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CONSERVACIÓN

Parques implementa plan para restaurar el bosque de Arrayanes y evitar que siga la mortandad de ejemplares

Un estudio confirmó las causas de la muerte de varios ejemplares añosos: la sequía, las altas temperaturas y la falta de la cobertura vegetal de coihues. Para revertir la situación, por un lado se procurará el crecimiento de coihues y por otro, se plantan arrayanes para evitar la invasión del Arce.
18/09/2018
Parques implementa plan para restaurar el bosque de Arrayanes y evitar que siga la mortandad de ejemplares

Hace unos años, después de la erupción volcánica del 2011, se advirtió la mortandad de numerosos ejemplares de Arrayanes añosos del Parque Nacional Arrayanes. La situación generó preocupación, dado que se trata de una de las maravillas naturales del mundo.

Hubo varias teorías sobre lo que podía estar pasando, pero finalmente un estudio y monitoreo realizado por especialistas durante tres años concluyó que el secamiento de Arrayanes se debía por un lado a las altas temperaturas y la falta de lluvia después de la erupción volcánica del 2011, pero también a la pérdida paulatina de cobertura de coihues por un mal manejo del bosque durante la década del 50.

“Se hicieron monitoreos durante algunas temporadas. Los árboles que más sufrieron ese secamiento y en algunos casos significó la muerte del árbol, se debió a la exposición a altas temperaturas, la radiación directa sin el dosel natural que en general ofrecen los cohiues, que generaban esa cubierta”, explica Horacio Paradela, jefe de Conservación y Uso Público del Parque Nacional Nahuel Huapi.

El especialista indica que “fue un aprendizaje de conocer la historia de cómo se manejó en los 50 ese sector. Se hizo una selección para que creciera el bosque de Arrayanes predominante sobre otras especies, ya con la idea de revalorizar ese sector. Hay documentos que cuentan esas situaciones”. De esta manera, se apearon muchos coihues y cipreseses, justamente para que no compitieran con los Arrayanes.

Aquellos árboles que se desarrollaron sin dosel de los coihues, a partir del volcán y la sequía que implicó dos años de altas temperaturas y poca lluvia, derivó en un evento muy claro en el que muchos de estos árboles se secaron”, detalla Paradela.

En este contexto, a partir del año pasado se implementó un plan de manejo del bosque que consiste por un lado en preservar el dosel natural, dejando crecer algunos árboles que le permitan dar supervivencia al bosque de Arrayanes.

Por otro lado, desde hace unos años se observa la invasión de ejemplares de Arce en la Península de Quitrihue. Paradela señaló que el área de dispersión es de 70 hectáreas con un núcleo de 6 hectáreas.

“En el marco del control del Arce, estas dos semanas se hicieron plantaciones de Arrayanes que se produjeron en el vivero de la isla Victoria, en el entorno del bosque que han sido invadidas por el arce”, agregó.

Para que la experiencia sirva también en términos educativos y de divulgación, la idea es dejar parte del sendero sin dosel para poder enseñar las distintas etapas del bosque.

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