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Tierras: “Quizás la solución es más simple de lo que todos imaginamos”

Guillermo Solís reflexiona sobre la responsabilidad de los políticos en los problemas sociales actuales de Angostura.
12/11/2020
Tierras: “Quizás la solución es más simple de lo que todos imaginamos”

Más de un mes de acampe pacífico y estamos llenos de preguntas. Como: ¿Será que este reclamo revolucione el sistema?

¿Podremos desestructurar un estado que aparentemente no tiene la mirada en el bienestar de la población?

¿Es acaso el RUPROVI, un sistema de confianza el cual existe para beneficio de los más necesitados?

¿Llegaremos a obtener una solución definitiva?

Quizás no obtengamos todas estas respuestas, pero lo cierto es, que cada una de las familias que allí se encuentra, día tras día, noche tras noche, a pesar del frio y la lluvia, permanecen con el anhelo de una solución. Firmes en la convicción de quien no se planta pierde. Convicción de no desistir, de ir hasta el fin.

Existe una cierta naturalización con respecto a agachar la cabeza, cualquiera sea la razón y en todos los ámbitos, cuando alguien sobrepone autoridad o poder las personas tienden a hacerlo. Con el estado pasa lo mismo, sin embargo, debemos entender que quienes poseemos el poder somos nosotros, el pueblo, elegimos a nuestros representantes creyendo que van a velar por nosotros cuando en realidad no es así.

No vivimos en democracia, nuestro gobierno es representativo, como en casi todo el mundo. Demás decir acumulando riquezas y “poder” solamente a un pequeño sector y dejando a la gran mayoría en la pobreza.

Otra pregunta es, ¿Por qué los políticos son corruptos e ineficientes?

La respuesta corta es simplemente porque pueden serlo.  Lo qué hace un político no es muy diferente con lo que hace un empresario. Ambos buscan una necesidad y la cubren. Una de las definiciones de empresario político es aquella persona que intenta obtener beneficios a cambio de reformas. La forma más extendida del concepto es otra, y se refiere al hombre de negocios que intenta ganar beneficio mediante subsidios, proteccionismo, contratos del Gobierno o influencias políticas. Esto es lo que conforman los lobbies de la banca, este sistema es que nos lleva al Capitalismo de amigotes.

Las diferencias entre un político y un empresario son básicamente que:

El empresario necesita el favor del mercado para triunfar: el de su cliente, acreedores, accionistas y proveedores. La pérdida de confianza destruye al empresario al momento. El político no necesita el favor del "mercado", es decir, de la gente. En todas las naciones siempre hay dos partidos mayoritarios que controlan el país hagan lo que hagan. Solo necesitan el favor corporativista de otros políticos (oposición, parlamento, municipios...) y lobbies para conseguir sus fines.

El empresario no puede saltarse la legalidad, el político sí. Los medios políticos, en sentido amplio como: Gobierno, partidos, sindicatos, patronal... se financian mediante el robo de los impuestos, el fraude de la deuda o la extorsión de las tasas y multas. Si un empresario usara estas herramientas para crecer, iría a la cárcel.

La irresponsabilidad. Un empresario siempre ha de ser responsable de sus acciones. Si vende artículos defectuosos o engañosos, tarde o temprano, pagará tal abuso. Incluso si hace una línea de productos que no gusta a la gente —el mercado—, lo tendrá que retirar. El político es todo lo contrario. Las acciones del político no tienen consecuencia. En este país hay escándalos cada día y ningún político dimite ni se le juzga. Incluso si hacen políticas nefastas para el país, son asumidas como gajes del oficio. ¿Por qué el Gobierno no ha de responder ante las pérdidas que ha provocado su mala gestión? Si una persona no es responsable de sus actos y tiene derechos ilimitados para hacer lo que quiere, ¿en qué se convierte de forma lógica? En un tirano. Por ejemplo con los niños pequeños. Un niño de cinco años no entiende qué implica la responsabilidad, por eso acude a la violencia y conductas antisociales continuamente. Si tal comportamiento se le permite, lo único que hacen los padres es convertirlo en un sociópata. Solo los niños y el Gobierno recurren siempre a la violencia como forma habitual de interaccionar con la sociedad. Una sociedad así, no está madura.

Por otra parte, el ser humano desconoce que todo hombre/mujer se mueve por incentivos, no por vocaciones. La vocación del buen político es "servir a la gente" según la opinión popular. Pero los incentivos para dedicarse a la política son el beneficio personal. Incluso el que por vocación se dedica a la política no puede triunfar, ya que el corporativismo del sector y la búsqueda de intereses personales lo expulsan. El buen político, el que triunfa, es porque sabe negociar bien con relación a los intereses de su partido y/o Gobierno. Eso no tiene nada que ver con buscar fines humanistas para la sociedad. Los fines humanistas no son más que un engaño más para conseguir metas personales.

La fe del ciudadano en el político se debe a la falacia de Hobbes o del Leviatán: el hombre es brutal y destructivo por naturaleza, por tanto, ha de existir uno de esos seres brutales y destructivos que lo coordine todo haciendo mejor a la sociedad. Tal invocación a la autoridad coercitiva no es más que un ensalzamiento mitificado del "buen gobernante" que solo existe en la imaginación de quien lo propugna.

Entonces ¿Por qué los políticos son corruptos, ineficientes? Porque les resulta gratis. No tienen controles. No hay restricciones a sus acciones ni puede haberlas jamás porque ellos poseen el Poder. La única solución es limitar la fuerza de los medios políticos, ya sean sindicatos, patronal, funcionarios y evidentemente el propio Gobierno. El mayor incentivo para el crimen es la política, especialmente con un Gobierno Omnipotente.

Volviendo a la problemática, sin tanta cavilación, supuestamente ya se presentó la propuesta del alquiler social al concejo deliberante, el cuál debe ser aprobado y esto podría llevar más tiempo. Sin contar que no se cuenta con ningún lugar al que el estado pueda proporcionar para alquiler. Desde la secretaría de desarrollo social hacen referencia a que no pueden intervenir con ningún privado solamente la ayuda que ellos proporcionan que va de un aporte de cuatro mil a seis mil pesos para ayudar a solventar un alquiler. Escapa de sus manos el poder ayudar a las personas, ahora bien. Como se podría ayudar a tantas personas como sea posible sin el apoyo económico de un estado que poco parece interesarle.

Estamos hartos que se juegue con las personas, años en lista de espera, gestión tras gestión sin ninguna solución habitacional que cabe destacar nos tienen en cuenta en época de elecciones obsecuentemente y a tal grado que podría decirse hasta de manera obscena.

Quizás la solución es más simple de lo que todos imaginamos.

Somos vecinos auto convocados y no vamos a callarnos.

Guillermo D. Solis

 DNI 28.953.038

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