Riego: “Se podría reducir y mucho el derroche de agua, con solo regular a no más de 3 a 4 minutos el tiempo de regado”

Como viene ocurriendo desde hace varios años, ingresando al verano, como vecinos y frente al polvo que se levanta en las calles de tierra locales, aquellos frentistas que tienen instalado riego por aspersión en las veredas, recurren al mismo para en parte, aplacarlo.

Lamentablemente en muchos casos, el mismo se convierte en un derroche imperdonable de agua potable, más allá de contar con bomba propia específica, siendo reiterado y fácil de apreciar dicha afirmación observando los charcos y escorrentía que se producen en los frentes regados para aplacar la tierra volada.

Se podría reducir y mucho dicho derroche con solo regular a no más de 3 a 4 minutos el tiempo de regado, y evaluar la conveniencia de aumentar la frecuencia y ajustar el horario del mismo, teniendo en cuenta que los riegos nocturnos permiten minimizar la evaporación directa y simultáneamente eficientizar la acumulación de humedad, logrando así un mojado que atenúe las consecuencias del polvo y simultáneamente evitar, a causa de la saturación del suelo regado en exceso, la formación de charcos y pendiente mediante, pequeños cursos de agua, escorrentías, que recorren en muchos casos cientos de metros por cordón cuneta sin lograr el objetivo deseado.

Aclarado el punto, cabe un pedido que seguramente sumaría a reducir ese polvo en suspensión y sumaría a la convivencia social,  dirigido a muchos de los automovilistas que en Av Arrayanes ceden tan gentilmente en las esquinas el paso a los transeúntes y en los barrios olvidan ese gesto, y es que apliquen la misma conducta y en las calles de tierra de los diferentes barrios circulen  a velocidad también de GENTILEZA y EMPATÍA con frentistas, vecinos y visitantes, inmerecedores de semejante destrato.

Acompaño imágenes ilustrativas de lo afirmado, captadas estos días en el barrio El Once.

Alberto Cervantes