Hoy compartimos “Cotillón para amar”, de Sergio Petriw

COTILLÓN PARA AMAR / Por Sergio Petriw*

Podemos ser héroes, solo por un día

David Bowie

Tratar de vivir pequeños presentes efímeros y alegres. Beber un vino plausible, en copas compradas para la ocasión. La conjunción plantearía más deseada. Escabullir lo insostenible. Energizar la intensidad. Música hasta en el ruido del motor del frigobar. Vidrios de ventanas colándose por el sol. Confidente dibujo en la división de los mosaicos blanquinegros. Destapar una sonrisa con ruido. Transparentar la esperanza. Charlar hasta que se amanezca y despertar soñando. Dormir amado. En la fruta fina, en las joyas, en las palpitaciones. Preguntarse dónde se estuvo cuando no se estaba. Brillar los párpados. Salar las heridas. Sanar el tiempo. En las lágrimas, dulces de a mares. Las palabras más tersas. Olvidar la nada. Confundir intensidades inocuas. Espejos secretos. Miradas armónicas. Convertir una caricia obrera en reina. El paso del tiempo. Ganar inocencia. Perderse donde nadie puede desencontrarse. Mirar congeladamente las chispas en el hogar. Humectar los gestos. El vértigo de la verborragia del alma. La corazonada del dolor. Las simetrías de las frases. Dibujar el paraíso en el agua. Ser el superhéroe de toda historieta. Destinar un puerto sin muelles. Descuidar lo seguro en el descuido. Alquilar lunas. Crepuscular las mantas. Brindar con besos. Desorientar el grito. La inflexión invisible. El previsto indestinado. Sentenciar lo imposible. Proteger lo improbable. Improvisar lo escrito a ser borrado con el codo. La conexión resiliente. Las cenizas de la afonía. Perpetuar lo fugaz, cual Dios barato. Llenar una copa con la lluvia. Ropa suave, para el enojo, para la sonrisa muda, para para la reconciliación. Infinitud de formas para la palabra tácita. El rey y la reina. No jugar. Descifrar los oráculos. Mirar el miedo a los ojos sin poder sostener la mirada. Lagañas invisibles. Calidez en el génesis y la manzana. Mirar la verdad y verla llorar. Alfombras arenosas. Prístino olor a tabaco. No mentir. La verdad fugaz. La mediocridad de lo intenso. El enlace débil. El creer en la química. Recuerdos en sepia y gris. Sábanas que envuelven besos en crisálidas. Un trébol en un adoquín. Un trébol seco en el libro releído. Cerraduras que no terminan de herirse. Abrazos distanciados. Mutar un tsumani en mar. Moños de colores. Bailar el carnaval desértico. Reescribir la prosa leprosa. Barrer el cotillón para amar. Limpiar la habitación, y que pasen los que siguen.

*SERGIO PETRIW nació en 1974, vive en Bariloche. Obtuvo una beca del Fondo Nacional de las Artes en 2007. Publicó tres novelas: El hielo delgado (2010), Escarabajo pelotero (2017) y La obstinada brisa del tiempo (2018), editadas por el Fondo Editorial Rionegrino. En 2022, su libro de cuentos Sauce solo fue publicado por Borde Perdido Editora.