La arquitectura integrada al bosque, una forma de habitar sin destruir el entorno natural

Al momento de pensar en construir una nueva casa, la mayoría busca una mejor calidad de vida o habitar un lugar más agradable.

Pero cuando elegimos Villa la Angostura para establecer nuestro hogar… ¿somos conscientes de que vivimos en un bosque?

¿Cuánto tiempo podremos disfrutar de este entorno si no respetamos la naturaleza del lugar?

 Los que elegimos vivir en Villa la Angostura buscamos la paz y el contacto con la naturaleza, por eso cuando construimos nuestras viviendas debemos respetar y rescatar el entorno natural.

Luego de muchos años de desarrollo arquitectónico donde la prioridad era el diseño, hoy nos vemos en la obligación de pensar un estilo de arquitectura donde el hombre se adapte e integre al ambiente que habita.

Normalmente lo primero que pensamos es: ¿cuántos ambientes necesitamos? ¿Cuántos m2 podemos construir? ¿Qué material elegimos?

O también podemos plantearnos: ¿Queremos hacer una casa sustentable o una construcción eficiente o una casa ecológica?  

Pero en el inicio de un proyecto, del estilo y las dimensiones que sea, hay un paso previo que implica la mirada creativa, respetuosa y amorosa con el ambiente.

Algunos consejos que nos ayudarán a tomar mejores decisiones:

• Observar y reconocer el terreno, si es necesario con un profesional calificado, para saber qué árboles tenemos, qué especies arbustivas conforman el sotobosque, cómo se combinan entre sí y luego, en conjunto con el Arquitecto, podremos planificar la obra en función de dónde resulte más conveniente que sea implantada sin dañar dichas especies.
  
  
• En la primer etapa del proyecto, es importante definir el lugar de acceso a la futura casa para que el espacio de ingreso de materiales sea el mismo que luego utilizaremos como entrada. De esa manera, optimizamos recursos y generamos menos daño en el espacio verde.
  
  
• Elegir inteligentemente el espacio de acopio de materiales, que luego podrá convertirse en estacionamiento o galpón, siendo conscientes de que en ese lugar se arruinará la vegetación existente.
  
  
• Dedicar un tiempo preliminar a la construcción de las bases de la casa a “rescatar renovales” o replantar las plantas nativas, que pueden colocarse en un área específica del terreno durante la obra, o incluso utilizar para comenzar a desarrollar un cerco vivo en el perímetro del lote. Si esto no es posible, podemos pedirle a algún vecino que nos cuide los renovales a modo de “nursery” durante el tiempo que implique la obra.

Esta tarea es sumamente importante para conservar el corredor biótico de la zona que elegimos y para tener en muy poco tiempo un bello entorno natural integrado con el paisaje autóctono.

• Mantener o replantar flora nativa, ya que ésta se alimenta y desarrolla en forma natural con los períodos de sol y lluvia del lugar, sin necesidad de riego y requiere de poca poda.

Podemos aprovecharnos de estas especies para diseñar un bello jardín con bajo mantenimiento y generar espacios de sombra para disfrutar el exterior y cuidar el ecosistema, sin dejar sin alimento a aves, insectos y otros animales que habitan el lugar.

Tradición vs conciencia ambiental

Históricamente, los primeros pobladores debían recurrir a un modelo de construcción basado en la utilización y aprovechamiento de los recursos disponibles en la zona, recurriendo básicamente a la tala del bosque que los rodeaba.

Con el paso del tiempo y las nuevas tecnologías, se han desarrollado materiales alternativos de menor mantenimiento y mayor durabilidad que hacen posible construir sin necesidad de sacrificar el bosque nativo, pudiendo responsabilizarnos de evitar el daño del entorno o talar lo menos posible para convivir con la Naturaleza de forma saludable y responsable.

Construir reduciendo la huella 

Cuando decidimos iniciar una obra, debemos respetar algunos aspectos claves como son el uso de materiales locales para reducir la huella de carbono o, por ejemplo, la integración de la construcción con el entorno y así ganamos “puntos verdes”.

Incorporar elementos de construcción pasivos también contribuyen a reducir la huella y proteger el ambiente del mismo modo que hay que tener en cuenta el impacto ambiental que supone su habitabilidad.

Si queremos ser más sensibles al ambiente, tenemos muchas alternativas a considerar que nos permiten ser más ecológicos reduciendo el consumo de energía. Por ejemplo, la elección de su orientación teniendo en cuenta la distribución de los ambientes para aprovechar mejor las horas de sol y calefaccionarla en forma natural. Los espacios más utilizados, como la cocina, el living, el escritorio o los dormitorios, deberían recibir mayor luz solar, orientándolos hacia el Norte. Por su parte, el lavadero, baño y otras habitaciones menos habitadas de forma cotidiana podrán estar en la dirección opuesta.

También podemos diseñar una correcta ubicación de las aberturas para que se genere una buena corriente de aire y mantenerla fresca en verano; instalar artefactos y griferías que nos permitan ahorrar agua; reutilizar las aguas grises para riego…

Queda claro que cuando elegimos un terreno, debemos conocer sus posibilidades en función de la vivienda que deseamos diseñar, prestando atención en la importancia de la preservación de la flora para no perder innecesariamente el sotobosque ni talar árboles que podemos conservar.

La deforestación en el medioambiente tiene un impacto sumamente negativo, ya que contribuye al calentamiento global, modifica el ciclo del agua, afecta la biodiversidad e impulsa la pérdida de tierra fértil, entre otros muchos efectos sumamente devastadores que, si amamos y deseamos disfrutar este magnífico entorno natural, podemos conscientemente evitar.

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