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COLUMNA ARCHIVOS DEL SUR

"1888 - 2021 : 134 años construyendo Villa La Angostura"

En esta segunda entrega sobre la zona de Puerto Elma, Archivos del Sur escribe sobre tres generaciones de mujeres. Por Gerardo Ghioldi.
18/04/2021
"1888 - 2021 : 134 años construyendo Villa La Angostura"
Carmen Rails o Rapil – archivo Museo Histórico Regional Villa La Angostura
Carmen Rails o Rapil – archivo Museo Histórico Regional Villa La Angostura

Carmen, Rosenda y Elma: tres generaciones, tres mujeres y una misma lucha

 

Una de las nietas de doña Rosenda nos contó el secreto que en las noches de angustia su abuela Rosenda le confesaba a una niña que ya iba a la escuela y marca claramente el acoso cultural que sufrían los mapuche ya entrados los años 80 hace solo 40 años atrás.

…me contaba que la abuela Carmen Rails (Rapil) hablaba el mapuzungun pero lo hablaba delante de los turistas de forma secreta y le daban unas monedas para que hable pero decía que era oculto y era secreto, muy secreto y que yo no lo contara tampoco, y yo decía cuanto misterio, y yo le preguntaba qué era eso de la lengua, y ella me decía que nosotros no pertenecemos a este pueblo y yo me preguntaba pero a qué pueblo si nosotros vivimos acá y somos argentinos, yo ya tenía algo de escolarización…

 

Depende del ángulo que se vea un hecho histórico será la conclusión que tendremos.

Política de consensos culturales

La historia de nuestra región no debe verse como un partido boca vs river o los mapuche vs los pioneros. La grieta alienta al infinito el racismo convirtiéndose en una barrera insuperable de reencuentros, de inclusiones, de aceptaciones en fin, de derechos.

La historia regional cambió para siempre desde 1879 con la Conquista del Desierto pero eso no significa ganamos los argentinos y les imponemos a los perdedores los cadalsos de la historia como fue el trabajo inhumano en la mayoría de las estancias y la negación de sus verdaderos derechos como pueblo originario y especialmente como seres humanos.

Como apreciación personal no creo que hayan ganado los argentinos. Los que si ganaron fueron los estancieros especialmente los británicos en el sur patagónico.

La genocida resolución del conflicto todavía tiene oportunidades de sanar pero para eso se necesita una sociedad consciente de su historia para decidir las reparaciones que se deben hacer.

Esto se llama política de consensos interculturales. Hasta ahora ningún presidente argentino pidió perdón por el genocidio que marca la fundación del estado argentino. Esto es un hecho innegable y hasta que esto no ocurra seguiremos con los ojos vendados.

Lo que al menos si podemos hacer como sociedad los que fuimos llegando desde 1889 a la fecha es reconocer la verdad histórica. Tanto los mapuche preexistentes como los criollos que llegaron a lo que hoy es el Parque Nacional Nahuel Huapi a fines del siglo XIX  luchan por su verdad histórica y por ende el reconocimiento de sus derechos. A ellos se les sumaron una oleada de colonos argentinos, chilenos europeos y norteamericanos. Todos sufrieron hasta la locura por intentar domar la naturaleza bravía del Nahuel Huapi. La inmensa mayoría tiene historias increíbles de superación y resiliencia.

Algunos, los menos, representantes de la avaricia humana se beneficiaron enormemente. Fueron estafados en la buena fe tanto mapuche, criollos y colonos. Los ejemplos son innumerables y entre ellos el caso paradigmático de Juan Bautista Antriao y Carmen Rails o Rapil que es el que estamos contando.

Mapa Dirección de Tierras y Colonias – Ministerio Agricultura – Archivos Parques Nacionales

La enorme riqueza del experimento humano que fue y es la colonización del Nahuel Huapi se ve enriquecida (y por eso es extraordinaria) por el mestizaje de nacidos y llegados.

Pero para que esta fórmula funcione debe tener aceptación social, es decir debe enseñarse, debe debatirse como un valor tanto al interior de las familias como en la escuela para así llegar a un nuevo acuerdo donde todos estemos incluidos y por lo cual tengamos los mismos derechos.

Si los tanos se juntaban e izaban la bandera italiana, si los suizos terminaron haciendo el curanto mapuche más famoso del Nahuel Huapi, si los chilotes eran los mejores agricultores y tantos ejemplos más, todo esto forma parte de la cultura del Nahuel Huapi como región.

Este nuevo acuerdo social y cultural del cual estamos convencidos, es la única forma de salvar la grieta del racismo y la denigración. Es el que nos llevará a exigir a los políticos la implementación del famoso relevamiento territorial y estudio de títulos del otrora lote 9 donde habiendo una comunidad mapuche, los Paichil Antriao (previa  a la llegada del estado) se les construye un ejido urbano completo produciendo el desmembramiento del territorio y la casi desaparición como pueblo preexistente.

 

Recorte población Quiroga - Antriao

Mapa  Ejército Argentino - Instituto Geográfico Militar, 1947 “Carta

topográfica de la República Argentina” - Isla Victoria – Neuquén (Hoja 4172.16)

(Relevamientos efectuados en los años 1941–1943 y 1944)

 Se están cumpliendo 100 años de la huelga patagónica más increíble que haya visto la Patagonia inmortalizada por el mejor libro de investigación que leí en mi vida “La Patagonia Rebelde” escrita por Osvaldo Bayer a fines de los sesenta en un marco de violencias tremendas que marcarán a la sociedad argentina.

Leer o simplemente mirar la película La Patagonia Rebelde de Héctor Olivera con guión de Osvaldo Bayer es comprender que nos pasó y como se intentó silenciar la rebeldía en 1921. Si nos situamos en 1921 se acerca el momento del fusilamiento de 1500 peones argentinos, chilenos, huilliches, italianos, polacos, rusos, españoles sin distinción de credo ni país. Solo el 7 de diciembre de 1921 se fusilaron 700 peones en la estancia La Anita en Santa Cruz de los Braun Menéndez.

Estos trágicos antecedentes son los que marcan hasta qué punto la violencia estatal comandada por el Coronel Héctor B. Varela del ejército argentino con las órdenes del presidente Irigoyen sumadas a los apetitos insaciables de autoridad y explotación de la Liga Patriótica y la mayoría de los estancieros santacruceños lograron disminuir los salarios de 120$ mensuales a 60$ u 80$ en el mejor de los casos además de domesticar los cuerpos rebeldes de los patagónicos.

Película La Patagonia Rebelde de Héctor Olivera y guión de Osvaldo Bayer

Volvamos a la historia de las tres mujeres Carmen, Rosenda y Elma.

La primera entrevista que hicimos a doña Elma Quiroga Antriao fue en 2006, veinte años después del intento de traslado por parte de Dotras y demás propietarios de lo que sería después la hostería La Posada. Así relató parte de la rica historia familiar:

…Este momento de poder contar un poco, de los años que vivieron mis abuelos, mi madre me contaba que bueno, llegaron acá siendo los primeros pobladores que venían de Chile, dos hermanos. En la cual obtuvieron este suelo que hoy piso, lamentablemente muy envidiado. Y bueno, llamándome también ellos un poco intrusa, usurpadora. Y yo sé eso que eso no es así. Porque recuerdo muy bien cuando mi madre me decía: llega el primero a la Argentina, el gobierno le dio a este hermano esta tierra desde el Lago Correntoso  hasta el puerto Villa La Angostura. Este hermano (Ignacio), vuelve a viajar nuevamente a Chile, y se trae el hermano (Juan Bautista Antriao) que sería el padre mi madre. Este hermano le dice, que le limpiara y le sembrara la tierra. Que la había obtenido del gobierno, por baquiano de cordillera le entregó el gobierno esta tierra. Te voy a dar en parte de pago, si vos me sembrás y me limpiás el terreno que yo te di. Y así lo hicieron. Y yo siempre lo llamé el hermano pobre, y el hermano rico. La cual el hermano rico le daba trabajo al hermano pobre que sería nuestro abuelo. Sembraron, y ellos siempre se acordaban que cosechaban mucha papa, centeno, cebada, harina; llevaban a los molinos en (...), con otro señor ahí para hacer la harina…vivían del ganado ellos, tenían las ovejas, animales vacunos. Y decía que era muy duro porque la mercadería de lo que era comestible la iban a buscar en carguero a Chile. Y duraban muchos días para ir y volver. En la cual dice, siempre se acordaba la abuela, que la cordillera muy celosa, que cuando pasaban con los cargueros se ponía a llover ¡pero a baldes! Y tenía que llevar muchas bolsas para poder traer la harina, y todas las cosas, que no se mojara la azúcar, la yerba. Y bueno, eran cosas que se recordaban siempre los abuelos. Y bueno, uno que era chiquita mucho no le presta atención…

… Con los años, he valorado todo aquello que nos contaba mi madre. Y bueno, fueron pasando los años, mi abuela (Carmen) murió de 120 años en este lugar. Tuvo muchos hijos, hijas, en la cual todos murieron, mi mamá (Rosenda) murió de 78 años, en este lugar, nacida y criada en este lugar. En aquel entonces no había médico, no había hospital, así que se atendían como podían ellos. Y todos los hermanos de mi madre, murieron acá. Fueron nacidos y criados acá. Y yo como estoy hablando en este momento, le estoy contando esto, ya voy a tener 50 años, medio siglo, y también nacida y criada acá en este lugar…

 Maria Isabel Catalanes izq- y Paula Antriao der

Colección Sofia Antreao – Archivos del Sur

Doña María Isabel Catalanes, la abuela de Miguel Cárdenas había nacido en 1906 en Correntoso, quedó huérfana a los dos años y comienza su vida junto a la familia Antriao en lo que hoy se llama Puerto Elma. La abuelita Catalanes (toda una institución en Villa La Angostura) fue testigo privilegiada de la historia de los Antriao del Nahuel Huapi. No fue nada fácil la vida para María Isabel y así lo relata su nieto Miguel:

“Recuerdo a Ignacio (Antriao) por las historias de la abuela, al tiempo después de 30 años, ella vuelve a vivir en el mismo lote 9 y por permiso del cacique ya que era reconocido de esa manera. Ella desarrolla su niñez en esa zona, no fue nada fácil. Ella tuvo que salir a trabajar desde los 8 años donde la  tomaron en el hotel Correntoso”

          “ Ella ya de grande siempre visitó a la familia Antriao, era como su obligación moral, y era un caserío, la gente que trabajaba la tejuela y no porque era lindo sino que era el único material que se podía utilizar para poner el techo, eran especialistas en hacer ese tipo de trabajo, vos veías como las ponían y no se llovía, gente que conocía mucho, buscaban el trozo de ciprés y te hachueleaban las tejuelas y con un cálculo casi matemático por el espesor que tenían y como la hachuela al golpear el trozo de ciprés daba la misma medida siempre, años de práctica. El caserío era una familia comunitaria, había un caserón grande con un tacho o fuego en el centro y ellos vivían ahí, me acuerdo haber visto de chico ya que mi abuela me llevaba, era una familia comunitaria.

José Antriao

Colección Sofía Antriao - Arvhivos del Sur

¿Eran muchas familias?

Claro, vivían mucha más gente, me acuerdo de Vicente Antriao, de José Antriao,  de doña Juana Antriao que la conocí de grande, ella ya estaba muy enferma, era la mamá de Eliana Antriao que a su vez era hija de Doña Dominga Antriao que era hija de Carmen Rail. Dominga y mi abuela que eran muy amigas, casi hermanas ya que se criaron juntas, tenían la misma edad. Conocí a don Quiroga que era el marido de doña Rosenda Antriao que es la mamá de Elma. Don José Antriao se dedicaba a trabajar con los bueyes, para trasladar maderas, trabajos de chacra. Mis recuerdos son de fines de los sesenta.

El próximo domingo sabremos del despojo a Rosenda y Elma, del Grito de Miranda y el consejo del Obispo Jaime de Nevares a doña Rosenda.

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