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El superyó en Psicoanálisis y el mandato a gozar en la época actual

 La Psicóloga Violeta Paolini explica la vigencia en la clínica del concepto. Su columna a las 11:30 por FM Andina
08/11/2023
El superyó en Psicoanálisis y el mandato a gozar en la época actual

 

Ante la pregunta que surgió en el último programa retomo una columna que veníamos conversando en relación al tema y continuaremos hoy.

Se trata del concepto del superyó, que habría que precisar, en tanto hay diferencias en Freud, en su propia teoría en cuanto va avanzando por su clínica y que retoma Lacan a lo largo de su enseñanza, cuestión fundamental por el efecto de deflación tan importante que esperamos se produzca en un análisis.

Empezaré a modo de título introductorio por el final, para ir desarrollándolo muy comprimidamente, dado que este tema daría para un Seminario en sí mismo, por lo menos, y tiene muchas y cruciales aristas. Tomaré solo algunas hoy aquí.

En primer lugar, hay que decir que Lacan en el Seminario Encore, Aún, Seminario XX, dice que el superyó es el que ordena gozar, más, más, más, y nunca será suficiente, siendo que hay goces mortíferos relacionados a la pulsión de muerte, podemos pensarlo como un “no puedo parar de …”, salvo, que se trabaje en un tratamiento psicoanalítico. Esto puede ser: repetir una situación dañina para la propia persona, consumir lo que sea, etc…, es decir, un sin límite que puede empujar a lo peor y producir estragos. Para lo cual habría también que aludir al superyó femenino, como una voluntad caprichosa, además del superyo de la época actual, como imperativo de goce, que es obsceno y feroz, es conocida la crueldad que a veces puede encarnar el superyó en una persona.

Y, por si fuera poco, la pretensión social de discursos que rechazan el inconsciente que ordenan: ser feliz, eficaz, poder todo y ¡ya! Imperativo categórico del deber ser, “sobre mí”, ley insensata y sin sentido. Una demanda de condición absoluta.

Ahora bien, desde Freud, leemos este concepto como la interiorización de la ley, el Ideal del yo, que también tiene su consecuencia en la estructura dentro de las neurosis, para ubicar el orden, el deber, y su descubrimiento del sentimiento inconsciente de culpa, las resistencias, la reacción terapéutica negativa, entre otras cosas.

Pero cuanto más se trata de satisfacer las exigencias del superyó, más insaciable se torna, exigiendo sacrificios que pueden llegar hasta agotar, o como se dice vulgarmente, en casos extremos, “morir en el intento,”, de esta manera implica la renuncia al deseo.

Una dificultad que se presenta a menudo en la clínica, hecho de estructura por otro lado, pero que recrudece por el empuje de la época actual, es la confusión que se lee en ciertos analizantes enredados en relación a las elecciones en cuanto al modo de vida que llevan cotidianamente.

Aparece bajo el modo a veces, de cierta apatía, aburrimiento en los trabajos, actividades, gustos, o también su contrario, agotamiento, esfuerzos sobrehumanos, cuando en realidad, tras eso, se lee una dificultad en diferenciar, decíamos, lo que alguien hace movido por su deseo, siempre singular, de lo que se toma como el deber ser, inconsciente, o aún con creencias en esas exigencias que responden al superyo de cada quien, que abonado por la época puede ser aún más tirano, disfrazado de éxito.

El superyó en Freud podría articularse, mediante la pulsión de muerte, al de término goce en Lacan, uno de ellos, dado que hay varios, no al de la vida, precisamente, que es la transformación a la que apuntamos en un tratamiento psicoanalítico.

Así encontramos a seres hablantes que hasta llegar a la sesión analítica, espacio donde hay la posibilidad de registrar lo que les pasa, por qué, y para qué, y al servicio de qué instancias psíquicas se responde de maneras mortificantes, padecen a altos costos o el no parar, o la imposibilidad de poner en juego el deseo, confundiendo por ejemplo que algo se haría para otro y no para sí mismo. El superyó responde a la necesidad de castigo, donde se va contra sí mismo, efectivamente, es lo que denominamos con Miller, lo “extimo”,  lo más íntimo y propio , singular, de cada quien, y a la vez ajeno y desconocido para el ser hablante, cuestión que se puede leer en un análisis, vía la transferencia, no es sin eso. La propia trampa. La voz del superyó. Cómo hacer resonar esos significantes llamados “amos”, de otro modo en la vida.

Otro capítulo sería las voces es decir, las alucinaciones en las psicosis.

Polaridades que se tratarán en el trabajo de un análisis para elegir, no voluntariamente, es decir, no es sin antes pasar por los derroteros que comandan a un sujeto a vivir con su modo de goce que lo comanda.

Despejar el propio deseo y el movimiento que implica estar causado por el mismo es muy diferente que responder a mandatos superyoicos.

Problema crucial a resolver en un análisis, cuestión que no va de suyo, y menos se soluciona con más exigencias pretendiendo controlar las emociones.

En el deseo se pone en juego algo del orden de otra satisfacción que la del síntoma, que podría estar enredado en una respuesta en pro o en contra en referencia al otro, obediencia, desobediencia, síntoma muy común en las neurosis. La pulsión puede ser satisfecha en el deseo, aunque siempre en forma parcial, de modo que revitalice al ser hablante, a diferencia de un goce que provoca padecimiento. A eso apuntamos en un análisis.

Es un tema enorme que no vamos a intentar “superyoicamente” abordar en una nota, pero podemos decir algunas cosas al respecto y es un gusto, como siempre, conversar con ustedes en la Radio, esperamos sus mensajes, ¡Muchas gracias!

 

                        Violeta Paolini, Psicoanalista, Miembro de la EOL y AMP.

                              

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