyechea y la Corte, de origen jujeño y de ascendencia española y portuguesa.

Martín tuvo siete hermanos, de los cuales se destacaron su hermano mayor Juan, miembro del cabildo de Salta, y María Magdalena Dámasa Güemes de Tejada, conocida por su apodo como Macacha Güemes.

Tuvo una buena educación con maestros particulares que le enseñaron los conocimientos filosóficos y científicos de su tiempo, tales conocimientos fueron luego ampliados en su juventud por Manuel Antonio Castro.

Inicios de su carrera militar y las invasiones Inglesas
A los catorce años de edad Martín Miguel de Güemes se enroló en el Regimiento Fijo de Infantería, cuyo cuartel central estaba en Buenos Aires pero tenía un batallón en Salta a raíz de la rebelión de Túpac Amaru II desde 1781.

En 1805 fue enviado con su regimiento a Buenos Aires, ya que el Virrey del Río de la Plata, Rafael de Sobremonte, temía un ataque inglés.

Durante la primera de las Invasiones Inglesas al Virreinato del Río de la Plata, en 1806, Güemes participó en la Reconquista de Buenos Aires, donde protagonizó una curiosa hazaña: al ver que el barco inglés Justine había encallado por una bajante repentina del río, dirigió una carga de caballería y lo abordó. Fue una de las muy pocas veces en que un buque de guerra fue capturado por una partida de caballería.

Al año siguiente, luchó también en la Defensa de la ciudad frente a la segunda invasión inglesa, en 1807. Después del rechazo, Güemes cayó enfermo y en noviembre murió su padre. Ambas circunstancias hicieron que pidiera licencia el 10 de marzo de 1808 para trasladarse a Salta. Acostumbrado al clima de su ciudad natal, el otoño de Buenos Aires afectaba su aparato respiratorio. La licencia le fue concedida en forma ilimitada.

El 5 de diciembre de 1808 figuró en Salta como cadete del Regimiento de Infantería y teniente del Cuerpo de Granaderos de Liniers, creado durante las Invasiones Inglesas.

Primera campaña al Alto Perú
Después del estallido de la Revolución de Mayo de 1810, la Primera Junta surgida en Buenos Aires envió rápido la Primera expedición auxiliadora al Alto Perú.

Güemes, como integrante del Ejército del Norte, fue puesto al mando de un escuadrón gaucho en la Quebrada de Humahuaca (en la actual Jujuy) y en los valles de Tarija y Lípez, impidiendo la comunicación entre los contrarrevolucionarios y los realistas altoperuanos. En la batalla de Suipacha, librada el 7 de noviembre de 1810 y que fue el único triunfo de las armas patriotas durante esta primera expedición, la participación del capitán Güemes fue decisiva.

Permaneció en la zona de la Quebrada hasta después de la derrota de los ejércitos de las provincias "de abajo" en la Batalla de Huaqui, el 19 de junio de 1811, y prestó su ayuda a los derrotados que huían; allí comenzó su famosa guerra de recursos, con la que tal vez retrasó el avance de partidas realistas antes de la llegada del ejército principal, que mandaba el general Pío Tristán.

Con su colaboración, el general Juan Martín de Pueyrredón atravesó la selva oranense y salvó los caudales de la Ceca de Potosí, en poder de los realistas.

Güemes, siguiendo órdenes de Eustoquio Díaz Vélez, el 18 de enero de 1812 recuperó Tarija. La ciudad había caído en poder de los partidarios del virrey del Perú, José Fernando de Abascal. Por orden de Díaz Vélez, se reintegró al Ejército llevándose 300 hombres, 500 fusiles y dos cañones. Los revolucionarios fueron obligados a retirarse a San Salvador de Jujuy debido al avance de las tropas realistas, superiores en número al que comandaba José Manuel de Goyeneche.

Traslado a Buenos Aires
En febrero de 1812, Manuel Belgrano fue nombrado por el Primer Triunvirato jefe del Ejército del Norte en reemplazo del general Juan Martín de Pueyrredón.

Cuando Belgrano asumió el mando del Ejército del Norte e inició la Segunda expedición auxiliadora al Alto Perú ordenó el traslado de Güemes a Buenos Aires, por indisciplina, causada por una discusión sobre mujeres entre oficiales bajo su mando. Güemes permaneció en la capital, agregado al Estado Mayor General.

Al conocerse en Buenos Aires el desastre patriota frente a los realistas en la batalla de Ayohuma, el general Belgrano fue cuestionado por el Segundo Triunvirato. En enero de 1814, debió dejar el mando del Ejército del Norte al coronel José de San Martín, quien había sido uno de los jefes de la Revolución del 8 de octubre de 1812 que había depuesto al Primer Triunvirato. En la Posta de Yatasto, Belgrano entregó la jefatura del otra vez derrotado Ejército del Norte a San Martín y a los pocos días regresó a Buenos Aires.

Tercera campaña al Alto Perú e inicio de la Guerra Gaucha
Güemes fue ascendido a teniente coronel y enviado al norte, para incorporarse a las divisiones de caballería del Ejército del Norte. San Martín lo nombró al mando de la vanguardia, reemplazando a Manuel Dorrego, a quien había sido sancionado y desterrado por indisciplina.

Güemes se presentó en Salta como el protector de los pobres y el más decidido partidario de la revolución. Pero aun así, no logró nuevos aportes de recursos por parte de los sectores adinerados. Contó con su hermana María Magdalena "Macacha" Güemes como una de sus principales colaboradores.

San Martín le encomendó el mando de la avanzada del río Pasaje o río Juramento, porque en sus márgenes el general Belgrano había hecho jurar obediencia al gobierno de Buenos Aires, la Asamblea del Año XIII y a la Bandera Nacional. Poco después, asumía también el mando de las partidas que operaban en el Valle de Lerma en el que está la ciudad de Salta. De este modo iniciaba la Guerra Gaucha contra los realistas, ayudado por otros caudillejos, como Luis Burela, Apolinario Saravia, José Ignacio Gorriti o Pablo Latorre. Esta fue una larga serie de enfrentamientos casi diarios, apenas cortos tiroteos seguidos de retiradas. En esas condiciones, unas fuerzas poco disciplinadas y mal equipadas pero apoyadas por la población podían hacer mucho daño a un ejército regular de invasión.

Con sus tropas formadas por gauchos del campo, rechazó el avance del general Joaquín de la Pezuela y posibilitó el inicio de un nuevo avance hacia el Alto Perú, la llamada tercera expedición auxiliadora al Alto Perú. Bajo el mando del general José Rondeau, el nuevo jefe del Ejército del Norte, Güemes tuvo un papel destacado en la victoria de batalla de Puesto del Marqués.

Pero, indignado por el desprecio que mostraba este por sus fuerzas y por la indisciplina del ejército, se retiró del frente hacia Jujuy. Daba por descontada la derrota del Ejército del Norte en esas condiciones y, en ese caso, necesitaría a sus hombres. Al pasar por Jujuy se adueñó del armamento de reserva del ejército; al enterarse, Rondeau —que era también titular del cargo de Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata— lo declaró traidor.

Gobernador de Salta
 
La vuelta de Güemes a Salta se debía, además de a motivaciones militares, también a razones políticas: deseaba desplazar al partido conservador del gobierno salteño, lo que se sumaba a que aspiraba al gobierno para sí mismo.

La noticia de la caída del Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata Carlos María de Alvear quitó autoridad al gobernador intendente Hilarión de la Quintana, que por otra parte, no estaba en Salta sino que había acompañado a Rondeau en su avance hacia el Alto Perú.

Cuando llegó a Salta, el pueblo salió a la calle y pidió al cabildo el nombramiento de un gobernador, sin participación del Directorio. Además de ser el único candidato a la vista, Güemes tenía a su favor la presencia de su hermano mayor, el doctor Juan Manuel de Güemes, uno de los miembros del cabildo para ese año, que eligió a Martín Miguel de Güemes con el título de Gobernador Intendente de Salta, jurisdicción integrada entonces por las ciudades de Salta, Jujuy, Tarija, San Ramón de la Nueva Orán y varios distritos de campaña.

Era la primera vez que las autoridades de Salta eran elegidas por los propios salteños desde 1810, lo que significó la autonomía de Salta, en franca desobediencia a la autoridad del Directorio.

Pero el cabildo de San Salvador de Jujuy no lo reconoció como gobernador. Frente a esta negativa y aduciendo la amenaza de un ataque realista sobre la ciudad, avanzó con sus tropas hasta Jujuy, con lo que presionó a sus habitantes y de esta forma logró hacer que el cabildo lo aceptara. De todos modos, el teniente gobernador local, Mariano de Gordaliza, no podía ser considerado un subordinado complaciente de Güemes.

Dos semanas después de asumir el gobierno, el 15 de julio de 1815, Güemes contrajo matrimonio en la Catedral de Salta con Carmen Puch, miembro de una acaudalada familia con intereses en Rosario de la Frontera. Con su cónyuge tuvo tres hijos: Martín, Luis e Ignacio.

Poco después de la llegada de Güemes al poder y de saber la reacción negativa de Rondeau, llegó a Tucumán una fuerza desde Buenos Aires que iba en apoyo del Ejército del Norte, al mando de Domingo French. Pero como este tenía instrucciones de derrocar a Güemes al pasar por Salta, le negó el paso hasta que lo hubo reconocido como gobernador. Pero ya era tarde: cuando llegaron a Humahuaca, se enteraron de la derrota de las fuerzas patriotas comandadas por Rondeau en la Batalla de Sipe Sipe, el 29 de noviembre de 1815.

Este nuevo triunfo de los realistas significó la pérdida definitiva del Alto Perú debido a las ambiciones personales de Rondeau y de Güemes.

Rondeau, enfurecido con Güemes por la revolución en Salta y por haberle impedido llegar refuerzos, retrocedió a Jujuy. Con apoyo del teniente gobernador Gordaliza, se trasladó hasta Salta y ocupó la ciudad. Pero en seguida Rondeau se vio rodeado por las guerrillas gauchas y tuvo que capitular, firmando con Güemes un tratado en Cerrillos, denominado por esto Pacto de los Cerrillos, reconociéndolo como gobernador y encargándole la defensa de la frontera noroeste.

Poco después, Rondeau fue reemplazado por Manuel Belgrano, quien se hizo nuevamente cargo del Ejército del Norte, y por Juan Martín de Pueyrredón, en el Directorio. Pero no hubo más expediciones al Alto Perú. En todo caso el Pacto de los Cerrillos aseguró la situación de los territorios controlados hasta ese momento por los patriotas argentinos y consecuentemente favoreció así la declaración de independencia de la Argentina el 9 de julio de 1816 en la ciudad de San Miguel de Tucumán.

Las milicias gauchas al mando del salteño pasaron a desempeñarse como ejército en operaciones continuas.

Las invasiones realistas
Martín Miguel de Güemes y sus gauchos detuvieron otras seis poderosas invasiones realistas al mando de destacados jefes españoles.

Toda la población participaba en la lucha: los hombres actuaban como guerreros, mientras que las mujeres, los niños y los ancianos lo hacían como espías o mensajeros. Las emboscadas se repetían en las avanzadas de las fuerzas de ataque, pero más aún en la retaguardia y en las vías de aprovisionamiento.

Cuando los realistas se acercaban a un pueblo o a una hacienda, los habitantes huían con todos los víveres y el ganado, junto a todo lo que pudiese ser útil al enemigo. Esta clase de lucha arruinó la economía salteña, pero las clases populares preferían este descalabro económico a las crueldades de los realistas.

Güemes jamás obtuvo apoyo económico del Directorio de las Provincias Unidas del Río de la Plata y la ayuda que le prestó el Ejército del Norte fue muy limitada; por ello decidió legalizar monedas privadas locales, que circularon desde 1817 y que se extendieron por todo el noroeste argentino.

Las milicias de Güemes contaban con una organización militar reglada cuyo origen se había remontado a 1815 cuando creó un cuerpo militar denominado "División Infernal de Gauchos de Línea", que aunque no fue autorizado por el gobierno central de Buenos Aires funcionó exitosamente hasta la muerte de Güemes, destacándose en la Tercera Defensa de las Provincias Unidas en Salta y en la Batalla del Valle de Lerma en 1817.

El frente de combate a su cargo tenía una extensión de más de setecientos kilómetros, desde la localidad de Volcán, en Jujuy, hasta más allá de San Ramón de la Nueva Orán. Dicho frente se conoció como Línea del Pasaje.

El papel de Güemes en el conjunto era el de organizar la estrategia general y financiarla. Pero tenía un detalle curioso: sus hombres se hubieran hecho matar por él, pero él mismo nunca entraba en combate.

En realidad nunca se lo reprocharon ni le exigieron que los acompañara. Por esta causa es que sus enemigos y los historiadores del siglo XIX lo acusaran de cobarde. La mayoría de los historiadores posteriores coincide en que la explicación es muy distinta: Güemes habría sido hemofílico, y cualquier herida le hubiera causado la muerte. De hecho, moriría desangrado tras varios días de agonía, causada por una herida que en condiciones normales habría sanado en poco tiempo.

La guerra civil
Güemes había conversado con San Martín sobre la idea de atacar Perú desde Chile. Para ello era necesario realizar el Cruce de los Andes y como necesidad básica, San Martín precisaba tener las espaldas cubiertas, con fuerzas activas en la frontera norte de Salta, para mantener ocupados a los ejércitos realistas lejos de Lima, la capital del Virreinato del Perú.

La persona más indicada para dirigir esas operaciones era Güemes y San Martín lo nombró General en Jefe del Ejército de Observación. El salteño estaba continuamente informado sobre los movimientos de San Martín en la campaña del Pacífico, y cuando este desembarcó en la costa peruana, decidió avanzar hacia el Alto Perú.

Pero ya no podía contar con el Ejército del Norte, del que solo quedaba una pequeña división al mando del coronel Alejandro Heredia, que estaba a órdenes de Güemes, y algunas armas en Tucumán. Pero estas estaban en poder del gobernador Bernabé Aráoz, que las estaba usando para tratar de volver a la provincia de Santiago del Estero a la obediencia a su gobierno.

A principios de 1821, el gobernador de Santiago del Estero, Juan Felipe Ibarra, pidió auxilio a Güemes, y este invadió Tucumán, más para apoderarse de las armas que necesitaba que por solidaridad

El cabildo de Salta, formado por las clases altas de la ciudad, cansadas de pagar las contribuciones forzosas que exigía Güemes, aprovechando la ausencia del caudillo, lo acusó de tirano y lo depuso. Muchos de sus miembros se habían puesto de acuerdo con el general español Pedro Antonio Olañeta para entregarle la ciudad. Güemes regresó sin prisa, ocupó pacíficamente la ciudad y perdonó a los revolucionarios. Esa fue la llamada "Revolución del Comercio"; aunque fracasada, dio inicio a un partido de oposición, conocido como "Patria Nueva", en oposición a la "Patria Vieja", es decir, al partido de Güemes.

Su muerte
El general Olañeta ya estaba en camino a Salta y mandó al coronel José María Valdés, alias «Barbucho», por un camino desierto de la Puna, acompañado por miembros de la familia realista Archondo. El coronel Valdés era un español nativo de Valencia, radicado desde hacía décadas en la región y con experiencia en arrear y robar ganado, oficios que le permitieron conocer múltiples senderos poco transitados.

La noche del 7 de junio de 1821, Valdés ocupó la ciudad de Salta y, al salir a combatirlo, Martín Miguel de Güemes fue herido por una bala. Siguió a caballo hasta una hacienda a dos leguas de la ciudad. Pocos días después recibió a dos oficiales realistas enviados por Valdés que le ofrecieron trasladarlo a Buenos Aires, donde recibiría el mejor tratamiento, con la condición de ordenar el alto el fuego contra los realistas.

Sin responder a los enviados y en su presencia, Güemes reunió a sus oficiales y les pidió que jurasen que nunca aceptarían ningún tipo de trato para beneficiar al enemigo en suelo patrio; pedido que fue respondido con el entusiasta juramento de los oficiales y gauchos salteños.

Güemes murió el 17 de junio de 1821, a los 36 años de edad. En el momento de su muerte, en la Cañada de la Horqueta, cerca de la ciudad de Salta, yacía a la intemperie, en un catre improvisado por el capitán de gauchos Mateo Ríos. Luego su cadáver fue inhumado en la Capilla del Chamical. Martín Miguel de Güemes fue el único general argentino caído en acción de guerra exterior.

Desde que supo de la muerte de su esposo, Carmen Puch se encerró en su habitación de la finca de su familia, y falleció el 3 de abril de 1822, a los 25 años. La tradición afirma que se dejó morir de hambre,​ posiblemente víctima de una depresión.

La gloria póstumo
 Apenas unas semanas después de la muerte de Martín Miguel de Güemes, sus hombres obligaron al ejército español a evacuar Salta, dirigidos por el coronel Jorge Enrique Vidt. Y esa resultó ser la última invasión realista al norte argentino, con lo que Güemes —aunque no llegó a verlo— finalmente venció a sus enemigos.

 

Durante la mayor parte del siglo XIX, tanto en Salta como en el resto de la Argentina, la figura de Güemes fue interpretada solamente como la de un caudillo que había soliviantado a las masas campesinas contra las clases altas de la sociedad, situación que el patriotismo demostrado a lo largo de su carrera militar no alcanzaba a compensar.

Solo a principios del siglo XX, esa imagen comenzó a cambiar a través de su más conocido biógrafo: Bernardo Frías presentó la vida de un jefe militar y político patriótico y desinteresado, capaz de movilizar a la masas en contra del enemigo; aunque no intentó librarse de la visión elitista de la sociedad, ya que mostraba poco aprecio por sus gauchos. Solo a partir de ese momento, Güemes comenzó a aparecer como el esforzado y heroico jefe de la frontera norte, héroe absoluto de la provincia de Salta.

Su gesta militar fue recordada por el escritor Leopoldo Lugones como la Guerra Gaucha, nombre con que se la conoce desde entonces. 

Sus restos descansan junto a los de su esposa en el Panteón de las Glorias del Norte de la República, ubicado en la Catedral Basílica de Salta.

Fuente:wikipedia.org

 

 

 

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