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Serú Giran: "Bicicleta"

En esta entrega, Ale The Rose reseña una de las obras emblemáticas del Rock Nacional escrita por Charly García: “ Va a pasar el tiempo y el brillo de esta obra va a perdura por siempre como un buen vino”.
29/07/2011
Serú Giran: "Bicicleta"

En dos semanas pueden pasar muchísimas cosas. Es increíble pero es así. La última nota que escribí salió publicada el viernes 15 de Julio y, al día de hoy, pasaron 15 días con una buena cantidad de noticias más o menos impactantes.
El mundo hipócrita me embola, pero no puedo hacer nada contra eso.
Ahora aparecieron millones de fanáticos de Amy Winehouse llorando por los rincones, voces escondidas a favor de un enfermo noruego que intentó cambiar el mundo a los tiros porque se levantó puro y la variedad cultural le colmó la paciencia. A todo esto la celeste paseó por la 18 de julio al compás de una murga mientras Batista deambulaba confundido buscando trabajo en un Mc Donald's como coordinador. La arena sigue siendo la misma, en la misma cantidad y, si se pudiese, aparecerían los conocidos de siempre a taparla toda con celofán, hasta que se decidan y se ponen de acuerdo números mediante, a empezar a sacarla en familia y con el guiño papal (Ups!).
Más allá de esto…. la música es una luz, una miel que deja el sol en mi ventana, diría el flaco, y me llama al recuerdo de las largas colas de horas y horas para entrar al Estadio Obras Sanitarias en Buenos Aires. Como aquel frío viernes 6 de Junio de 1980 para ver, una vez adentro y por todo el escenario, cantidad de conejos, telas multicolores, una cama, luces teatrales y, por supuesto, bicicletas por doquier. Todo esto puesto magistralmente por Renata Schussheim, ambientando de manera inédita y cambiando por primera vez la estética de un recital de rock en el país. Ese día Seru Giran presentaba oficialmente un álbum emblema en nuestra historia: “Bicicleta”.
A esta altura sigo pensando que no es redundante recordar que en esa época la dictadura estaba a pleno, muy ocupada “trabajando” en pos de un gran país. Creo, en realidad estoy seguro, de que en el momento histórico que esto sucedía, cierta “crítica especializada”, se encargó de difamar los primeros trabajos de Seru e inculcar que no serían aceptados por el público. Tuve la suerte de presenciar varios shows y la magia que se producía era estremecedora como lo demostraron ese Junio en Obras.
El disco abre con “A los Jóvenes de Ayer”, pero hay que remontarse a los finales de Sui Generis cuando en “Pequeñas Anécdotas sobre las Instituciones” deslumbró Charly componiendo “Tango en Segunda”, quizás el mejor tema de Sui, ese que abrió un mundo compositivo distinto, lleno de ciudad, aires de tango y magia. “A los Jóvenes de Ayer” recupera esa magia y la explota a full, con un comienzo instrumental de película, en donde los cuatro de Buenos Aires demuestran que, músicos de la hostia en el rock, existen en la argentina.
Siento que Charly, de alguna manera, a la suya, nos arropó en tiempos muy fríos. Junto con el flaco Spinetta fue dueño de una forma de contar las cosas, una poética y narrativa que le dio sentido a todo lo vivido para que, de una forma u otra, no nos volviésemos tan locos.
Lo que el tiempo me fue explicando es que este disco relató con fina y admirable exactitud la realidad argentina de una época política nada fácil bajo el halo de la nefasta dictadura. Si bien todo el álbum es de bueno para arriba, “Canción de Alicia en el país” y “Encuentro con el diablo” son las canciones que, pensando un poco, te dan un panorama de aquella realidad social. En “Canción de Alicia en el país”, el mago Charly pinta de cuerpo entero la realidad argentina, con metáforas que los ignorantes censores de la época no llegaron a captar ni a entender.
Bicicleta dio lugar al costado nostálgico, hasta de espíritu tanguero te diría, de Charly, que queda evidenciado en composiciones como la que les contaba de “A los Jóvenes de Ayer” y también en “Mientras miro las nuevas olas”.
En toda obra realizada por genios hay una parte que sobresale del resto. Si la obra en general es buenísima y hay una parte que sobrevuela esos estratos, estamos hablando de algo superlativo que termina siendo un icono en su carrera. Después de dicho esto y sin ningún tipo de duda mi opinión es que ese icono está en este álbum y es “Desarma y Sangra”. Pocas veces pasa en la vida pero cuando se escucha una canción como esta, en los escasos tres minutos y cuarenta segundos, todo lo que te rodea se detiene, cambia, se modifica, se ilumina. La letra es impecable, que no sólo es letra sino que es música por sí sola y, a la vez, una música que nos cuenta de todo desde la primer nota.
El ángel vigía descubre al ladrón
le corta las manos,
le quita la voz,
la gente se esconde
o apenas existe,
se olvida del hombre,
se olvida de Dios.
Miro alrededor,
heridas que vienen,
sospechas que van
y aquí estoy
pensando en el alma que piensa
y por pensar no es alma,
desarma y sangra.
Va a pasar el tiempo y el brillo de esta obra va a perdura por siempre como un buen vino. Llegará el momento que se sume la gente que lo defenestraba, a llorar por Charly una vez que deje este plano, como ahora sucede con Amy. Puede que, como a muchos, se le haya cerrado el acceso al Paraíso. Este hombrecito de sombrero gris hizo todo lo que pudo, todo lo que estaba a su alcance y más, para sacarnos del embotellamiento.
Este disco es una prueba de eso. Muchos, que de la hipocresía hacen culto, quizás seamos un pueblo quejoso al mango (me incluyo en esta), vuelteros y despiertos a veces. Los que no estuvimos a su altura fuimos nosotros. Que esta indignidad no diluya su mérito: esté como esté (flaco o gordo, embalsamado o empastado), Charly no deja de recordarnos que los hambrientos, los locos, los prisioneros y los que no están todavía permanecen entre nosotros.
Salimos de Obras de a poco, y sin ningún problema. Éramos muchos. Los que cruzábamos la Av. Libertador  teníamos así como un miedito, pero sonriendo nos apartábamos un poco, dejábamos de hablar.
Como en una secreta ceremonia, les cantábamos la verdad al unísono como para el que quisiese oír.
“¿No ven nuestras capas azules, nuestros pelos hasta los hombros, la luz fatal, las espadas vengadoras?
¿No ven qué blancos somos, no ven?”
Ale The Rose

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