Porqué para el Piscoanálisis es imposible definir qué es un hombre y una mujer

"P. madre de T. de 10 años: “Vengo para apoyar a mi hija, me dijo que cree que le gustan las chicas, si es feliz así, consulto sobre cómo realizar la transición”.

1. es bisexual, comenta que se baña con sus dos hijos varones, menores de 8 años, y que le resulta muy divertido cuando el más pequeño se disfraza con ropas de mujer, porque le gusta. Ella le da libertad.
2. un hombre con dos hijas de 9 y 11 años, refiere en cuanto a decisiones de responsabilidad de adultos: “dejemos que los niños elijan”.

 Parejas “abiertas” consultan por síntomas en relación a la angustia que provoca la complejidad de establecer particulares lazos. Casos en los que, se pudo introducir un compás de espera, y entradas en análisis, más allá de lo que plantea la Ley de Género en nuestro país. (Posibilidad de cambio de sexo y nombre e intervenciones en el cuerpo sin necesidad de diagnóstico psicológico)

Nada más diverso, diferente, que el goce singular de cada ser hablante. En el universo de las elecciones sexuadas, más que englobarse bajo el nombre de un grupo en particular según la forma de su goce, se divide y singulariza en el Uno por Uno. Se ubica al mismo goce como “queer”, rebelde a toda universalización. Se promueven nuevas identidades basadas en torno a diversos modos de goce sexual particulares por fuera del binarismo de género (LGTBI). La sexuación ubica dos modos de goce pero no determina un binarismo sexual, ya que es imposible desde el Psicoanálisis definir qué es un hombre y una mujer. Mientras que para Butler la refutación del binarismo sexual resulta de una política de derecho al goce, para el Psicoanálisis es la materialidad singular del montaje pulsional que disuelve la categorización inflexible, hombre-mujer (Enlaces)

Freud habla en “Tres ensayos” de disolver toda la noción de sexo en una organización de placeres corporales, plantea que la infancia es el momento fundamental donde se producen todas las elecciones a nivel del inconsciente que determinarán el género, tanto en la adolescencia como en la adultez.

 Lacan ubica las diferencias entre las dimensiones en las que el género se conforma: la “identidad autopercibida” es producto de una elección inconsciente, resultado de un proceso, marcas contingentes que la determinaron. (P. Alvarez) En el caso específico de las “infancias trans”, se encuentran estas dificultades.

 El Psicoanálisis acompaña a un sujeto que consulta y escucha las determinaciones inconscientes que marcaron su identidad, ayudando a que éste encuentre sus soluciones singulares, con prudencia y respeto en tanto interactúa el deseo del sujeto con el deseo de los padres.

No se trata de ubicarse desde la lógica causal, sea desde la estructura o del sinthome, sino a nivel de las respuestas: soluciones sintomáticas, clínica “herética”, en el punto en que lo trans enseña al Psicoanálisis: los modos en que los sujetos se acomodan a lo insoportable del real del origen cuando cierta radicalidad los empuja a darse un sexo, un género, un cuerpo. (Ansermet)"

Por Violeta Paolini - Psicoanalista