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MEMORIAS

La historia de Jean Pierre: La inauguración de la telesilla

En esta entrega, Jean Pierre Raemdonck narra uno de los momentos más importantes del centro de esquí Cerro Bayo.
19/06/2021
La historia de Jean Pierre: La inauguración de la telesilla

A fines de Octubre de 1988, volviendo de Suiza, pasé por Buenos Aires para encontrarme con mi socio Fana (Juan Carlos Firpo) y su despachante. Ellos se iban a ocupar de la importación de lo que venía. Tarea delicada que había que dejar en mano de especialistas en esta materia, para la cual me sentía totalmente incapaz y les dejaba todas las facturas, con el problema que la aduana no las iba a aceptar por tener los valores que había pagado pero totalmente irreales para la aduana, que exige para la importación de materiales de segunda mano, un 35% de tasa de importación más el 21% de IVA sobre el precio de compra, incluidos los gastos de transporte hasta Buenos Aires. 

Durante mi ausencia, Bernadette no había tenido la vida fácil. El 26 de septiembre, Bernadette escribía a sus padres: “Si Jean-Pierre me hubiera dejado solamente con los chicos, no hubiera tenido ningún problema, pero hacer trabajar el personal era otra cosa, porque cuando no está el patrón ellos aprovechan. La primera semana estaban casi todos enfermos, después tuve que cambiar el programa de trabajo, porque Francisco tuvo que ser hospitalizado en Bariloche por problema de trombosis en una pierna y esta semana será operado de la próstata. Además la gente exterior a nuestro equipo que no terminan sus compromisos  (Esta lucha contra la flojera fue siempre un gran problema que nos hizo perder mucho tiempo)”.

“La semana pasada, Jean-Marie estaba en plena mudanza (Se trataba de la mudanza de la primera ferretería, pegada a la cocina de la casa, hasta su actual ubicación en la calle Las Retamas, en el edificio construido por Jean-Marie durante ese año 1988). 

A principio de noviembre 1988, aterrizaba por fin en Bariloche, después de dos meses de mi lucrativa expedición a Suiza. Bernadette y los chicos me recibieron llenos de alegría. Edouard había cambiado mucho y  no sé si me reconoció. 

El 14 de diciembre, Papy y Mamy llegaban, ellos también  festejados por sus cuatro nietos argentinos, todos muy felices de  festejar Navidad con sus abuelos.

Navidad 1988 en Andalué.

El día siguiente a Navidad, aparecían en Angostura los cinco contenedores, llenos de los tesoros conseguidos en Suiza. Para que los camiones pudieran llegar a Andalué, tuvimos que ensanchar el camino municipal. Para descargar rápidamente, recurrimos a la ayuda de los amigos Antonio Ávila y Torontegui que vinieron con unos ayudantes y sus camiones para vaciar los contenedores que tenían que ser entregados en Buenos Aires lo antes posible. 

En la montaña, a principio de enero 1989, la instalación de la telesilla avanzaba a pesar de la crisis económica nacional. El dólar que estaba en enero 1987 a 1,70 Austral/dólar y en enero 1988 a 16,47 Australes/dólar había llegado a 44 Australes/dólar. 

En 1985, el Austral había reemplazado el peso, a razón de 1 austral por 1.000 pesos. A fin del año 1989, el dólar llegó a 1.950 Australes. Es decir que en cuatro años, la moneda argentina valía 1.950.000 veces menos. Se pueden dar cuenta, cuantas veces los comerciantes cambiaron los precios durante esos cuatro años.  Lo que ocupó mucha gente en un trabajo totalmente improductivo. 

El 13 de marzo de 1989, Bernadette escribe: “La situación económica va de mal en peor, el dólar llegó a 50 australes y los salarios mínimum se fijaron como valor excepcional a 2.400 Australes por mes. Sea menos de 50 dólares. El 14 de mayo habrá elección presidencial. Después de esta crisis dejada por los radicales, sin duda que los peronistas van a ganar las elecciones. La toma de poder se hará solamente a principio de diciembre, lo que hace que durante ocho meses estaremos sin gobierno.  La gente asustada  está comprando dólares”.

A pesar de esta situación política/económica, íbamos terminando poco a poco los últimos hormigones y el montaje  de la telesilla. Todos esperaban su inauguración y muchos venían a ver la obra.

Inspección de las obras por la Comisión Furlong
Colocación de la torre más alta (de 12 metros).
 
Misión cumplida.
Paseando con Joëlle Brayard y Benoît De Cleen.

En ese principio de año de 1989, recibimos muchas visitas, entre las cuales dos jóvenes belgas de Amberes, Joëlle Brayard y Benoît De Cleen. La pluma de Benoît dejó en nuestro Libro de Oro estas gentiles líneas:

En febrero, Bernadette salió con sus padres a Chile, pasando por Osorno y Valdivia. Muy bien recibidos como siempre por Michel y Françoise Van Ginderdeuren en su fundo, entre sus numerosas vacas lecheras. Los chicos, contentos de reencontrarse con sus amigos, Valérie, Nicolás y Sophie.

Participando en la vida campestre de los Van Ginderdeuren.
Hélène en su primer día de primaria.

El 31 de marzo de 1989, Bernadette escribe: “El 6 de marzo, empezaron las clases. Hélène muy contenta y orgullosa con su delantal blanco, se reencontró con sus amiguitas. Paul empezó sus cursos de inglés con la esposa del doctor García y le gusta mucho. Jean-Pierre terminó de poner todos los balancines con sus ruedas y está terminando las estaciones de salida y de llegada. La próxima etapa será la colocación del cable que no será fácil con los medios que disponemos”.

La Estación de salida, con su arquitectura de montaña.

Tanto para los Refugios y otras construcciones, siempre quisimos mantener un aspecto arquitectónico de montaña, lo que respectamos para la estación de salida de la telesilla principal y más adelante para la telesilla “Lenga”.  

Raúl Moraga colocando un balancín de la torre 13.
La plataforma de llegada de madera de ciprés, con su plan inclinado para los esquiadores.
La rueda de retorno con su sistema de tensión por un contrapeso de 15 toneladas de hormigón.

La telesilla era de segunda mano y fue revisada completamente antes de su armado realizado con precisión. Poco a poco aprendíamos el oficio. Hay que tener en cuenta que en esa época no existía en Argentina ninguna empresa especializada en ese tipo de montaje. La mayoría de los medios de elevaciones por cable, en el país, habían sido colocados por empresas extranjeras. El montaje de nuestro telesquí Poma fue nuestro primer aprendizaje, seguido por el Pomita 18 con sus torres de madera, colocadas en un lugar de mucho viento. En los 200 metros de su último tramo, la telesilla podria tener este inconveniente. Sabíamos que íbamos a tener días de temporales en los cuales no íbamos a poder funcionar.  

Nos faltaba colocar el cable para hacer las primeras pruebas.

El 12 de abril de 1989, Bernadette escribe: “Paul progresa en su trabajo y le gusta mucho sus clases de inglés. Hélène tiene una buena maestra (Beatriz Lamuedra). Como Hélène trabajó en casa el año pasado con ejercicios de lectura/escritura, se encuentra avanzada. (Constatación: El horario de medio día de clase resulta insuficiente si no está reforzado en casa durante el otro medio día). La semana pasada Paul y Hélène, tuvieron un principio de angina debido a la sobre calefacción de la escuela. (En esa época, todo el pueblo se calentaba con estufas a leña y el portero de la escuela ponía su honor a transformar las aulas en verdaderos hornos de panadero, pensando, sin duda, que para aprender había que tener la cabeza bien caliente). Normalmente, Jean-Pierre empezará a tirar el cable la próxima semana”.

Nos acercábamos a la inauguración, pero no podíamos precipitar nada. Los numerosos detalles de los cuales iban a depender la seguridad tenían que ser tenidos en cuenta y sabíamos que una vez inaugurada, no se podrá interrumpir el servicio.

Para desenrollar el cable, recurrimos a un cabrestante (malakate) que tuvimos la suerte de encontrar en Bariloche, gracias al amigo Torontegui. Sobre este cabrestante podíamos enrollar 400 metros de cable de 12 mm de espesor. Le agregamos un motor VW, recibido en Morgins. Este conjunto colocado sobre uno de nuestros camiones canadienses, bien anclado al piso, nos permitió tirar 400 metros del cable grueso de la telesilla por tiro, poniéndolo sobre los balancines y desplazando el camión sucesivamente hasta terminar su colocación en todo el recorrido (en subida hasta la rueda de retorno y después en bajada). 

Llegando a la Estación de llegada con el cable.

Una vez terminado todo el recorrido y el cable puesto sobre todas las torres, había que tensarlo y hacer el empalme. Para eso llamamos a Ernesto Rosenkjer de Bariloche que recién había realizado un curso en Austria sobre empalmes de cable. Gracias a Ernesto, el empalme se hizo perfectamente (en  la regla del arte). Desde entonces, Ernesto y su familia forman parte de nuestros buenos amigos.

Mientras tanto la situación del país iba de mal en peor. El 17 de mayo, Bernadette escribe: “A fin de año, tendremos un gobierno peronista. Anoche, durante una emisión de TV, el nuevo presidente (Menem) prometía trabajo y buenos salarios para todos. El gobierno actual nos deja en una situación inaguantable, principalmente para los asalariados y las empresas. Los bancos cobran intereses mensuales de 73 a 100%  (Esta crisis social con saqueos de algunos Supermercados iba a obligar al presidente Alfonsín a entregar el poder mucho antes de lo previsto (el 8 de julio de 1989, un año más tarde en Chile, la dictadura iba a ser reemplazada por una democracia). Hacemos lo posible de no pensar demasiado en la política y hacer bien lo que nos corresponde. La semana próxima Paul empieza un curso de informática (Eran los principios de la informática en Argentina). Además de eso seguimos con los ejercicios de francés. Ahora, Paul espera con ansiedad las vacaciones de invierno para ir a esquiar. Hélène, también es buena alumna. Personalmente, encuentro la enseñanza muy lenta. Ya son dos meses y medio que están en la escuela y aprendieron solamente los sonidos ma-me-mi-mo-mu y en matemática, llegaron a la cifra 3. Dos veces por semana va a un curso de educación física. En cuanto a Édouard, sigue siendo terrible, nada lo frena. No podemos cerrar más la puertita de la escalera en la planta alta, porque se arregla por subirse encima, para bajar por la escalera y cuando no alcanza lo que quiere busca un banquito para conseguirlo. Y no hablemos de los objetos que tira a la cabeza de su hermano y de su hermana. En resumen, no deja un momento de paz a su madre. 

Édouard con sus 2 años.

Jean-Pierre esta full-time en la montaña. El cable está colocado y por el momento está haciendo las conexiones eléctricas. Las primeras pruebas están previstas para la próxima semana. Hay una pequeña esperanza para la conexión de la electricidad en la montaña. Después de nuestros numerosos pedidos a la Provincia, llegó todo el material y se inició la excavación  de los pozos para la colocación de los postes están casi hechos. Nos damos cuenta que el Gobernador viene este fin de semana. Normalmente, se festeja el cumpleaños del pueblo el 15 de mayo, pero con motivo de las elecciones, las festividades fueron postergadas. El 6 de mayo, festejamos el cumpleaños de Édouard con los primos”.

Primera vez que estábamos todos reunidos.

El 21 de mayo de 1989, hubo grandes festividades para festejar los 57 años del pueblo, con la presencia del Gobernador, acompañado de una numerosa comitiva.

“En este momento, J-P se fue con Paul y Édouard a la montaña, donde, sin duda, iba a ir el Gobernador. Ayer, Paul y J-P subieron por la primera vez en telesilla. Paul estaba muy emocionado y contento de su paseo. Jean-Pierre se da cuenta de los numerosos problemas que quedan por solucionar y eso en poco tiempo antes de la temporada. Paul quedó encantado de su primera clase de informática y quiere ahorrar para comprar una pequeña computadora”.

Me recuerdo la historia de esta primera computadora que nos habían vendido de segunda mano y del especialista de Bariloche que había venido a explicar a Paul su funcionamiento. El especialista no parecía saber mucho, yo no entendía nada, pero después de un cierto tiempo veía a Paul explicando al especialista cómo funcionaba la computadora. El pobre hombre, no volvió más. Paul había nacido en el buen momento para crecer con esta nueva tecnología que cambió el mundo. 

“La economía está cada vez peor. Faltan mercaderías en los negocios, los combustibles aumentaron de 65% en un mes y los productos de primeras necesidades de 100%, faltan medicamentos”.

El 18 de junio de 1989, Bernadette escribe: “Hay poca nieve todavía y recién empezó a llover. La puesta a punto de la telesilla llega a su fin. El medio es muy silencioso y funciona bien. No sabemos si tendremos la corriente eléctrica antes de la temporada. Por el momento seguimos con el motor de auxilio a gasoil, pero normalmente tenemos que tener la garantía del funcionamiento de los dos motores. Sino en caso de parada del único motor, tendríamos que bajar los pasajeros con arneses y nuestro personal no está entrenado todavía para ese tipo de acrobacia. En su principio, antes de la visita del Gobernador, el personal de la compañía de electricidad mostró buena voluntad, ahora es más bien lo contrario. El  3 de junio, festejamos el cumpleaños de Hélène.

Hélène con sus amigas.

El miércoles, Jean-Pierre se fue a Buenos Aires para firmar la constitución de la Sociedad Anónima Cerro Bayo S.A del cual es el presidente. Jean-Pierre y sus socios firmaron también un contrato de concesión con la Asociación Cerro Bayo, dejando por ese contrato a la Sociedad Anónima como único responsable  de la montaña por un tiempo de 35 años con una opción de 10 años más. Veremos si nuestros hijos seguirán interesados, porque seguramente que J-P no estará más. La crisis económica sigue siendo dramática. Hay cada vez más chicos que comen en las escuelas y el servicio tiene que seguir los sábados y domingos”.

A pesar de la crisis y sus consecuencias, por fin llegó el día de la inauguración de la telesilla. Todavía no nos habían conectado la corriente eléctrica, pero el día D había llegado y decidimos funcionar con el motor de auxilio, en el cual teníamos entera confianza visto que había funcionado solamente un total de 50 horas en Abondance. Por lo menos cien angosturenses se encontraban en la base a la hora prevista para esta inauguración oficial de este medio de elevación que iba a cambiar nuestra vida así como para muchos del pueblo. 

Esperando el momento histórico.
Arlette Neyens y Norma de Munar llegando a 1500.
Violeta invita su mama a probar la Telesilla.

En ese día, nos dimos cuenta de la importancia de este logro para un pueblo llamado a vivir del turismo.

En ese mes de Julio de 1989,  Bernadette escribía: “Normalmente tendríamos que estar en plena temporada invernal pero tenemos poca nieve y pocos clientes por la situación económica. Los combustibles aumentaron de 500% y los alimentos de 250%. Anteayer fui a pagar los impuestos a la municipalidad, llegué a tiempo, porque al día siguiente me hubiera costado 500 veces más. 

Por suerte,  esta noche nevó en la montaña, porque la semana que viene los chicos empiezan sus clases de esquí con el Club Andino. Édouard se hizo entender por gestos que quería botines y esquís como Paul y Hélène y los tuvo. Es realmente cómico verlo. Al lado de la telesilla, abajo del mismo techo, instalamos un pequeño kiosco con venta de bombones, sándwiches, pizzas, café, etc., así tengo un lugar para mi contabilidad. Pero tenemos que mantenernos continuamente al tanto de los precios para no perder dinero en ese servicio, muy apreciado por nuestros esquiadores.

El 27 de julio de 1989, el Doctor Raúl Alfonsín, ex-presidente de la República Argentina, nos hizo el honor de venir a visitar el Cerro Bayo. No podía evitar de invitarlo a acompañarme en telesilla, que funcionaba todavía solamente con el motor de auxilio. Pero a pesar del riesgo, poco probable de un desperfecto del motor, no podía perder esa oportunidad.

El ex-Presidente de la República, subiendo en telesilla con el Presidente de Cerro-Bayo S.A.

Durante el trayecto, el Doctor Alfonsín me preguntó sobre mis ideas en cuanto a la política. Le contesté que nunca me preocupé mucho, porque considero que si cada uno hace correctamente su trabajo, todo el país tendría que funcionar bien. Me dio toda la razón.

1989
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