Psicoanálisis: "infancias desbordadas y adultos desorientados”

Hoy quiero comentarles una temática que aparece mucho en las consultas de las familias actuales, en principio por los efectos y síntomas en los niños.

Padres y madres que piden orientación respecto de cómo actuar frente a las dificultades que se les presentan en relación a sus hijos, entre los niños y niñas en la escuela, en lo social, y a los vínculos en general.

Problemas como enuresis, encopresis, fobias infantiles, miedos, desbordes, incontinencias afectivas, violencia, entre otras presentaciones.

Siempre subrayamos que cada caso es singular, aclarado ese punto, podemos pensar que la época atraviesa además ciertas estructuras clínicas, de manera que según lo que se supone que hace bien en determinado momento, se actúa y eso trae consecuencias.

Por ejemplo, la falta de regulación y alojamiento en cuanto al deseo que hace que la función paterna, siempre fallida, no opere, o esté desdibujada y en algunos casos ausente.

Me refiero a casos donde pasada ya la primera infancia aún no está delimitado el lugar de cada cual en la trama familiar.

Encontramos cuestiones que por ser lecturas erróneas de lo que se malentiende como escuchar a las infancias, se les pregunta, en vez de enseñarle y transmitirle al niño sobre decisiones que corresponden a los adultos.

El poder ubicarse en esa posición, adultos, a diferencia de los hijos/as, es singular en cuanto al inconsciente de esa persona que encarna la autoridad, quien a la vez que prohíbe, delimita, ordena, habilita que, sí se puede hacer, dónde, cuándo y cómo. 

Hablo de edades en niños escolarizados, entre 4 y 8 años aproximadamente, momento fundamental, estructural y crucial, ya que es en la primera infancia que se establecen cuestiones fundamentales para el armado del aparato psíquico del ser hablante.

Resulta importantísimo revisar y reubicar en el niño/a, por un lado, que es quien manifiesta, mediante su malestar, los roles de los padres, quienes a veces, llevados por creencias contemporáneas se sienten hasta culpables de realizar su función, que es lo que sus hijos necesitan.

Lo ilimitado de la demanda, sin medida, genera que los hijos/as se desborden, no aparezcan los diques psicológicos necesarios para el crecimiento.

La no demarcación de horarios, topes, así como la falta de tiempos para disfrutar de juegos, la habilitación de un espacio donde se replantee el ritmo de la vida cotidiana, trae aparejadas las problemáticas con las que se muestran estos síntomas en la clínica y en el mejor de los casos se trabaja en la consulta con niños/as y familias. Si bien no es nuevo, llama la atención la asiduidad con las que estas consultas aparecen cada vez más y en niños más grandes, ya no sólo en los que llamamos niños amos.

Situaciones que, si bien no son fáciles de atravesar, se está a tiempo de situar de un modo tal que mejore la vida de cada uno/a de los miembros de la familia, la pareja parental, y cada singularidad en juego.

Los esperamos para conversar en la radio y agradecemos sus mensajes.

Violeta Paolini, Psicoanalista, Miembro de la EOL y AMP.