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JUGUETE RABIOSO: Segunda temporada

Hoy compartimos: “Tres en el desierto”, de Santiago Iturbe

En esta entrega de la sección que cura Diego Reiss, un cuento del escritor roquense.
13/01/2024
Hoy compartimos: “Tres en el desierto”, de Santiago Iturbe

Desde los siete paralelos y siete meridianos en que Eratóstenes dividió el mapa pasaron más de mil quinientos años. En 1536 las naves surcaban los mares en busca de fortuna y nuevas tierras. Desde todos los lados de la península Ibérica partían naves a gobernar nuevos lugares. Desde León partió quien sería el nuevo gobernador de la Patagonia en el río Chubut, de las dos naves que llegaron al río de la Plata. Solo una continuó con cien hombres hacia la Patagonia y el golfo San Jorge donde está la desembocadura del río patagónico. La entrada al estuario requería de mucha destreza, las tormentas del sur podían tener a la deriva a un barco más de un mes y devolverlo a las costas del Brasil.

Cerca del nuevo año de 1537, los cien hombres del Rey desembarcaban en las tierras del “res nillus” (cosa de nadie), para internarse hacia la naciente del río y fundar nuevos pueblos, reinados. Los víveres siempre escasos y las condiciones generaban malestar en los conquistadores. Las revueltas eran moneda corriente de los cien. Más de la mitad fueron ejecutados por pendencieros y traidores y varias decenas desertaban cuando podían. Así entre los que pudieron escapar de la locura conquistadora están; Zahir 18 años, Cameño 16 años y Vallen 19 años.

Escaparon por la estepa, como pudieron, sin nada. Caminaron día y noche para alejarse lo más posible, sin saber donde estaban, sin brújula, con la energía de la vida, la búsqueda de vivir..(El querer ser se manifiesta junto a la naturaleza, bella, infinita). Pasaron dos noches y decidieron, en parte por el cansancio y en parte para poder pensar, detenerse en una hondonada que les proporcionaría refugio.

El tiempo inexorable.

Cuarenta años de aquella fuga, el tiempo pasa inexorablemente, Zahir vivía en una choza rodeada de manzanos. Estaba encargado de cultivar todo lo que creciera y pudiera comerse, sus cuatro hijos lo ayudaban en la tarea. Sus dos mujeres tejían manta y  ropas y calzado. Los hijos de Zahir ya tenían sus familias, el trabajo diario y la subsistencia eran la normalidad.

Cameño había muerto hacia veinte años, su mujer con tres hijos curaba a los hombres y mujeres de las comunidades vecinas.

Vallen con su mujer y su hija en una precaria vivienda de cueros y madera, esperaba en la costa del mar una embarcación que nunca llegaría. En el siglo XIII Inglaterra contaba con 33 puertos, 81 Catedrales y 31 castillos. Aquí y después de cuatro siglos, ya en el siglo XVII, habría un solo puerto que no conocían, pocas Iglesias que no llegaban a una Catedral y ningún Castillo. Sin contar que la extensión de estas tierras triplicaban Inglaterra, indudablemente está era la periferia del mundo, la tierra de nadie, de todo por hacer. El geocentrismo estaba siendo remplazado por el heliocentrismo, es el Sol el centro, no la tierra, Aristóteles ya no tenía razón en este punto, Giordano Bruno habría sido condenado por declarar el universo infinito, Nicolás Copérnico evitaba publicar sus conclusiones respecto al heliocentrismo.

Así las cosas en el 1592, la Patagonia continuaba hospedando aventureros.

 

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*SANTIAGO ITURBE de Roca, Patagonia Argentina, 60 años. Me convocaron a escribir en el ´81 en Propuestas, Alternativa de Rock, luego, el Centro de Escritores y la lectura y tres hijos y un sueño y los amigos y los lectores y hacer un mundo mejor o escribirlo.

Libros publicados: El hombre de traje blanco (Novela colectiva, Centro de Escritores de General Roca, PubliFadecs), Relatos 1 (Kuruf Ediciones), Haz que llueva, historia de escuelas, revistas y diarios y paredes (Kuruf Ediciones). De próxima aparición: De invenciones y una de amor patagónico.

 

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