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JUGUETE RABIOSO

"Mi nombre no es Francisco”, un cuento de Javier Santos Rodriguez

 En esta nueva entrega de la sección literaria curada por Diego Reis, presentamos un cuento del  escritor de San Isidro
19/01/2023
"Mi nombre no es Francisco”, un cuento de Javier Santos Rodriguez

Mi nombre no es Francisco

Soy un hombre exitoso, o eso creí siempre. Joven todavía. De profesión se podría decir muchas cosas, tengo varias diplomaturas y títulos de posgrado que acumulé en pocos años. No quiero aburrirlos con eso. Un cargo importante en una empresa de primerísimo nivel, manejo un BMW importado, mis hijos me miran con orgullo. Creí siempre ser yo, este quien habla y dice y hace según su vocación, mi voluntad, mi deseo. Una casa con parque y pileta, mi perro guardián, mi fiel mujer, los hijos que tuve, todo eso, lo que creí por siempre un sentido, una base firme de mí mismo.

Hasta hace poco se podría decir que me llenaba de orgullo todo mi patrimonio. Saber que lo adquirido con mi esfuerzo me lo debía principalmente  a mí mismo y a mi educación. A mi manera de autosuperarme, de encontrarle la vuelta a los problemas. ¡Vamos! No sólo soy inteligente; si no fuera por mi devoción al trabajo y al esfuerzo no habría llegado tan lejos. Creí además que le debía mucho a mis padres. Porque me criaron de la mejor forma… Aunque valga decir ahora, en medio de una gran mentira.

La semana pasada algo hizo clic, algo se rompió en mí y todavía no puedo encontrar los pedazos. No caigo. O no lo puedo o no lo quiero creer. Siempre vi a esas señoras como extraños fantasmas del pasado. Ya se sabe que el socialismo perdió su lugar en el mundo después de la caída del muro, y que si de algo se quejan, sea tal vez debido a los errores de sus hijos. Eran guerrilleros, y eso, para un país normal que busca insertarse en el mundo es un gran problema

¿Es un gran problema? ¿Me conozco? ¿Quién habla? ¿Soy yo el que piensa lo que dice y lo que está queriendo decir? Me siento por primera vez un endemoniado, sin esa base tan libremente construida desde un principio. Sin ese yo tan real y próspero.

Cuando una de esas madres de la plaza me llamó por teléfono para decirme que era probable que yo fuese un hijo robado durante la década del setenta, me causó una comicidad enorme; después,  con la insistencia de esa mujer, sentí que me faltaban el respeto. Unas horas más tarde era yo el que la llamaba para preguntarle detalles sobre esa supuesta averiguación.

Hoy estoy pasando la crisis más terrible. Empiezo a llenarme de una rabia y dolor imprecisos, ajenos, como si otro ocupara mi cuerpo y mi lugar. Y entonces vienen las pesadillas, ese agobio de no ser yo. Esa necesidad de tener que seguir siendo por un rato Francisco, aparentar que ese BMW sigue siendo mío, sigue estacionado donde lo dejé, que esa casa es mía, que todo lo aprendido es acaso una forma indistinta de ser alguien y que mi madre es mi madre y mi padre es mi padre.

Quiero creer que todo es como era antes, pero en el fondo la pesadilla viene a socavarme por dentro. Entonces decir los buenos días, decir te amo Susana, decir cada cosa que digo desde siempre es una comedia que quiero transformar en real, o una máscara que remplace la cara. Pero la pesadilla sigue ahí. Blandiendo su oscura historia, la crueldad de ciertos hombres que me quitaron la primera verdad.

Cómo ser mi verdad, cómo quitarme ese BMW, esta casa con familia, este apellido patricio, esta suerte que no es mía. ¿Cómo quitarme a mí mismo del medio, para ser ese otro que me reclama su pertenencia?

 

El Autor

* JAVIER SANTOS RODRÍGUEZ (San Miguel de Tucumán, 1981). Un hombre que atravesó varios pantanos anímicos y salió airoso gracias a la literatura. Es un devorador de cuentos argentinos y de alguna novelas latinoamericanas. Estudió varias carreras sin terminar ninguna. Por lo que el título de su profesión se debe escribir con hache. Se defiende bien y disfruta de esto que la vida le propone.

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