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ARCHIVOS DEL SUR

Historias de despojos y de vida: Alicia Livio (3era. parte)

En ésta última entrega Archivos del Sur aborda, entre otras cosas, cómo fue el proceso de la pérdida de su tierra.
14/06/2020
Historias de despojos y de vida: Alicia Livio (3era. parte)
El padre de Alicia don Segundo Livio y Eulogio Quintriqueo en la puesrta de la escuela 104 - coleccion Livio
El padre de Alicia don Segundo Livio y Eulogio Quintriqueo en la puesrta de la escuela 104 - coleccion Livio

Con la tercera y última entrega sobre las memorias de doña Alicia Livio, tras haber repasado la historia familiar de los Livio del Traful y del Correntoso, los recuerdos de doña Alicia la convierten en una de las tantas historias de vida claves para entender que pasó con el famoso lote n°9 de los Paichil Antriao desde la entrega del título de propiedad en condominio dado por el mismísimo Gral. Roca en su segunda presidencia hasta el inicio del desguace territorial en 1948-50 y todo el proceso social que lo acompañó hasta nuestros días.

Se puede analizar desde varios puntos de vista este despojo, entre ellos sin dudas son las consecuencias reales que trajo consigo la perdida efectiva del territorio.

Desde fines del siglo XIX los Paichil y Antriao vivían en forma “precaria” a los ojos occidentales pero en las 625 has del lote 9 criaban innumerables vacas, caballos, cerdos, gallinas, gansos y cultivaban hectáreas completas de papas, trigo, cebada, avena, es decir tenían comida abundante para el autoconsumo casi sin depender del “afuera”, más allá de los míticos viajes cruzando la cordillera por el paso de la Cuesta del Diablo hacia San Pablo (30 km de Osorno) donde se abastecían de otros insumos (los vicios) y además tenían una rica historia social y cultural. 

La pérdida de la autonomía alimenticia pero también el mapuzungun y la espiritualidad mapuche los convirtió, en menos de una generación, de hombres libres y abundantes recursos en peones asalariados y escasos recursos.

La pérdida del territorio con la aparición de “nuevos” vecinos que compraban los lotes una vez abierta la sucesión con la muerte de los primeros concesionarios Ignacio Antriao y José María Paichil, y la inmediata construcción de cercos perimetrales, fueron imposibilitando en una rápida progresión, la alimentación básica y abundante que tenían. Cada vez  más, el ganado era empujado hacia las lomas del Belvedere hasta Cajón Negro y Pichunko.

La llegada del alcohol con la instalación de los nuevos Ramos Generales que se iban abriendo en el paraje Correntoso también tuvo consecuencias nefastas. 

Uno de los primeros boliches justamente se abrió en la margen norte del rio Correntoso (vecino al Hotel Capraro).  Fue administrado por Enrique Lührs, un suizo  patrocinado por don Primo Capraro que permitía el abastecimiento de mercaderías por barco como única vía rápida y segura desde San Carlos de Bariloche. Es decir, el progreso pero también el alcohol  a metros de distancia.

La pérdida del territorio Livio - Aguayo mucho tiene que ver con estos factores de despojo.

Esta entrevista la hicimos (poco tiempo antes que doña Alicia falleciera) en el mismo lote que recuperó en 2002 del cual fue nuevamente desalojada en 2004. 

El lote en cuestión está ubicado en la vieja nomenclatura lote 2 fracción III, del lote pastoril 9 perteneciente a Antriao y Paichil dado por el gobierno nacional en 1902. Se encuentra al lado de la hostería Cuyen Co con costa del lago Correntoso en el bº Epulafquen. 

Una fila de espectaculares pehuenes lo destacan del resto. 

El primo de Alicia, don Rolando Aguayo fue desalojado a fines de la década del ´90 y la casa histórica de la familia se quemó “accidentalmente”. 

Don Rolando Aguayo vive actualmente en el Hogar de Ancianos de Villa La Angostura donde fue alojado después de su desalojo hace 20 años.

Además doña Alicia Livio recordará para todos como vivían en aquellos años, las comidas y su conservación, las machis y las curanderas, el rewe y las rogativas en El Laurel, los entierros y sus ceremonias, la platería y los telares y el desalojo de Aguayo.

Queremos agradecer a Juan Carlos Quintriqueo compañero de Alicia Livio y a sus hijos, el Coronel, Nani y Silvina el acompañamiento en el rescate de esta historia de vida.

Allá vamos …

Las comidas de antes

¿Qué comidas se hacían en aquella época?

Antes no se compraban los fideos. La harina hace unos años se hacía del trigo, se sembraba mucho trigo, el trigo blanco sin tostar ni nada, se molía, se hacía la harina para el pan. Con la harina, bueno, se hacían los fideos caseros, el pan, las pancutras, las chapaleras.  Antes se vivía de la harina y el trigo y de las cosas que había en las quintas nada más.

Antes, no se compraban tantas cosas como ahora, se hacían tortas al rescoldo, no en el horno sino en el fogón, los nabos y las papas al rescoldo, las comidas de ellos eran todas verduras, se sembraba bastante para el verano y se dejaba todo en chenque para el invierno, y se hacía mucho chucrut, que es repollo en sal. La heladera de nosotros era un pozo de 4 metros. Ahí se ponía la carne en jaula, el queso, la manteca, actualmente yo lo uso cuando estoy allá arriba (en el campo), porque no tengo heladera.

Los vacunos cuando se carneaban se hacía un pozo de 3 o 4 metros y se ponían con arandelas, unas cosas pesadas que hacían ellos unos cuadrados de alambre tejido y se mandaba abajo con una roldada al pozo, así se mantenía la carne.

 

La manteca la sacamos de la nata de la leche, sacamos la parte de la gordura en un tacho, después la batíamos y la hacíamos manteca, se metía en un “taper” y al pozo, porque la mosca de 1 metro para abajo no “dentra”.

 ¿Cuánto tiempo duraba la manteca?

La manteca se hacía cada tres días, porque no se hacía cantidad. Si se hacía, se entregaba al hotel Correntoso, la mayonesa también, la duración de la manteca es de 15 días, el queso ya no, teníamos la zaranda, iba todo al aire, los charques, antes todo se salaba.

 ¿Se comían pescados?

Si, se pescaba en Correntoso, y bueno, los pescados también se salaban y se hacían charque, con humo. Los chenques se hacían en el verano, se dejaban todo aparte, los nabos de un lado, las remolachas de otro, las zanahorias, teníamos todo clasificado, era grande, si era todo encajonado, en un chenque se mantiene todo fresquito.

 ¿Cómo se hacía la tapa?

La tierra iba directamente sobre las cosas, se escarbaba ahí un poco y sacamos, ya sabíamos donde estaban los ajos, todo. Ellos hacían atados de cebollas y los guardaban.

 ¿Qué postres se hacían?

Y arroz con leche, flan, con el pan duro se aprovechaba, antes no se tiraba lo que se tira hoy en día, éramos medidos. Se hacía una olla a la noche y si quedaba se seguía comiendo, no se tiraba nada, los postres polenta con leche o sino ñaco con leche, los té era de  menta o pañil. Si queríamos tomar té íbamos corriendo a sacar unas hojas de pañil y lo hacíamos.

 ¿Y las bebidas?

Bueno, antes se usaban los barriles, se hacía la chicha, el vino se compraba en barril. Eran de 20 litros, eran hecho de madera y eso sí, con una canillita. Antes la gente no era de tomar, tomar, se tomaba un vasito a la hora de la comida y nada más.

 ¿Cuándo llega la época donde la gente empieza a tomar más?

Y en la década del ´50, ya vino la generación nueva.

Entre machis y curanderas

Y la primera sala que yo tengo conocimiento era la sala donde está el Messidor, estaba el hospital abajo, del Messidor, donde están los albergues.

 Pero antes de la llegada de los doctores ¿Quiénes curaban a la gente?

Las curanderas.

 ¿Qué curanderas se acuerda usted?

Venía una de Bariloche, la Ercilla Ibáñez, el papá de ella era curandero, se llamaba Sotero  Ibáñez, un curandero muy renombrado en la Villa y en todas partes y después quedó la hija, que todavía está, creo que no cura más, ahora se adelantó mucho la medicina.  

Y para los partos se atendían en la casa, las abuelas se juntaban entre ellas, había parteras particulares, o sea que ellas mismas  manejan todo el tema y  bueno del hospital, la salita donde el finado Tracknic, atrás, era un fotógrafo que había de muchos años.

Y había una enfermera, Brunilda Palma, era enfermera en esos años, la Fernández, el primer doctor que conocí acá, fue el doctor Molinero, había otra enfermera, Margarita Cárdenas que falleció.

 

Las rogativas en El Laurel 

¿Cómo eran las ceremonias que se hacían en El Laurel?

Si, bueno eso se juntaban todas la gente, el tío Paichil, las tías acá, la Rosenda (Antriao), los Quiroga y bueno venían gente de otros lados así nos juntábamos todos, venían de Cuyín Manzano, los Quintriqueo, la viejita Quintriqueo (Carmen Quintriqueo). Venían de Traful, ya le digo que se respetaba mucho, se hacía los rosarios. Ellas hablaban en su lengua, me acuerdo que nos tenían de plantones y no hablar nada, porque estábamos castigados.

Hacían sus nguillatum que hacían ellos, yo me acuerdo que siempre que íbamos nos tenían ahí y nosotros no sabíamos mucho y hacíamos lo que nos mandaban hacer, hacer asado.

Ellos hacían sus fiestas mapuches, ahí siempre lo hicieron en el Laurel y una sola vez me acuerdo que lo hicieron acá en el alto del puesto que hay como un mirador. Ese año lo hicieron porque hacía mucho calor, se estaba quemando todo. Hicieron un nguillatum y en cuatro o cinco horas se largó a llover y una lluvia con truenos. Se  tocaban los tambores, se iban a las partes donde hacía eco la cordillera y hacían llover. Y ellos ahí abajo muy contentos, por eso mi tía me decía - cuando haga mucha calor y se te está aplastando la verdura, andá donde está el eco,  vas a ver como se compone todo.

Una sola vez lo hicimos nosotros, eso lo saben los viejos nomás.

Eso me acuerdo cuando yo era más grande y se hizo la junta de mapuche, ahí eso mismo, hablaban todos ellos, cantaban en su idioma. 

Los entierros y sus ceremonias 

Entierro abuelo de Alicia Livio en Traful - obsérvese el cajón rodeado por un cuero del animal mas querido- colección Livio

Ayer me  mostraste Alicia, la foto donde lo estaban enterrando a tu abuelo en Villa Traful.

En un cuero de vaca. Si de mi abuelo, ellos mismos eran enterrados con los cueros de los animales que tenían ellos y mi tío Angelino Livio, ese fue el último que se sepultó con los cueros de las vaquillonas que tenía. Tengo varias fotos de la gente de Traful que después te voy a mostrar que son todos mi familia, son todos mapuches. 

¿Cómo era la ceremonia?

Ellos hacían todos sus rosarios, se juntaban toda la gente de antes, los mapuches, cuando se moría un familiar y todos traían algo, azúcar, yerba, antes se velaba 48 horas, no como ahora. Lo velaban en la cama donde se murió, si dejó de existir en otro lado lo ponían arriba de una mesa y  se carneaba el animal que él más quería, siempre que uno tiene una manada de animales siempre hay uno más querido, ellos se enterraban envueltos en un cuero de vaca y se traía  en varones, esas varas largas al hombro y se caminaba  al cementerio, y cada descanso que se hacía, se respetaba ese descanso y ponían una cruz y si se seguía adelante hasta llegar al cementerio.

 ¿En el lugar del entierro alguien decía algunas palabras?

Si, siempre los mayores, todo en mapuche. Se rezaba, se le cantaba, los coros que ellos sabían, no es como ahora tan callado, que no le cantan ni una alabanza, nada. Antes cada hora se le decía un rosario, eso ya estaba estricto, cuando llegaba la hora del rosario, todos se paraban y se cantaba y seguía el velorio, se hacían sus comidas, se compartía todo.

Después de enterrarlo volvían a almorzar o cenar, después se iban a sus casas, eran muy unidos, todos compartían su parte de dolencia, se seguía hablando del trabajo no como ahora que si se mueren los viejos se va todo abajo, que fue lo que pasó en casa.

A veces se lo sepultaba en las mismas tierras que moría.

Yo tengo un hermano que está sepultado en el mallín que da al barrio de Las Margaritas, ahí hay un mallín, por donde está Polo Damas, atrás (atrás del supermercado Norte frente a YPF Norte)  en ese mallín tengo un hermano sepultado.

¿Quién vivía en esa zona?

En esos años cuidaba mi papá, también era encargado…ahí está sepultado mi hermano y después, los otros están sepultados en el cementerio del Cruce, mis abuelos. Esos se llevaban todos de a pie y de acá se sacó a mi hermana que está sepultada en el cementerio que tenemos ahora en Las Margaritas y después toda la gente vieja esta sepultada en el Cruce, al lado de la Municipalidad, donde está la plaza estaba el cementerio

¿Te acordás como eran las alabanzas y los cantos?

 Un poco me acuerdo de eso, casi nada, pero siempre le cantaban el rosario cada una hora y alabanzas y celebraban cuarenta y ocho horas. No como ahora, veinticuatro horas.

¿Cómo los enterraban? 

Los últimos ahora eran enterrados con ataúdes y el que empezó con los ataúdes fue mi tío Ceferino Quintriqueo. Fue el primero en hacer los ataúdes acá, la mayoría de las familias están sepultadas con los ataúdes que él hacía, quien todavía está en vida, que está en la iglesia en el Cruce.

¿Me contaste que cada vez que iban en procesión cada vez que se paraban…?

Quedaba una cruz donde se descansaba al finado, se dejaba una cruz, nosotros tenemos acá arriba ahora ya lo han sacado donde están los chaleses tenemos un radal donde descansó mi hermana cuando ellos se cansaron hicieron el rosario y después seguían eso estaba hasta los últimos años pero ahora están los chaleses.

Platería y telares

Los mapuches usaban  platería. ¿Usted se acuerda?

Si, los collares, mis tías todas usaban cosas de plata, a la última que falleció, mi tía Elvira, tenía todo de plata, algunas cositas deben andar por ahí.

 ¿Esa plata venía de afuera o la sacaban de algún lugar?

Yo creo que venía de afuera, de generaciones y generaciones, los anillos, esas cosas grandes, las pecheras, se usaba mucho la parte de planchas de carbón o las de nafta.

 ¿Se vestían de una forma en particular?

No, ellas usaban sus polleras largas. Nosotros usábamos tamangos, los zapatos los usé después de los 16 años cuando me junté. La teníamos clara ¿Por qué vio? Cuando llueve, el tamango se pela y se pone resbaloso, cuando teníamos ese problema, agarrábamos un cuero de vacuno, poníamos el pie y ya teníamos los zapatos nuevos otra vez, y las rodilleras para trabajar en el campo, los ponchos que hacía mi tía.

Actualmente lo que tenía mi tía acá yo no sé qué se hizo, se ha perdido todo, yo te digo que cuando se quemó la casa acá se perdieron muchas cosas, cantidad. Las rondanas, todo, había cosas importantes, todas las herramientas de antes, cosas de antes, las trampas de zorreras, todas esas cosas, yo no sé qué se hizo.

Alicia Livio - colección Archivos del Sur

Desalojo en Correntoso

¿Hubo desalojo a los pobladores en las Lomas?

No, nada, no conocíamos esas cosas antes no era así, ni tampoco peleas entre los vecinos como es ahora, peleas grandes de matarse con cuchillo, no jamás, siempre fue una fiesta sana y a veces había fiesta hasta un mes ¡eh!, pero todo fiesta sana nunca se corrió mano de fuego nada. 

¿Cómo fue tu vida después de irte de Correntoso?

Yo estuve con mi papá hasta que él falleció, después me junté con mi marido me fui y bueno acá siempre quedó la quinta, quedaron, mi primo Rolando Aguayo, quedó mi tía, ellos quedaron acá. A los años después se enfermó. Mi tía falleció, falleció papá y empezó a quedar mi primo solo con los animales, con todo. Él quedó muy bien acá, quedó con 70 chivos, ovejas, vacunos, caballos y bueno no sé qué pasó que de a poco se lo fue tomando todo, no se lo que se habrán afanado, lo  que vendió, perdió todo y por esas consecuencia nos tuvimos…

El problema del alcohol, son alcohólicos desde muy joven y por este problema del alcohol él perdió todo, si él no hubiera tenido ese problema no pasa lo que está pasando ahora con el campo, y una vez que yo vine peleamos y él me sacó, no me quería ver más y yo que soy orgullosa tampoco le  hice caso y me fui y ahora estoy arrepentida porque  no tendría que haberle hecho caso. Tenía que haberme quedado nomás, si yo me hubiese quedado no hubiera pasado lo que pasó.

¿Él ya vivía en forma muy precaria?

Claro, para él era lo mismo vivir o no vivir, tener o no tener y así lo que tenía se lo entregaba al vino. Qué se yo le darían plata o no le darían y lo mismo que dicen que vendió el terreno yo no sé dónde está esa plata. Anda todo destruido, anda mal.

¿Cómo fue entonces el final? ¿En qué año fue el desalojo?

Ya no me acuerdo el año que desalojaron a Aguayo. Hace largos tres años que lo desalojaron, ya va para cuatro años, yo no me enteré cuando le estaban haciendo este tema del terreno. Nosotros ignorábamos totalmente y nadie supo nada, ni siquiera la gente de Traful, los tíos. Nadie supo nada, lo hicieron todo muy callado, fue entre él y la persona que le estaba haciendo daño. Cuando nosotros nos vinimos a enterar ya era demasiado tarde, ya lo habían desalojado, ya habían quemado la casa.

 ¿Qué es de la vida de Aguayo?

Y él anda dando vueltas por ahí, él está  viviendo en la casilla, ahora no está. Él viene, esta acá y baja, vende fruta, él se hace, pobrecito anda mal, anda perdido.

¿Qué sabe de los cuentos o las leyendas que hay en los lugares?

No, no, nunca yo no sé leer yo nunca fui a la escuela,  ahora de grande quiero saber yo no sé leer ni escribir. Nosotros no fuimos a clases porque trabajábamos, y los viejitos no se los podía dejar solos, mi papá era invalido y no se lo podía dejar pero ahora de grande quiero ir a estudiar, creo que no debe ser una cosa tan difícil, quiero aprender… quiero seguir luchando y ver qué pasa, seguir peleando, seguir adelante a no abandonar el terreno, estamos viviendo acá y vamos a seguir viviendo acá porque como dije:- yo estoy en mi tierra y no le estoy ocupando a nadie y los que dicen que han comprado pero no sé en qué sentido porque ni siquiera en los diez años han venido a poner nada  los cercos se están viniendo abajo en vez de ir para arriba se va para atrás ahora yo volví a mis tierras y voy a seguir luchando. Ya levanté el alambre, hice un montón de cosas voy a seguir adelante el día de mañana el que me quiera echar bueno que venga y hable conmigo que se yo  llegaremos a un arreglo no sé.

Porque acá el que vendió, nos vendió a todos nosotros, nos vendieron con terreno y todo…parece que no se dieron cuenta que había gente acá.

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