Plantas exóticas invasoras: una amenaza para la biodiversidad

Los árboles, arbustos y plantas nativas son especies que durante millones de años han evolucionado y co-evolucionado adaptándose a las diferentes condiciones ambientales, climáticas y estableciendo diferentes relaciones con otras especies. Como explica la idónea Adriana Matar, “son trabajadoras incansables para el suelo, el agua, el aire y otras especies. Cada una de ellas cumple distintas funciones ambientales. En nuestra región, la mayoría son reguladoras hídricas.

Ellas forman parte del hábitat que contiene a la fauna, contribuyendo así a la biodiversidad y los procesos evolutivos que se van desarrollando”.

Biodiversidad es la variabilidad de organismos vivos que hay en la Tierra, incluido el ser humano, y la compleja red de relaciones que se establece con el ambiente donde viven. Es la red esencial e interconectada de la vida y la estabilidad para la actividad humana.

“La biodiversidad y las contribuciones de la naturaleza a las personas son nuestro patrimonio  común y la ‘red de seguridad’ más importante para la vida de la humanidad. Pero nuestra red de seguridad está casi al límite”, dijo la Prof. Sandra Díaz, de Argentina, quien copresidió la Evaluación Global de IPBES sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas en 2019. Es el informe más completo jamás realizado. Compilado por 145 expertos de 50 países, evaluó los cambios en las últimas cinco décadas, y alerta acerca de la situación dramática de la biodiversidad en el planeta. Alrededor de un millón de especies animales y vegetales están ahora amenazadas de extinción, muchas de ellas en cuestión de décadas, más que nunca en la historia de la humanidad. El impacto de las especies exóticas invasoras es uno de los 5 factores principales de la pérdida de biodiversidad, junto a la sobreexplotación de los recursos, la fragmentación y pérdida de los hábitats naturales, la contaminación y el cambio climático.

Las especies exóticas son aquellas que han sido introducidas en un área que no es su hábitat natural.

Si logran adaptarse a sus nuevas condiciones, pueden comenzar a reproducirse, provocando o no, daños en el ecosistema. Cuando una especie comienza a alterar el hábitat de las especies autóctonas, y tomar nichos ecológicos, se convierte en una especie invasora. Al no haber evolucionado juntas, las especies nativas no son capaces de competir por los recursos, y acaban siendo desplazadas, y en casos extremos, se mueren y se extinguen. Este proceso, que parece muy complejo, se puede observar muy fácilmente en toda la Villa, en senderos, rutas, bosques y hasta en nuestras reservas naturales. Por ejemplo, la RETAMA, qué a pesar de toda su belleza, y de ser nuestro emblema primaveral, es una especie exótica invasora que degrada el suelo de tal manera que solo ella puede seguir reproduciéndose y está provocando notoriamente el retroceso de nuestras plantas, arbustos y árboles nativos.

Una de las herramientas principales para contrarrestar la invasión de las plantas exóticas invasoras es la prevención, no utilizándolas con fines ornamentales e introduciendo en cambio, plantas nativas. La otra, fundamental, es el control, qué dependiendo de cada caso, puede efectuarse de distintas maneras. Es evidente que ni a nivel municipal ni a nivel privado, se efectúa ningún control, agravado por los continuos desmontes que fragmentan nuestros bosques y las “limpiezas” que arrasan con el  sotobosque nativo como si fueran malezas indeseables. En conjunto, todas estas acciones desequilibran profundamente nuestro ecosistema y su biodiversidad y no permiten que se pueda corregir de manera natural debido a la rapidez de los procesos.

Todos y cada uno de nosotros desde nuestros lugares, podemos colaborar con pequeñas acciones, que benefician a toda la comunidad. Porque en la naturaleza, nada está aislado, todo está conectado. Lo que yo haga en mi jardín, en mi proyecto, en mi obra, grande o pequeña, va a estar alterando o colaborando con todo el ambiente. Y como ciudadanos, podemos empezar a exigir de nuestros gobiernos una gestión sustentable y adecuada del mismo y la preservación y protección de su biodiversidad.

La verdadera belleza es la que se crea cuando se protege el paisaje privilegiado en el que vivimos,  las múltiples especies nativas que lo han creado y lo sostienen, y permitimos que la vida florezca en todo su esplendor.

Escribió Liliana Gelman para grupo Árbol

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